Víctimas o victimarios: mexicanos en problemas por medio mundo
Cuatro mexicanos se han visto involucrados, durante las últimas semanas, en incidentes de corte judicial o policíaco en diversos países del mundo
Una acusación de homicidio, otra de robo, una más de posesión de arma ilegal y una denuncia por desaparición forzada. Quien diga que somos candil de la calle, que se lo piense dos veces. Cuatro mexicanos se han visto involucrados, durante las últimas semanas, en incidentes de corte judicial o policíaco en diversos países del mundo y han puesto a trabajar, en su defensa, a las embajadas y consulados.
El caso más grave, de lejos, es el protagonizado por el actor televisivo Pablo Lyle, conocido por telenovelas como La sombra del pasado o Cachito de cielo. Esta semana se anunc...
Una acusación de homicidio, otra de robo, una más de posesión de arma ilegal y una denuncia por desaparición forzada. Quien diga que somos candil de la calle, que se lo piense dos veces. Cuatro mexicanos se han visto involucrados, durante las últimas semanas, en incidentes de corte judicial o policíaco en diversos países del mundo y han puesto a trabajar, en su defensa, a las embajadas y consulados.
El caso más grave, de lejos, es el protagonizado por el actor televisivo Pablo Lyle, conocido por telenovelas como La sombra del pasado o Cachito de cielo. Esta semana se anunció que enfrentará a partir de septiembre un proceso por homicidio en Miami, Florida, Estados Unidos. El episodio a juzgar ocurrió en 2019, cuando Lyle le dio un puñetazo en la cara a un hombre, de origen cubano, con quien se enzarzó en una discusión tras un incidente de tráfico. El hombre falleció en el hospital cuatro días después de la contusión. Lyle, quien ha sostenido que actuó en defensa propia y de su familia (viajaba con su esposa, hijos y cuñado en el momento del suceso) enfrenta el juicio en libertad, pero la condena máxima podría ser de 15 años en prisión.
Otro incidente serio es el que involucró al sobrecargo mexicano Luis Antonio Castillo Reyes, quien labora para Qatar Airways y vive en la ciudad de Doha desde hace cinco años. El pasado 30 de julio, Castillo estuvo a punto de ser detenido por presuntos agentes policiales vestidos de civil afuera de su domicilio. Recibió golpes y amenazas. Al denunciar el caso ante las autoridades, una patrulla pasó por él. Al transcurso de las horas, y al no tener noticias suyas ni comunicación de ningún tipo, sus compañeros de trabajo lo reportaron como desaparecido. Eso obligó a la intervención de la embajada de México en el país, que informó un día después que el compatriota había sido liberado. No informó, eso sí, los motivos de su detención.
Qatar ha sido, en fechas recientes, un destino problemático para los mexicanos. Prueba de ello es el calvario de Paola Schietekat, agredida por un compañero y maltratada por las autoridades del país al hacer la denuncia, en la que terminó como acusada de sostener relaciones extramatrimoniales. Y se espera que miles de compatriotas lleguen al país por la celebración del mundial de futbol, el próximo mes de diciembre, al tiempo que se anuncian medias restrictivas de varios tipos.
Otro destino de conflictos es España. En últimos días han trascendido un par de casos policiales que involucran a dos mexicanas. El primero es el de una joven de 20 años identificada como Karla Z.V., en cuyo equipaje fue encontrada una pistola nueve milímetros de uso militar y sus respectivos cartuchos durante una escala en Madrid. La chica quedó detenida y pasó un día en la cárcel, antes de que su caso fuera sobreseído y recobrara la libertad. La jueza consideró que el hecho de que el arma hubiera sido encontrada en una bolsa exterior de la maleta y la cantidad de personas que tuvieron acceso a la valija durante su traslado, así como la absoluta falta de antecedentes de la acusada, corroboraban su inocencia.
No sucedió así en el caso de la exreina de belleza Priscila Lara, quien fue consignada oficialmente bajo la acusación de haber robado 45 botellas de vino de primera clase de un restaurante de lujo en Cáceres, por valor de 1,6 millones de euros. Lara actuó en complicidad, según las autoridades, con su compañero sentimental, el ciudadano rumano Constantin Golubic, quien cuenta con un prontuario relacionado con el hurto de botellas costosas. La pareja fue detenida en Croacia y deportada a España. Ambos enfrentan una sentencia máxima de 13 años de prisión. Lara y Golubic han defendido en todo momento su inocencia. Por cierto: del destino de las botellas, hasta el momento, no se tiene novedad.
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