Inés Parra, la diputada de Morena que cuestiona a su partido: “Siempre me he pronunciado en contra de que los militares estén en la calle”
La también maestra indígena ha rechazado todas las iniciativas impulsadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador a favor de la militarización
Con 1,45 metros de altura, Inés Parra Juárez (Ajalpan, Puebla, 1978) camina por los pasillos de la Cámara de Diputados como si midiera dos metros. La diputada de origen indígena se mueve en el recinto con la seguridad de alguien que no es permanentemente cuestionada al interior de su partido; con la energía de una legisladora que no lleva casi un año sin subir a la tribuna del salón de plenos porque ha sido bloqueada por la agrupación que ayudó a formar y a construir en su estado natal. La diputada de Morena desde 2018 es la oveja negra de una familia que sigue las instrucciones del presidente...
Con 1,45 metros de altura, Inés Parra Juárez (Ajalpan, Puebla, 1978) camina por los pasillos de la Cámara de Diputados como si midiera dos metros. La diputada de origen indígena se mueve en el recinto con la seguridad de alguien que no es permanentemente cuestionada al interior de su partido; con la energía de una legisladora que no lleva casi un año sin subir a la tribuna del salón de plenos porque ha sido bloqueada por la agrupación que ayudó a formar y a construir en su estado natal. La diputada de Morena desde 2018 es la oveja negra de una familia que sigue las instrucciones del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, con los ojos cerrados. Sus compañeros morenistas la juzgan hasta por tener en su oficina un cuadro azul (color distintivo del partido conservador mexicano, el Partido Acción Nacional), aunque Parra Juárez lo haya comprado a una artista que sufrió violencia de género.
La diputada se ha ganado la afrenta del resto de la bancada mayoritaria en la Cámara de Diputados porque no sólo ha criticado las iniciativas que el mandatario federal ha elaborado en los últimos cuatro años para darle más poder y más recursos a los militares: ha votado en contra de todas y cada una de ellas. Además, la legisladora de la llamada Sierra Negra de Puebla, donde se localiza el Pico de Orizaba (uno de los volcanes más importantes del país), cuestiona al presidente por otros tres aspectos: el respeto a la división de poderes, el combate a la corrupción y la protección de los derechos humanos. Para ella, López Obrador, líder máximo de Morena, no ha cumplido estas tres promesas que hizo durante 18 años de campaña. Al contrario, asegura que el mandatario es cómplice de los funcionarios cercanos a él y sus familiares que han sido señalados por actos de corrupción. En este tema en particular, Parrita, como la conocen en su pueblo, indica que otra gran culpable de que no se emprendan acciones es la Auditoría Superior de la Federación, la cual vigila desde una comisión de la Cámara de Diputados.
A pesar de sentirse defraudada por el presidente y la mayoría de los militantes de Morena, la maestra de profesión se conserva firme en su curul. No quiere dejar Morena porque, dice, cree que en sus raíces es un verdadero movimiento de izquierda y asegura también que el partido ganará las elecciones de 2024, aunque su favorito no es “la favorita del presidente”, la jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.
P. ¿Qué opina de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación haya tumbado la decisión de darle el control de la Guardia Nacional al Ejército?
R. Estoy muy contenta de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación haya parado en seco esta medida. La Corte está garantizando que las cosas se hagan bien. Fue un tema que no estaba en la agenda legislativa, no hubo un debate al interior del Grupo Parlamentario de Morena y de repente un día nos dijeron: “se va a subir”. Además, yo siempre me he pronunciado en contra de que los militares estén en la calle. Yo soy fundadora de Morena, soy de base, firmamos una carta compromiso y también la plataforma político electoral en donde nuestros principios dicen que debemos combatir al viejo régimen y ahí uno de los principios de Morena dice que por ningún motivo se debe de militarizar al país, que lo que se debe de buscar es una estrategia para garantizar la seguridad del país, la armonía y la paz. La militarización no es parte de nuestro movimiento, no es parte de nuestra visión como un partido de izquierda.
