El León le da un mordisco al sueño del Atlas
El equipo esmeralda remonta (3-2) y complica los planes de sus rivales que aspiran a conquistar una Liga tras siete décadas en el destierro
El Atlas quería salir en modo depredador y se topó con un indócil León. Era el primer duelo, un careo en el que iban por todo. Los más agitados eran los hinchas del equipo rojinegro que ya no recordaban lo que era jugar una final a doble partido. La última vez fue hace 22 años y de aquel intento no queda nadie. El León sacó la ventaja 3-2 en un partido con épica, nada mal para la primera vez que estos dos clubes coinciden en una final de la Liga MX.
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El Atlas quería salir en modo depredador y se topó con un indócil León. Era el primer duelo, un careo en el que iban por todo. Los más agitados eran los hinchas del equipo rojinegro que ya no recordaban lo que era jugar una final a doble partido. La última vez fue hace 22 años y de aquel intento no queda nadie. El León sacó la ventaja 3-2 en un partido con épica, nada mal para la primera vez que estos dos clubes coinciden en una final de la Liga MX.
Los futbolistas del Atlas, desligados de los últimos 70 años de la gloria, no la deben ni la temen. Es su momento y su hoja en la historia del club. Los rojinegros fueron osados al irse al ataque en busca de su delantero e imán de goles, Julio Furch. Si algo ha ayudado al Atlas ha sido esa capacidad de explotar las bandas con sus correcaminos: Diego Armando Barbosa y Luis Reyes, que defienden y atacan en un mismo esfuerzo. Así cayó el gol del equipo cuando desde la derecha se inició un centro que rozó a Furch y terminó en el buen pie de Reyes para clavarla con la geometría de un tiro en el billar el barrio. El partido era para Atlas desde el minuto 11. La felicidad también.
Veintiséis minutos después, el León, que proponía más, respondió con un gol que se vistió de misil. El chileno Víctor Dávila esperó el bote del balón para rematar a puerta y marcar un gol que enamora por su hechura. El 1-1 agitó más a los de León que querían, a toda costa, sentirse victoriosos en el primer partido de la final. Los esmeraldas daban avisos con tiros al larguero. Los de Guadalajara se dedicaban a resistir. El centro medular del equipo era el capitán Aldo Rocha, quien se hizo futbolista en el León y donde ganó dos Ligas. De sus pies salían los pases para intentar dar calma a sus compañeros.
El aguante de Atlas comienza a patentar su marca. La capacidad de los jugadores por defender el balón y mantenerse en pie les valió para conseguir un gol vistoso. Julián Quiñónes se aferró a la pelota hasta que le quedó a un Julio Furch que lo cambió por un fuerte tiro a portería para un 1-2 que volvió a enloquecer a esa porra llamada La 51 que ansía ganar un campeonato de Liga tras más de siete décadas.
Y llegó otro revés. El León, que tampoco quería ceder, elevó su desafío. Ángel Mena se encontró un balón mal rechazado por el portero Camilo Vargas y pudo hacer un 2-2 que pegó duro a los rojinegros, dirigidos por Diego Cocca, que también fue futbolista del Atlas.
El líder Rocha bajó a su rival Dávila de la camiseta y le cometió un penalti a favor del León. Mena, otra vez, infalible para hacer el 3-2 que desató la locura del Nou Camp con permiso para vender todas sus localidades pese a la pandemia. Fin del juego para un Atlas que rozó llevarse la ventaja.
El resto de aficionados al fútbol mexicano miran entre morbo y expectación la temporada del Atlas. Está en juego la peor racha de un club en México. A los del Atlas les queda dar la remontada de sus vidas.
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