Fuentes: Ayuntamiento de Pune, Gobierno de India, OMS y PNUD
Fuentes: Ayuntamiento de Pune, Gobierno de India, OMS y PNUD
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Fuentes: Ayuntamiento de Pune, Gobierno de India, OMS y PNUD
Fuentes: Ayuntamiento de Pune, Gobierno de India, OMS y PNUD
Pune es la segunda de las 20 'smart cities' de la India del futuro. ¿Su secreto? Haber puesto en marcha un ambicioso programa de participación ciudadana para transformar los sectores más problemáticos: el tráfico y el saneamiento
Ángel L. Martínez Cantera / Pune (India)
Dicen que esta ciudad es “el mayor ejercicio de imaginación y concepción comunitaria en la historia de India”. Pero el grupo de extranjeros que pasea por sus avenidas verdes en Koregaon, junto al Centro Internacional de Meditación Osho, famoso entre practicantes de yoga, quizá aún no lo sabe. Este distrito de Pune luce travesías limpias y perfectamente asfaltadas que nada envidian a las de una capital europea. Al calor de más de 800 facultades universitarias, la llamada Oxford del Este se ha nutrido del boom de las start-ups y de la inversión de gurús tecnológicos para alumbrar tales núcleos urbanos, hilvanados con calles en torno a centros comerciales para residentes con salarios anuales de 6.770 euros (un 20% más que la media del país).
Un oasis de confort dentro de una urbe India, sin duda. Porque más allá de estos barrios babilónicos, casi 500 slums refugian al 36% de la población de Pune (3,1 millones de habitantes), convirtiéndola en una de las cinco metrópolis con más infraviviendas del país. En sus arterias, el claxon de vehículos coagulados en el tráfico ensordece a los punekars —los oriundos—. Hasta 50 minutos hay que esperar al autobús —uno por cada 1.500 habitantes— para viajar a 20 kilómetros por hora entre miríadas de utilitarios y regueros de desechos en vías sin aceras, aun siendo una de las ciudades modelo del gigante asiático.
Pune crece gracias a los focos de inversión empresarial, como segundo eje tecnológico del país después de Bhubaneswar. El PIB per cápita de la segunda metrópoli más importante del estado de Maharashtra —tras Bombay— es ya un 50% mayor que el de una ciudad media india. Su proyección económica le vale menciones en listas internacionales de poblaciones con mejor calidad de vida y el Gobierno potencia su progreso. Hace un año arrancó el ambicioso programa nacional Misión Ciudades Inteligentes, que destina 13.000 millones de euros (entre financiación del gobierno local y estatal) para el desarrollo de 100 localidades indias en el próximo lustro. Elegida segunda por su potencial, Pune aúna los requisitos de urbe moderna en el contexto de la futura India; allí donde necesidades básicas como transporte público, saneamiento o limpieza quedan reducidas a carencias del presente.
“Esta misión sacia un saludable espíritu de competitividad entre ciudades. Se está dando todo lo mejor para el desarrollo de planes rentables, viables, de mucha calidad y de alto impacto”, explica el delegado municipal de Pune, Kunal Kumar. Durante meses, el Gobierno local puso toda la maquinaria administrativa para crear el proyecto Maza Swapna, Smart Pune (Mi sueño, una Pune inteligente), que incita a la participación ciudadana en los cambios que experimentará su localidad.
El proyecto involucró a los punekars en la identificación, clasificación y búsqueda de soluciones a los problemas urbanos. La campaña, con gran presencia en redes sociales y ayuda de medios de comunicación, ONG, asociaciones y entidades privadas, llegó a más de 400.000 hogares (casi 50% del total) y consiguió alrededor de 3,5 millones de votos y sugerencias, según el Gobierno local. El resultado de las consultas mostró que el medio ambiente es la mayor preocupación de los habitantes de Pune. Y ahondando: el sector de transporte y movilidad, junto al de saneamiento y aguas.