P. ¿Ha seguido votando en contra de otras iniciativas que fortalecen al Ejército y le dan más tareas, facultades y recursos?
R. Yo no he votado a favor en el tema de los militares porque me he definido como una diputada antimilitarista porque la experiencia y la historia nos han enseñado que los militares no conocen de derechos humanos.
P. ¿Qué opina de que ahora el Ejército construya, administre y lleve a cabo muchas tareas que antes eran de los civiles?
R. No es correcto. Aunque se oiga mal, a los soldados los agarraron como los chachos. Esa no es su función. Su función es otra cosa, pero no ser constructores. Y precisamente, como los dotaron de varias responsabilidades que no les compete, el Ejército dijo ‘te voy a ayudar pero necesito más poder y más recurso’ y eso va dentro del acuerdo. ¿Por qué el presidente lo ha permitido? Porque lo están asesorando muy mal. Los que lo asesoran tienen una visión muy neoliberal.
P. ¿Qué le han dicho al interior de Morena?
R. Me dijeron ‘es que estás traicionando a Andrés Manuel’. Y yo les dije ‘yo no tengo jefes. Formo parte de un poder’. Al presidente Andrés Manuel López Obrador lo respeto, es mi camarada, pero no mi jefe. Traición a los estatutos del partido. Traidores quienes votan estas iniciativas. Yo, la verdad, me siento muy defraudada.
P. ¿Por qué?
R. No se ha luchado contra los vicios del viejo régimen que son el nepotismo, el influyentismo, el amiguismo, el autoritarismo, la corrupción. Ahora mismo el presidente no está combatiendo a la corrupción y está demostrando que no quiere la transparencia, ni quiere la rendición de cuentas. Si bien es cierto él no ha robado, porque eso sí puedo decirlo, él no ha robado, pero sí se ha vuelto cómplice. Los que están alrededor han robado y él ha sido permisivo. Y ahora mismo me preocupa el golpeteo a la Corte. Hay una división de poderes y con estas acciones el presidente está demostrando que es un autoritario.
P. Ahora que habla de la corrupción, usted está en la Comisión de Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), ¿la ASF tendría que auditar todavía más al Ejército y todas las obras que lleva a cabo?
R. Sí, pero desgraciadamente la Auditoría no ha dado resultados y nos está costando más de 14 millones de pesos, nada más de 2018 a 2021. Hoy por hoy, la ASF no tiene presentadas denuncias de hechos. Van a la baja. En 2018 solamente presentó 32 denuncias de hechos, en el 2019, siete denuncias de hechos. En 2020, cinco denuncias de hechos y en 2021, cero denuncias de hechos de 514 observaciones que se hicieron. Si hablamos de costo beneficio, ¿qué beneficios tenemos los ciudadanos mexicanos que estamos pagando a la ASF 14 millones de pesos si no presenta denuncias de hechos?
P. ¿Y los diputados que deben vigilar la Auditoría?
R. Creo que estoy remando contracorriente. A los diputados se les olvidó que su función es vigilar que la Auditoría Superior realice bien auditorías y que entregue un resultado, y que a raíz de ese resultado, que son los pliegos de observaciones, decida cuáles son graves, y las observaciones graves ya tendría que estarían presentadas como denuncias de hechos ante la Fiscalía Anticorrupción. Muchos diputados de los diferentes grupos parlamentarios no exigen porque muchos fueron alcaldes y todavía tienen pendientes cuentas públicas. Hay otra instancia que forma parte del Sistema Nacional Anticorrupción que le compete al Poder Ejecutivo, que es la Secretaría de la Función Pública, y yo le mandé una solicitud para saber cuántas denuncias ha presentado por corrupción desde el 2018 y hasta el momento no ha respondido. Es gravísimo y demuestra que el presidente no está por el combate a la corrupción.
