Los soldados de la “soberanía energética” montan guardia frente a la Cámara: “No necesitamos a las empresas”

Los seguidores de López Obrador se preparan para la decisiva votación el domingo de la reforma eléctrica

Un manifestante a las afueras de la Cámara de Diputados, este martes en Ciudad de México.Galo Cañas (Cuartoscuro)

El legislador que osaba acercarse este martes a la Cámara de Diputados corría el riesgo de ser tildado de “vendepatrias”. “Diputado de Iberdrola” era otra opción. Aunque la votación de la reforma constitucional en materia eléctrica se ha aplazado hasta el domingo, unas decenas de incondicionales del presidente Andrés Manuel López Obrador han acudido a las afueras del recinto para demostrar a la oposición que “el pueblo está con la reforma”. Youtubers, co...

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El legislador que osaba acercarse este martes a la Cámara de Diputados corría el riesgo de ser tildado de “vendepatrias”. “Diputado de Iberdrola” era otra opción. Aunque la votación de la reforma constitucional en materia eléctrica se ha aplazado hasta el domingo, unas decenas de incondicionales del presidente Andrés Manuel López Obrador han acudido a las afueras del recinto para demostrar a la oposición que “el pueblo está con la reforma”. Youtubers, comerciantes y jubilados, de Ciudad de México o llegados de más lejos, ellos son el núcleo duro de la cruzada del mandatario para limitar la participación de las empresas en la generación en aras de la llamada “soberanía energética”.

Gabriela Esperito, de 58 años, está apostada junto a la puerta de entrada a la Cámara con una pancarta que reza: “México ya no es tierra de conquista”. Es una de las frases favoritas del presidente; la repite a menudo en su conferencia de prensa matutina cuando quiere atacar a las empresas multinacionales que llegaron a México atraídas por el negocio de la electricidad y que, según él, gozaron de condiciones demasiado ventajosas. “Estamos viviendo un momento histórico”, afirma Esperito. Y eso bien vale plantarse un martes a mediodía frente a la Cámara. Como no reconoce si los diputados que pasan son aliados del presidente o no, ella les pide a todos lo mismo: “Por favor no se vendan”. Lleva un collar con las iniciales del presidente en cada una de las cuentas.

A muchos de los presentes les empuja una sensación de que en los sexenios pasados se trató injustamente a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que sienten como suya, frente a empresas como Iberdrola, una de cuyas filiales empleó al expresidente Felipe Calderón, el gran adversario de López Obrador. “¡Eso es antinacionalista!”, exclama Blanca Eligio, con gorra para protegerse del fuerte sol. Esta empleada de banco de 50 años todavía recuerda cuánto le indignó enterarse de lo mucho que, según ella, cobraban las empresas. Hace unos 10 años, cuando estaba evaluando créditos dados a compañías eléctricas, vio las condiciones de los contratos y le comentó a su jefe: “Esto es leonino”. “Aquí estamos para evaluar créditos y nada más”, le cortó el otro.

Desde entonces, Eligio está convencida de que con la CFE basta: “No necesitamos a las empresas. México puede ser autosuficiente”. En este momento, las centrales privadas generan un 62% de la electricidad total, mientras que la CFE tiene el 38%, debido a sus mayores costos de producción. La reforma propone darle a la paraestatal al menos el 54% de la generación. Sobre la posibilidad de que aumente la tarifa de la luz al privilegiar a las centrales más caras, Eligio la rechaza tajante: “Eso es mentira. Los mexicanos ya no estamos desinformados”. “Le tenemos que dar el voto de confianza a la CFE”, coincide Augusto Otal, de 36 años y llegado desde Campeche especialmente para participar en el plantón.

Ni televisión ni periódicos, los congregados se informan sobre el asunto eléctrico a través de las redes sociales y de youtubers cercanos a la autodenominada Cuarta Transformación. Todos comparten una desconfianza inquebrantable en los medios tradicionales por considerarlos “vendidos”. Con el celular levantado en posición horizontal a la altura de la barbilla, Pablo Aldana, de 51 años, no deja instante sin grabar. Abrió su canal de Youtube hace un año y, desde entonces, informa sobre el presidente y las inauguraciones de sus obras emblemáticas. “En mayo toca la refinería de Dos Bocas, luego el Tren Maya… vamos con todo”, afirma.

Unos pasos más allá, un nutrido grupo rodea a un joven de 19 años. “Es Manuel Pedrero…”, avisan. El youtuber, con más de 120.000 seguidores, es una de las estrellas ascendentes entre los comunicadores afines al presidente y se ha volcado en el debate sobre la reforma energética. Hace cinco días, lanzó un “llamado” a los diputados del PRI para que definieran si estaban “a favor o en contra del pueblo de México”. Este martes, ha entrado a la Cámara para ver si encontraba a los diputados priistas que el lunes aseguraron iban a pernoctar en sus despachos para evitar que los manifestantes les impidieran la entrada al siguiente día. “No se ve ni un alma”, asegura mientras graba un video.

La presencia de un representante de la Cámara de Comercio de Italia durante uno de los debates en comisiones ha encendido los ánimos. “Metieron a un italiano para sobornar”, dice Blanca Eligio, sobre una escena que ha circulado ampliamente en redes sociales. El mismo presidente ha acusado a países extranjeros de “cabildear” y presionar al Congreso para que no se apruebe la reforma. La iniciativa, que propone la cancelación de todos los permisos privados, ha sido abiertamente criticada por Estados Unidos y la Unión Europea.

Con o sin cabildero italiano, la reforma tiene pocas posibilidades de ser aprobada el domingo. Morena decidió aplazar la votación porque no contaba con la mayoría de dos tercios necesaria para sacar adelante un cambio constitucional. El PRI ya ha dicho que votará en contra, junto a toda la oposición. “Tengo miedo de que no se dé”, reconoce Gabriela Esperito. Pese a no hacerse ilusiones, volverá el domingo con su pancarta, igual que Blanca Eligio. “Que los diputados vean la fuerza del pueblo”, señala. El vendedor de jugos de la esquina también tiene sus esperanzas. “Dicen que hasta 10.000 personas vendrán”, apunta soñador, y calcula que tendrá que comprar el doble de limones.

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