Damián Alcázar: “En México está castigado que un actor hable de política”
El actor mexicano aprovecha el estreno de su nueva película, ‘Poderoso Victoria’, para hablar de su carrera y de la situación política que vive su país
Damián Alcázar (Jiquilpan, 69 años) está en plena promoción de su última película Poderoso Victoria, la ópera prima del cineasta tapatío Raúl Ramón, y solo tiene 15 minutos para hablar. Tener enfrente a un monstruo de la interpretación como él, uno de los rostros más emblemáticos del cine mexicano, y disponer solo de 15 minutos es casi un sacrilegio.
Las preguntas se amontonan y un cronómetro a través de Zoom va arañando minutos y segundos como salido de un concurso de la tele. Llama la atención...
Damián Alcázar (Jiquilpan, 69 años) está en plena promoción de su última película Poderoso Victoria, la ópera prima del cineasta tapatío Raúl Ramón, y solo tiene 15 minutos para hablar. Tener enfrente a un monstruo de la interpretación como él, uno de los rostros más emblemáticos del cine mexicano, y disponer solo de 15 minutos es casi un sacrilegio.
Las preguntas se amontonan y un cronómetro a través de Zoom va arañando minutos y segundos como salido de un concurso de la tele. Llama la atención que Alcázar tiene el cabello teñido de rubio. Igual que no teme meterse en la piel de ningún personaje, tampoco teme meterse en ningún charco y eso que los ha habido grandes en los últimos años. Sobre todo cuando ha decidido mostrar claramente sus ideas políticas a favor del presidente López Obrador, un hombre al que admira, defiende y respeta. Eso le ha granjeado muchos seguidores y muchos detractores a partes iguales. “El otro día una señora me gritó en la calle: Ahí está el lambiscón [lameculos] del presidente. Yo nada más me reía, pero híjole, qué terrible que te digan eso porque piensas diferente”, señala.
El actor, muy selectivo a la hora de elegir sus papeles, surfea la controversia con buen humor, educación y mucha paciencia. No tiene redes sociales, aunque en Facebook y en Twitter varios usurpadores le hayan robado el nombre y tuiteen burradas en su nombre. En realidad la polémica no le preocupa demasiado. Sus amigos y los que le conocen repiten todos lo mismo: “Damián Alcázar no tiene redes sociales”. Eso no significa que no manifieste claramente sus opiniones políticas, aunque sabe que eso acarrea disgustos. “En México está castigado que un actor hable de política. Es una postura antigua eso de que el artista solo hace poesía. Yo creo todo lo contrario. El artista tiene que reflejar su situación, sus tiempos, su sociedad”, responde.
Poderoso Victoria cuenta la historia en 1936 del pueblo de La Esperanza, afectado por el cierre de su mina y de su principal ruta de ferrocarril. Un joven mecánico (interpretado por Gerardo Oñate) tendrá que elegir entre migrar a Estados Unidos para cumplir sus sueños o quedarse y ayudar a sus vecinos a resistir y construir su propio tren de vapor. “Todos en grupo trabajan en equipo por un objetivo. Eso es lo que necesita México, que trabajemos en equipo, no que cada uno defienda sus privilegios sin pensar en los otros. A lo largo de unos cuantos años vamos a ver que el país está mucho mejor”, afirma y agrega: “La oposición debería agradecerle a López Obrador que les va a dejar el país otra vez en buenas condiciones”.
Un dato curioso es que la película de Raúl Ramón fue rechazada por el IMCINE. A falta de fondos federales acabó haciéndose por empeño de sus creadores con financiación privada. Alcázar cuenta que cuando le hablaron del proyecto le entusiasmó. “He interpretado más de 20 óperas primas en mi carrera”. Reconoce que hacen falta más ayudas al cine, pero asegura que estas existen, aunque sean “mínimas”. “Siempre habrá necesidad de mucha más ayuda para hacer cine. Es un lenguaje estético muy caro, necesario, que no va a morir nunca porque se hará a pesar de todos y de todo. Pero sí, necesitamos mucho más respaldo en todos los países”, denuncia.
El público también podrá ver a Alcázar en la próxima película de Luis Estrada, titulada ¡Que Viva México!, donde interpreta tres papeles magníficos que encarnan la familia, el Estado y la religión. Para sorpresa de muchos, acostumbrados a que el director criticara al PRI y al PAN, la cinta es aplastante con el Gobierno de López Obrador y la cuarta transformación, el proyecto político del presidente. Sin haberse estrenado todavía ya ha levantado las primeras ampollas entre partidarios y detractores del presidente. “El cine que hacemos Luis y yo lo están esperando los enemigos de Luis, los amigos de Luis y y los que no tienen nada que ver”, asegura divertido Alcázar.
Aunque el estreno estaba previsto para el pasado 3 de noviembre, el director decidió comprar los derechos de la película al gigante Netflix y encargarse de la distribución por su cuenta. La película todavía no puede verse en cines ni en la plataforma, pero Alcázar le augura un buen recibimiento y aplaude el paso que dio su amigo. “Para mí, Luis es el mejor cineasta mexicano y la película es muy buena. Sin duda tuvo que meter la mano para que se estrene con todo el recorrido que se tiene que hacer de promoción y una buena premier, pero creo que hicieron bien”, dice.
“Yo soy antiguo y el cine se ve mejor en el cine. Reconozco que tiene ventajas enormes estar en las plataformas y me alegro de que Netflix esté apostando por el cine mexicano, pero necesitamos más pantallas”, insiste. “Perdimos las pantallas cuando se vino el neoliberalismo, antes ir al cine era barato y pertenecía a la canasta básica. Así vi yo a Kurosawa, Bergman, a los italianos, a John Ford, a todos. Ahora es imposible”.
- ¿Y no teme que los seguidores de López Obrador le ataquen después de ver ¡Que Viva México!?
“No, yo creo que la gente obnubilada, no sé, no quiero decir tonta, que tiene una postura rígida, puede sentir que hay una agresión. Pero no. Esto es un acto estético en el cual Luis nos muestra en un espejo enorme a todos. Ahí estamos todos, absolutamente todos. Solamente es cuestión de que uno se abra y reconozca que la crítica va sobre todo contra la sociedad mexicana que sigue siendo muy intolerante, clasista y racista”, explica.
El actor defiende que los problemas que tiene el actual Gobierno tienen que ver con su intento de “limpiar la casa”. Por eso critica la pasada marcha a favor del Instituto Nacional Electoral (INE) y contra la reforma del presidente. “Era muy extraño que los que se manifestaron son gente que siempre estuvo metida en el Gobierno haciendo trampas electorales. El INE se quiere cambiar y se quiere limpiar como todo el país. Hay que hacerlo. Los consejeros sí están un poco manchados porque los eligieron los partidos anteriores y han jugado de manera no imparcial en las elecciones de muchas maneras”, remarca.
- Pero, entre los manifestantes también había personas no privilegiadas que tienen motivos legítimos para marchar, ¿no?
“Ahí sí que me parece que no están enterados, que hay mucha manipulación de la información, porque no se está atacando al INE. Nadie se quiere eternizar en el poder, simplemente están cambiando las cosas de raíz y va a costar”, responde.
La cuenta atrás de la entrevista casi llega a su fin. Antes de acabar el actor, animado con la plática, quiere dejar algo claro: “Llevo esperando toda mi vida a hombres honestos que intentaran hacer algo por este país y que le regresaran ser una nación libre y soberana”, asegura. Cierra con ese optimismo que nunca le abandona. “Se están tambaleando los cimientos y los cambios se van dando. Aunque los nieguen y los oculten, se van dando”.
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