‘Belascoarán’ es un homenaje a Ciudad de México, una ciudad salvaje, pero con criterio”
Rodrigo Santos, productor de la serie de Netflix basada en los libros de Paco Ignacio Taibo II, habla sobre los retos que enfrentaron al grabarla y recrear la capital mexicana de los setenta
Rodrigo Santos tenía 17 años cuando se sumergió en el mundo del detective Héctor Belascoarán Shayne, el personaje de las novelas negras del escritor mexicano Paco Ignacio Taibo II. Fue en las clases de literatura, cuando su maestro le recomendó Días de combate, el primer tomo de la saga, que, dice, “disfruté muchísimo”, por lo que cuando la compañía de streaming ...
Rodrigo Santos tenía 17 años cuando se sumergió en el mundo del detective Héctor Belascoarán Shayne, el personaje de las novelas negras del escritor mexicano Paco Ignacio Taibo II. Fue en las clases de literatura, cuando su maestro le recomendó Días de combate, el primer tomo de la saga, que, dice, “disfruté muchísimo”, por lo que cuando la compañía de streaming Netflix le propuso involucrarse en la empresa de recrear el mundo y las aventuras de Belascoarán y llevarlo a la pequeña pantalla, pensó que se trataba de “un cuento de hadas, un proyecto encantador”.
La serie de tres capítulos se estrenó el 12 de octubre y ha generado una ola de comentarios positivos en las redes sociales, que incluyen a muchos nostálgicos no solo de la saga de Taibo II, sino de una Ciudad de México que ha desaparecido con el tiempo, pero que queda tan bien retratada en la producción de Netflix que la capital parece ser la gran protagonista. “La historia es un homenaje a Ciudad de México, una ciudad salvaje, pero con muchísimo criterio”, dice Santos (Ciudad de México, 46 años), desarrollador de la serie, quien también es el jefe de escritores del guion y productor. Hay que resaltar que el productor, un hombre delgado, de rostro alargado, larga y ondulada cabellera y desenfadado, se define como “chilango, muy chilango”.
De esta manera, aparecen en la producción, como en una fotografía familiar en sepia, los tradicionales puestos de comida de las esquinas, con sus tacos que escurren grasa y las bebidas tan azucaradas que podrían causar hipertensión instantánea (la Keli Cola con limón es la bebida favorita de Belascoarán, brebaje que lo ilumina para aclarar los crímenes en los que se empecina en meter la nariz), los quioscos con tabloides sangrientos y descaradamente controvertidos (Mariposón sin alas, titula uno al informar sobre el asesinato de un homosexual en la capital, o Cerevro reventado, se lee en otro que da cuenta de la muerte de un asesino serial que se autodenominaba Cerevro), los largos coches de la época, símbolo de prestigio de una clase media floreciente, y las avenidas de los barrios tradicionales, cuya silueta de palacetes y edificios porfirianos ha dado paso a un escenario de construcciones de varias plantas, tan feas como incómodas.
“La ciudad ha cambiado muchísimo físicamente, la transformación es brutal y en algunos casos dolorosa. Estamos peleados con las cosas bonitas y las sustituimos por cosas feas”, dice Santos, en una entrevista concedida en su casa, localizada en un condominio moderno incrustado en un barrio del sur de la capital mexicana, esa zona llena de hermosos secretos en esta ciudad caótica y en cuya lujosa calma han buscado refugio escritores, políticos y artistas. En la frescura de su jardín, que da a un viejo convento, protegido por un muro de piedras volcánicas y rodeado de helechos, orquídeas que él mismo cuida y con la juguetona perra Limonada dando saltos, Santos cuenta cómo fue recrear el mundo del detective Héctor Belascoarán, interpretado en la producción de Netflix por el actor Luis Gerardo Méndez, que alcanzó la fama por la película Nosotros, los nobles.
Pregunta. ¿Fue difícil adaptar los libros de Paco Ignacio Taibo II?
Respuesta. La escritura la he hecho con un equipo de guionistas, pero es un trabajo de meses. Se goza muchísimo, porque aparecen ocurrencias, buenas y malas ideas y se le va dando forma a las historias y al tono. Hay decisiones duras en una adaptación. Escribir un guion puede ser fácil, porque puedes escribir lo que quieras, el problema es que luego lo tienes que enfrentar a lo que existe.
