Pablo Gómez, un histórico del PRD para asfixiar al crimen organizado
El economista se encargará de dirigir el organismo que combate la corrupción tras la caída de Santiago Nieto
Una boda con helicóptero privado y dineros oscuros le ha costado el cargo público al novio, Santiago Nieto, y ha aupado a Pablo Gómez Álvarez a dirigir la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), el organismo encargado de combatir la corrupción de México. La última estación política de Gómez Álvarez ha sido Morena, la formación política del presidente López Obrador, pero, como este, tiene un extenso pasado en el Partido de la Revolución D...
Una boda con helicóptero privado y dineros oscuros le ha costado el cargo público al novio, Santiago Nieto, y ha aupado a Pablo Gómez Álvarez a dirigir la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), el organismo encargado de combatir la corrupción de México. La última estación política de Gómez Álvarez ha sido Morena, la formación política del presidente López Obrador, pero, como este, tiene un extenso pasado en el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Y, de nuevo, el mandatario se refugia en un hombre veterano para paliar otra crisis. Gómez Álvarez se ocupará de ahogar las finanzas de procedencia injustificada, es decir, de impedir que los recursos económicos sigan alimentando el crimen.
Nació en Ciudad de México en 1946 así que, aunque ya no parece en edad casadera, tiene la suficiente para haber atravesado buena parte de la vida política mexicana, incluso en sus momentos más convulsos, como el mayo del 68, cuando el movimiento estudiantil y la malhadada manifestación de Tlatelolco lo llevó a la cárcel por tres años, hasta abril del 71. Era entonces presidente de la Sociedad de Alumnos de la Facultad de Economía, carrera que cursó en la UNAM y su defensa de los derechos y libertades le convirtió bien joven en un preso político. Ha sido profesor, diputado y senador en 2006 con un altísimo registro de votos.
Su dilatada carrera política le ha situado, en ocasiones, enfrente de los que ahora son sus correligionarios, como el canciller Marcelo Ebrard cuando este era candidato al gobierno de la Ciudad de México. O contra el propio López Obrador, que le ganó como aspirante a ese mismo puesto. Ahora es la mano del presidente más votado de la historia mexicana quien le aúpa hasta la presidencia de la UIF. Que el nombramiento es de suma confianza del mandatario quedó reflejado la noche del lunes, cuando fue el secretario de Gobernación, mano derecha de López Obrador, quien le tomó posesión; ni siquiera el de Hacienda, cartera de la que depende de la UIF, ni mucho menos el Congreso, donde Morena cuenta con mayoría y que debe validar el nombramiento.
La boda de Santiago Nieto, el titular del organismo de control financiero, con Carla Humphrey, consejera del Instituto Nacional Electoral, en Guatemala, ha tenido como consecuencias inesperadas dos dimisiones: la de la secretaria de Turismo de la CDMX, Paola Félix, detenida en el país centroamericano cuando trató de ingresar allá 25.000 dólares; y en la noche de este lunes, apenas iniciada la luna de miel, Nieto anunciaba su renuncia al cargo, mientras López Obrador preparaba su viaje a Nueva York para presentar su plan anticorrupción en la sede de Naciones Unidas. Dejó la tarea hecha, no era la mejor carta de presentación.
Pablo Gómez Álvarez es tan economista como político. Recientemente ha rechazado la ampliación del cargo del presidente de la Corte, Arturo Zaldívar, propuesta por el presidente Obrador. Pero antes tuvo actuaciones más relacionadas con la economía. A caballo entre el anterior y el nuevo siglo, se opuso al rescate bancario aprobado por el PRI y el PAN. Y un poco más adelante demandó al presidente Vicente Fox por uso ilegal de recursos. También tuvo participación activa en la denuncia del llamado Pemexgate, un desvío de dinero del sindicato de la petrolera mexicana para fines políticos que condenó al PRI a una multa millonaria. Dinero y política, de eso tratará su cargo ahora al frente de la UIF. Pero no solo. La unidad financiera también ha bloqueado cuentas de otros sonados personajes en estos últimos meses, como las del comunicador Andrés Roemer, acorralado por la justicia por violación que se protege en Israel. La parte más complicada del nuevo desempeño de Gómez Álvarez será, sin embargo, la persecución del crimen organizado a través de la intervención de sus finanzas. Este septiembre, Santiago Nieto anunció el bloqueo de cuentas a 168 individuos relacionados con estas peligrosas organizaciones. Una quincena de cárteles y grupos armados salieron a relucir entonces. Son operaciones mortíferas para estos delincuentes. No puede temblar la mano.
Más sosegada se adivina la otra ocupación de Gómez Álvarez, la que le ha sentado frente a las letras. De su autoría son varios libros, como Los gastos secretos del presidente, donde cargaba contra los dispendios millonarios de Carlos Salinas de Gortari o 1968: la historia también está hecha de derrotas, que narra la revuelta estudiantil. De título parecido es 1988: disputa por la presidencia y lucha parlamentaria, un relato de lo acontecido en las elecciones que impidieron que Cuauhtémoc Cárdenas se alzara con el poder del gobierno capitalino. En ese libro se enaltecen las libertades políticas que debe conquistar México. La Unidad de Inteligencia Financiera es un buen lugar para luchar por eso mismo.
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