P. Su equipo dice que usted es una diputada más de terreno que de tribuna. ¿A qué se refieren?
R. Si bien es cierto que tengo mucho arraigo y trabajo territorial, soy una diputada de mayoría relativa y me han reelegido una vez, pero ese no es el motivo por el que no subo a tribuna. El motivo por el que yo no estoy en tribuna es porque me han bloqueado. No soy de las que aplaude nada más porque sí, sino de las que genera debate y mete reserva. Es ahí donde a ellos no les gusta. Cuando llego a meter reservas, lo hago por la libre, las meto directamente a la mesa. Ni siquiera las meto por mi grupo parlamentario porque me las vetan y ahí las tienen, desde la legislatura pasada.
P. ¿Y cómo le hizo para volver a ser candidata?
R. Las candidaturas las he arrebatado porque me corresponde, por mi trayectoria, como mujer de izquierda y por acción afirmativa porque el distrito que represento es un distrito electoral indígena. Me formé en un ambiente de la política de hombres, era la única mujer haciendo política en el distrito que represento y siempre rodeada de muchos varones. Afortunadamente me ayudó que muchas personas ahora haciendo política en mi distrito vienen desde el PRD, del Frente Cardenista. Mi papá fue fundador del Frente Cardenista. Entonces en el 2006 comencé a ser representante de casilla, he sido representante del partido ante el Consejo Distrital, sé armar una estructura electoral, sé hacer promoción del voto.
P. ¿No ha pensado en meter alguna denuncia por violencia política de género?
R. No. Es que en un debate en tribuna todos somos iguales. Ambos somos pares, seas hombre o mujer. Obvio que no se digan groserías, pero se puede alzar la voz.
P. ¿Cuándo fue la última vez que subió a tribuna?
R. No recuerdo, pero desde el año pasado. A partir de mi voto en contra de la militarización de alguna manera me han bloqueado. Meten nada más a sus cuates. Pero no me dan ganas tampoco. En esta legislatura es pura diarrea legislativa y luego me dicen que sí voy a pasar pero que ellos me van a dar lo que tengo que leer. En las iniciativas aprobadas en abril, yo quería participar, pero como fue una tras otra tras otra, ni tiempo nos dio. Fueron puros albazos.
P. ¿Cuál es el futuro para Morena?
R. En el 2024, va a ganar Morena. Eso sí se lo puedo asegurar. Hay mucho pejezombie.
P. ¿Los diputados de Morena son pejezombies?
R. Algunos sí, otros no lo son, pero no les conviene decir. No recibo línea y yo no recibo línea porque no soy priista. La única línea que sí acepto, o bueno más bien es mi regla de oro, es que siempre voto a favor del presupuesto que manda el presidente López Obrador. ¿Por qué? Porque somos un grupo parlamentario que tiene que ayudar al Gobierno precisamente en el presupuesto para que aplique las políticas públicas. Y en ese tema, hasta los que se dicen 100% morenistas refutan y mandan opiniones. Cada uno quiere jalar agua para su molino cuando se trata de dinero.
P. Regresando a Morena…
R. Yo la verdad creo que de todas las corcholatas el menos peor es Ebrard.
P. ¿Y Sheinbaum?
R. Me han dicho: ‘¿por qué Claudia Sheinbaum no? Es mujer’. Aquí tenemos que ver qué es lo malo y lo bueno que han hecho cada uno. Me dicen: ‘no, pero es la favorita del presidente’, a ver, Morena no es un partido de Estado y el presidente ya no es el que pone la venia, tan es así que los echó a competir.
P. ¿Entonces sí hay una cargada a favor de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México?
R. Es que se ve que están utilizando hasta recurso público de ella como jefa de Gobierno y también de otras instancias. Eso a simple vista se ve. Pero ahí que denuncien las corcholatas que es a las que les corresponde.
P. El presidente lleva varias semanas insistiendo en que la gente vote por una mayoría calificada en julio de 2024 para que el siguiente presidente o presidenta tenga un Congreso mayoritario. ¿Usted qué opina de esto?
R. Así como están las cosas y la experiencia que he visto hasta ahorita, no conviene que en el Congreso haya mayoría calificada porque no todos son buenos. Tiene que haber equilibrios y para que haya equilibrios no tiene que haber mayoría calificada porque puede generar muchos problemas a futuro. Como ahora, estar dotando de tanto poder al Ejército.
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