El choque de todos contra todos anticipa el tortuoso camino de la reforma eléctrica en el Congreso
La comparecencia Manuel Bartlett, titular de la CFE, en la Cámara de Diputados resume las dificultades que rodean la iniciativa del presidente
Prioridad del presidente y principal resorte de la oposición para arremeter contra el Gobierno. La reforma eléctrica que desmantela el modelo vigente y recupera el protagonismo de una empresa del Estado, la Comisión Federal de Electricidad (CFE), se ha convertido en la manzana de la discordia de la política mexicana. En su aprobación cabe casi todo, del simbolismo del proyecto de Andrés Manuel López Obrador y la oportunidad que permite al bloque opositor recuperar cierta iniciativa e...
Prioridad del presidente y principal resorte de la oposición para arremeter contra el Gobierno. La reforma eléctrica que desmantela el modelo vigente y recupera el protagonismo de una empresa del Estado, la Comisión Federal de Electricidad (CFE), se ha convertido en la manzana de la discordia de la política mexicana. En su aprobación cabe casi todo, del simbolismo del proyecto de Andrés Manuel López Obrador y la oportunidad que permite al bloque opositor recuperar cierta iniciativa en medio de su desarticulación. Y mientras Morena busca desbloquear el apoyo de un sector del PRI -necesario para que esta reforma constitucional se concrete con los votos de dos tercios del Congreso antes de finales de año- las estridencias del debate parlamentario, que en este terreno ya es una batalla de todos contra todos, anticipan las dificultades que rodean el trámite.
La comparecencia de Manuel Bartlett, titular de la CFE, en la Cámara de Diputados, supuso el martes una señal clara de que a la reforma le queda por delante un camino tortuoso. Los cuestionamientos recibidos por el veterano dirigente tuvieron que ver con el alcance del nuevo sistema, que según los expertos tendrá un impacto ambiental y económico negativo, las inversiones y las fuentes limpias de energía. Pero Bartlett encaró también varias críticas por su gestión al frente de la Comisión, cuyas instalaciones han estado en varias ocasiones en el ojo del huracán por obsoletas.
El PRI, el partido que bajo el anterior mandato de Enrique Peña Nieto aprobó el actual modelo energético y liberalizó el mercado, aún no ha cerrado la puerta a dar marcha atrás y respaldar la iniciativa de López Obrador. Sin embargo, sus legisladores dejan claro que Morena, que ya se ha abierto a modificar el texto, no debe dar por descontado el apoyo. La diputada Sue Ellen Bernal Bolnik defendió, por ejemplo, que el propósito de un cambio debe consistir en llevar al sector eléctrico a una mejora sustancial sobre todo en materia de energías renovables. “Construyamos una política integral que sea amigable con el medio ambiente y que contribuye a mitigar los efectos del cambio climático, pero que genera energías más baratas en beneficio de la población”, afirmó.
Sin embargo, más allá del pulso entre el oficialismo y la bancada priista, el debate ya ha degenerado en un duro cruce de acusaciones entre las fuerzas opositoras, Morena y su aliado el Partido del Trabajo con un señalamiento central: usar las reformas eléctricas como pretexto para beneficiar los intereses y los negocios del Gobierno de turno.
Bartlett recurrió al argumentario habitual de López Obrador, esto es, que el objetivo primordial de esta reforma constitucional es proteger las tarifas de un aumento del precio de luz. El director de la CFE defendió también la eficiencia del organismo y aseguró que la revisión del sistema no afecta a los negocios de las empresas privadas ni al libre mercado. “Lo que se le ofrece al sector privado, y yo creo que van a aceptar la propuesta, y que por tanto no vamos a tener conflictos de este tipo porque es una oferta muy importante, es el 46% del sistema eléctrico mexicano. Ese 46% es más grande que toda la generación de Argentina”, enfatizó.
Aun así, la imagen que dejó la comparecencia es la de una reforma aún congelada y rodeada de obstáculos. El presidente aprovecha sus conferencias de prensa para redoblar la presión sobre el PRI prácticamente a diario. Sin embargo, también ha aclarado que no está dispuesto a negociar modificaciones en los Presupuestos a cambio de los votos de los legisladores priistas. “Eso era lo que hacían antes, se encerraban en la cúpula de espaldas al pueblo”, zanjó.
López Obrador pretende con esta reforma coronar una recuperación de los valores nacionalistas del pasado y al mismo tiempo consumar una ruptura con el pasado reciente. Ese pasado guarda relación en ambos casos con la historia del PRI. El mandatario apela a Lázaro Cárdenas y a López Mateos mientras busca enterrar lo que llama “período neoliberal”, en referencia a la etapa iniciada en los ochenta por Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari. En cualquier caso, todos los mensajes del presidente van ahora dirigidos, directa o indirectamente, al PRI, al que este miércoles ha llamado a evitar el caos en el mercado eléctrico. “La política se inventó para poner orden en el caos, así como también se inventó para evitar la guerra. Entonces, lo que estamos planteando es: vamos a ordenar el mercado eléctrico, ya no es posible que de manera irresponsable se mantengan esos contratos, porque vamos a perder todos, todos”, ha insistido.
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