P. ¿Taibo participó en la elaboración del guion?
R. No, pero leyó los textos. Yo tuve una o dos sesiones con él, en las que me dio notas muy útiles y también me hizo ver cosas que yo no veía.
P. ¿Como cuáles?
R. Me decía que la sabiduría callejera de Belascoarán crece y mejora gracias a Gilberto Gómez Letras [un plomero amigo del detective que en la serie es interpretado por el actor Silverio Palacios] y eso fue para mí interesante, porque pude hablar con los lectores y decirles que con él se logra esa sabiduría popular que necesitábamos. Hubo diálogos que Taibo corrigió y luego dices: ‘pues sí, esto es más chistoso así'. Taibo fue muy respetuoso y espero que esté contento. Es que había muchas cosas de los textos originales que queríamos respetar y la primera fue la época. Entonces, nos entusiasmamos mucho escribiéndolo.
P. ¿Cómo fue el trabajo de recrear esa Ciudad de México de finales de los setenta?
R. Retratar esa ciudad es difícil. Hubo momentos en los que dijimos que debíamos corregir nuestro guion porque ya no existen algunos de los espacios de la ciudad que están en los textos originales y, además, recrearlos es carísimo. Pero sí hubo un trabajo de investigación muy importante y luego de recreación de espacios, de rótulos, de colores. Cuando hablaba con los editores sobre el tono de la serie les decía que debíamos emular el género de la novela negra, que es un género rígido, pero nos dimos cuenta de que esos arquetipos, cuando chocan con una ciudad como esta, deben perder esa rigidez. Es que estamos frente a un personaje que quiere ser detective y se da cuenta de que no puede ser detective como los de las novelas gringas, porque eso no funciona en México, entonces ese choque era importante recrearlo.
P. Dice que algunos de los espacios de la ciudad plasmados en el texto ya no existen. ¿Cómo se enfrentaron a ese problema?
R. La ciudad ha cambiado muchísimo. En algún momento pensamos que íbamos a encontrar rincones, tramos largos de calles, pero hay muy pocos, todo está interrumpido por algo moderno, lleno de postes y cables. Entonces hubo un trabajo digital de borrar muchas cosas, de tapar, de sustituir. Fue un shock ver ese cambio, porque uno ve que ya no hay cosas que recuerda, aunque creo que la personalidad de la ciudad no ha cambiado tanto. Y los problemas de la ciudad, aunque son más grandes, también son parecidos. Como la corrupción policial. Es triste darse cuenta de que no ha cambiado, que se ha agravado. No hemos podido profesionalizar nuestras fuerzas de seguridad, que han seguido pudriéndose en la corrupción.
P. También está reflejada en la serie la violencia contra las mujeres, que sigue latente en Ciudad de México.
R. Esa es una de las cosas de la lectura de las novelas de Taibo II y de las discusiones en el cuarto de escritores que era doloroso comentar. Taibo retrata en una novela escrita en los setenta la historia de un feminicida al que nadie considera y que un detective se decide capturar, pero es que México tiene hoy en día ese problema que es muchísimo más grave. Hay una enorme indolencia de las autoridades, están las madres y familiares buscando ellos mismos a sus desaparecidos y eso no mejora. Y es duro darse cuenta de que la ficción de Taibo es tan cercana a la realidad y que ahora está desbordada. Pero no queríamos hacer una serie concentrada en la violencia, que es parte del paisaje de la ciudad y quisimos darle su lugar e importancia, pero no hacer un retrato solo de la violencia.
Belascoarán debe vivir
Rodrigo Santos tiene una petición para el autor asturiano Paco Ignacio Taibo II: que su célebre detective continúe las andadas para poder hacer una segunda parte de la serie que triunfa en México. "Sherlock Holmes murió, pero hubo un reclamo de sus fanáticos, que exigían más historias y le mandaron miles de cartas a Conan Doyle [el autor de la saga]. Entiendo que a Taibo le pasó lo mismo en su momento, pero ecesitamos ahora que la gente vaya a su oficina a exigir más historias de Belascoarán, para que nos obliguen a resucitarlo, o que pongan pancartas afuera de Netflix para que lo recuperemos", dice Santos entre risas.