Los panteones cerrados y la sana distancia anuncian el Día de Muertos más atípico en décadas
Las restricciones sanitarias transformarán las tradicionales celebraciones mexicanas dedicadas a honrar a los fallecidos
La noche entre el 1 y el 2 de noviembre, México se convierte en Comala, el pueblo que Juan Rulfo dibujó en Pedro Páramo. Esa noche, los muertos se mezclan con los vivos, según una tradición ancestral que se remonta a tiempos prehispánicos. En 2020, con una pandemia y más de 90.000 fallecidos con los que el país no contaba, la celebración de este día será la más atípica en décadas. ...
La noche entre el 1 y el 2 de noviembre, México se convierte en Comala, el pueblo que Juan Rulfo dibujó en Pedro Páramo. Esa noche, los muertos se mezclan con los vivos, según una tradición ancestral que se remonta a tiempos prehispánicos. En 2020, con una pandemia y más de 90.000 fallecidos con los que el país no contaba, la celebración de este día será la más atípica en décadas. El Gobierno federal ha recomendado el cierre de los panteones o controlar los accesos a los mismos con el fin de evitar aglomeraciones. La fiesta se mantendrá únicamente en el Estado de Michoacán, región donde esta tradición tiene un profundo arraigo. En Ciudad de México y el Valle de México, en cambio, los cementerios públicos y privados echarán el cerrojo, y los comunitarios estarán sujetos a los acuerdos que alcancen con las autoridades pertinentes.
Las autoridades han pedido a los mexicanos que eviten reunirse este año, y que la festividad se celebre en los domicilios de cada ciudadano. El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, y la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto Guerrero, comparecieron este jueves para pedir a los mexicanos que limiten la fiesta a la esfera familiar y hogareña. “Este año, esta celebración debe ceder el espacio comunitario”, dijo Guerrero. Se anunció también que en el Palacio Nacional se hará una ofrenda floral que podrá visitarse en la distancia, y se han decretado tres días de luto por los muertos ocasionados por la covid-19. Asimismo, se ha programado una serie de espectáculos y retransmisiones en directo de los altares más emblemáticos para poder seguir la festividad desde casa a través de los canales públicos de televisión. De esta manera se pretenden evitar las aglomeraciones que suelen darse en estos días, y que ya se pudieron ver el pasado miércoles en la iglesia de San Hipólito.
Mirna Oreya García (Pachucha, Hidalgo, 32 años) cuenta por teléfono que este año van a celebrar el día en casa y que no se va a juntar toda la familia: “Hasta ahora regularmente lo hacíamos en casa de mi abuela pero justo este año falleció, así que decidimos celebrarlo, pero no va a asistir la mayoría de mi familia”. Oreya dice que todos los años se juntaban para preparar la comida, tamales, tablillas de chocolate artesanales y otros alimentos en una reunión muy “tradicional”. También es típico ofrendar, junto al altar que se levanta en las casas en honor a los muertos, cosas con las que estos hubieran disfrutado. “A mi abuela le gustaba bordar servilletas, yo no sé bordar, pero seguramente le ofrende una”, cuenta Oreya.
La pandemia no ha supuesto solamente nuevas dificultades en el plano espiritual. En lo material, el golpe para la economía se va a notar también en la llegada de turistas a los emplazamientos clave. Marco Iván Rodríguez es CEO de la empresa Infinitur, que todos los años para estas fechas organiza viajes a Michoacán para que los viajeros, nacionales e internacionales, puedan vivir una de las experiencias más afamadas de México en localidades como Pátzcuaro y otros pueblos emblemáticos. Cuenta que el golpe ya se nota: “Hay un descenso de la demanda de alrededor de un 50% debido a la pandemia”, dice por teléfono. Sin embargo, este empresario afirma que, en general, más allá de la coyuntura provocada por la pandemia, “cada vez hay más trabajo” en comparación con los meses más duros de la crisis sanitaria. Aun así, no espera que en Michoacán se den los “embotellamientos” y la llegada de “cientos de miles de turistas” de otros años.
El gran problema para los contagios, en todo caso, lo plantearán los panteones, donde mucha gente sale a honrar a sus muertos. Paula Hernández Hernández, más conocida como Angelina, siempre ha celebrado estos días en el cementerio de Huejutla, un pueblo cercano a la región Huasteca, entre los Estados de Tamaulipas, Hidalgo y Veracruz. “Vamos a hacer nuestra ofrenda, pero no vamos a ir [al camposanto de Huejutla]”, cuenta Angelina. “Pondremos nuestro altar, tamales y tomaremos chocolate y café”. Esta mujer, de 44 años, se siente triste, porque no puede celebrar la noche en la vigilia como le “enseñaron” sus papás.
Las inmediaciones del cementerio civil de Dolores, el panteón más grande de Ciudad de México, tiene en su entrada principal un gran cartel que reza: “El panteón permanecerá cerrado hasta marzo de 2021”. Y así permanecerá el próximo Día de Muertos. Debido a la pandemia, el único servicio que permanece funcionando de manera continua es el de crematorio, las 24 horas del día. Las cifras oficiales de contagios y muertes a causa del virus han rebasado todas las expectativas del Gobierno, y aunque hay algunos Estados que presentan un nivel menor de contagio, como la Ciudad de México, han repuntado, según el último reporte del Gobierno de la semana pasada, días antes de que la propia gobernadora, Claudia Sheinbaum, comunicara que había dado positivo por coronavirus. Desde el Gobierno Federal no se habla oficialmente de rebrotes.
En los aledaños del camposanto, donde su muro se convierte en una valla metálica llena de remendones de tablas por donde merodean varios perros callejeros, hay varios puestos de flores en una galería. Junto a ellos, un pequeño altar a la Virgen cerrado y casi sin ofrendas. A las 8 de la mañana, solo un puesto está abierto, con muchas de sus flores marchitas. Facundo Peralta volvió a abrir su negocio de flores hace apenas un mes y describe una situación calamitosa y desesperada: “Están todos los panteones cerrados, a una señora le dijeron que tenía que pagar 250 pesos para poder entrar y presentar sus respetos”. Picaresca y corruptelas acechan también a este Día de Muertos “inolvidable”.