El asesinato de un candidato veracruzano cimbra las alturas del poder político de México
El homicidio en junio de René Tovar sigue sin resolverse, pero sus consecuencias se sienten en Palacio Nacional y en el Senado
Como en los mejores capítulos de House of cards, el asesinato en junio de un candidato de Veracruz incluye todas las miserias que solo la televisión puede ofrecer: política, poder, venganzas y cuentas pendientes relucen ante lo que inicialmente pareció otro homicidio más en el marco de una sangrienta campaña electoral que dejó 35 víctimas más. El caso dio un nuevo giro esta semana cuando José Manuel del Río, mano derecha de Ricardo Monreal en el Senado y miembro de Movimiento Ciudadano, fue detenido en Veracruz acusado de ...
Como en los mejores capítulos de House of cards, el asesinato en junio de un candidato de Veracruz incluye todas las miserias que solo la televisión puede ofrecer: política, poder, venganzas y cuentas pendientes relucen ante lo que inicialmente pareció otro homicidio más en el marco de una sangrienta campaña electoral que dejó 35 víctimas más. El caso dio un nuevo giro esta semana cuando José Manuel del Río, mano derecha de Ricardo Monreal en el Senado y miembro de Movimiento Ciudadano, fue detenido en Veracruz acusado de la muerte de un candidato de su partido, René Tovar.
La detención el miércoles de Del Río fue interpretada por Monreal como una maniobra política de su íntimo enemigo, el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García. Ambos representan dos familias enfrentadas dentro de Morena en su pugna por relevar al presidente, Andrés Manuel López Obrador, evidenciando que la guerra por el poder ya ha comenzado y quien ocupa cada trinchera. Precisamente López Obrador se posicionó sobre la detención al defender a García, sin embargo, sus declaraciones no sirvieron para rebajar la indignación de Monreal ni de la oposición que amenazó con activar una iniciativa para la desaparición de poderes en Veracruz. Aunque remota, la posibilidad insinuada tiene que ver con el tamaño de la indignación y ha servido de excusa para revisar la oleada de detenciones de corte político llevadas a cabo por García en los últimos meses.
El día de Nochebuena Monreal, quien aspira a ser candidato a la presidencia de México en 2023 para suceder a López Obrador, se presentó en Veracruz para visitar a Del Río en la cárcel de Pacho Viejo acompañado de Dante Delgado, presidente de Movimiento Ciudadano. El canciller Marcelo Ebrard, quien está también envuelto en la lucha sucesoria, respaldó su postura con un mensaje que no pasó desapercibido dentro de Morena. “Integridad y calidad humana, no abandonar a los compañeros y amigos en la Navidad. Te reconozco”, le escribió Ebrard a Monreal. El mensaje de apoyo ha sido hasta ahora el respaldo más claro que ha recibido Monreal en su cruzada por liberar a su compañero y confirmó públicamente la alianza tejida entre los dos aspirantes. Un mensaje de unidad entre ambos que los aleja del mensaje de López Obrador y los enfrenta a la otra candidata, hasta el momento, para sucederlo: la jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum. Al tándem formado por Ebrard y Monreal se sumaron otras dos conocidas voces dentro de la izquierda, el diputado Gerardo Fernández Noroña y Gibrán Ramírez Reyes, excandidato a la dirigencia de Morena, que criticó a quienes cuestionaron la lealtad de Monreal al partido.
El caso del asesinato de René Tovar, candidato de Movimiento Ciudadano a la alcaldía de Cazones (Veracruz), dio un vuelco inesperado en verano cuando, a finales de junio, las autoridades detuvieron a su jefe de campaña, Omar Ramírez, como principal sospechoso de su muerte. Tovar, asesinado pocas horas antes de que se abrieran las urnas, fue el aspirante más votado debido a que no dio tiempo a cambiar su nombre en las boletas electorales. Finalmente, fue Ramírez quien asumió el cargo como sustituto. Pocos días después, el alcalde en el cargo fue acusado del asesinato de su compañero. Como en esta ocasión, también López Obrador opinó del tema antes incluso de que la opinión pública conociera el caso y reveló detalles sobre la principal línea de investigación. “Uno de los posibles involucrados, de acuerdo con las investigaciones, es su jefe de campaña, para él quedarse como candidato y ganar”, dijo entonces el mandatario. Seis meses después es su antiguo jefe el acusado. Las implicaciones, no obstante, se sienten en lo más alto de la política nacional que han convertido a Veracruz en el epicentro de una disputa al interior de las distintas familias de Morena. Y en la diana del enfrentamiento está un nombre que pasó la Nochebuena entre rejas: José Manuel del Río.
Según Monreal, la detención es un signo de “abuso de poder” en el marco de un “clima de persecución” puesto en marcha por el gobernador García. De acuerdo con el jefe de la bancada de Morena en el Senado, la actuación de la Fiscalía de Veracruz “está alejada del principio de legalidad” y es “maquinada, inventada y construida artificialmente”. Para Monreal, Del Río es víctima de una persecución política que tendrá que ser reparada. El tono más duro fue el empleado por Dante Delgado, máximo dirigente de Movimiento Ciudadano, quien amenazó con iniciar un proceso para la desaparición de poderes en la entidad.
En el centro de todas las iras está el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, y la polémica actuación de su Fiscalía. Desde su llegada al poder hace tres años, se han dado una serie de detenciones que afectan siempre a partidos opositores y, de paso, retrata el escaso nivel de los aspirantes en el México municipal. En esa lista, además de Del Río, detenido por homicidio, están Tito Delfín del conservador PAN, encarcelado por abuso de la autoridad y fraude; Gustavo Díaz, del PRI, por portar un arma sin autorización; Azucena Rodríguez, también del PRI, por participar en el homicidio de un precandidato de Morena; Gregorio Gómez, por portar una pistola y narcomenudeo; o Rogelio Franco, también del PAN, por pegar a un policía. Todos ellos de Veracruz.
Tras la detención de su colaborador Monreal anunció la creación de una comisión que estudiará los probables “abusos de autoridad” recogiendo información sobre “actos arbitrarios de las autoridades en la detención de ciudadanos inocentes”. “La acusación es muy endeble. Son testigos de oídas. No hay nada que lo involucre. No hay pruebas: solo hay testigos de oídas, es lo que me dijeron los abogados”, detalló a las puertas de la prisión.
Desde Palacio Nacional, López Obrador expresó un claro apoyo a su gobernador, Cuitláhuac García, al decir que le tenía “toda la confianza”. “Es un gobernador honesto, íntegro, que es incapaz de llevar a cabo una injusticia en contra de nadie”, añadió el mandatario en lo que fue un apoyo implícito a la detención. Paralelamente, pidió salomónicamente a los implicados terminar con la “impunidad” y ”no fabricar delitos a nadie”. “No hay que escudarse en que porque somos de un partido ya por eso no nos pueden hacer nada o tenemos fuero”, dijo el jueves. Mientras la pugna se resuelve en las alturas, Del Río, secretario técnico de la Junta de Coordinación Política del Senado aguarda en prisión a comparecer en los próximos días ante un juez.
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