El formulario de Arup K. Gangopadhyay, por ejemplo, uno de los cientos de miles que se recibieron en la campaña, decía así: “Lo primero debe ser la gestión de basuras, que ofrezca soluciones automáticas en medio ambiente, salud y slums. Segundo, el suministro de agua y electricidad, que mejore educación, vigilancia y gobernanza a distancia. Finalmente, transporte y tráfico deben ser gestionados electrónicamente, pues hay infraestructuras necesarias como cámaras de vigilancia”.
En respuesta a todas las sugerencias ciudadanas, el Gobierno de Pune ha seleccionado 10 ideas concretas y un plan de inversión pública de 1.669 millones de euros (de un coste total de 4.200 millones en el que intervienen inversores privados, además de los ejecutivos central y estatal) con el objetivo de mejorar los diferentes sectores. La Corporación Municipal destinará más de la mitad de ese presupuesto a la completa transformación de la red de transportes mediante la construcción de dos líneas de metro, la ampliación de las de autobús, la creación de carreteras para tránsito de alta capacidad y la reforma de casi 500 kilómetros de caminos y carriles para bicicletas. El proyecto urbanístico tiene como objetivo la mejora de la movilidad, aumentando el uso de transporte no motorizado en un 15% y el público hasta el 30%. La renovación del tráfico revitalizará el medio ambiente al tiempo que beneficia la movilidad.
El sector del saneamiento y limpieza es el otro pilar sobre el que se asienta el proyecto de la nueva Pune sostenible del futuro. El plan municipal tiene como meta eliminar las zonas deficitarias de agua y los vertidos no tratados de aguas residuales, así como ofrecer un sistema de recogida de basuras para todos los residentes de la ciudad.
La reducción de residuos es objeto de políticas gubernamentales locales y nacionales. En India se generan 1.500 toneladas de desechos plásticos cada día, el 80% de ellos procedentes de las bolsas. Siguiendo los pasos de estados indios en los que ya se ha prohibido su uso, Pune hizo lo mismo con las que tienen un grosor inferior a 50 micras. Organizaciones locales trabajan para reducir estos desperdicios, como EcoAd, que manufactura y distribuye bolsas de papel reciclado a comercios locales para reducir la cantidad de plástico.
“El proyecto surgió a raíz de ver continuamente plástico amontonado en las vías del tren, algo muy común en el país. En la actualidad somos una empresa social rentable, aunque con un margen de beneficio reducido. Hemos pasado de tener sólo 20 clientes a más de 120 en dos años”, explica Sudhir Deshpande, cofundador de EcoAd. Creada por él y otro estudiante del Instituto Tecnológico de Vishwakarma (VIT) en 2013, esta organización recicla y vende bolsas de plástico por tres y siete rupias (cuatro y nueve céntimos de euro), dependiendo del tamaño, a tiendas y almacenes de la ciudad.
Aunque hay otras compañías que fabrican bolsas de papel, esta empresa social ha ido un paso más allá y contrata a mujeres analfabetas de barrios desfavorecidos de Pune para asistir en el proceso de producción. En colaboración con ocho grupos de autoasistencia, EcoAd emplea a más 220 mujeres que ganan 1,5 rupias (dos céntimos de euro) por cada bolsa que fabrican con papel de periódico reciclado, que pueden llegar a usarse durante tres meses y volverse a reciclar.
“Este trabajo es ideal porque lo puedo hacer desde casa mientras cuido de mis hijos y aporto algo más de dinero el salario de mi marido, que está encantado”, cuenta una de ellas, Urmila Shande, de 23 años. Fabricando 60 bolsas de papel reciclado al día, Urmila consigue alrededor de 40 euros mensuales que, junto a los escasos 119 de su marido, ayudan a criar a sus niños.
“Proyectos como este son muy importantes porque ofrecen salidas laborales a madres adolescentes y analfabetas, que no tienen acceso a otros trabajos que no sea el de limpiadoras”, explica Neeta Rane Mam, encargada de la sección de Responsabilidad Social Corporativa de Forbes Marshall, una de empresas que colaboran con EcoAd. Neeta añade: “Además, la iniciativa ofrece soluciones al problema del plástico, la limpieza y el medio ambiente en India. Debería haber más empresas con proyectos sociales de este tipo, porque hacer de Pune una ciudad sostenible es responsabilidad de todos: Gobierno, vecinos e industria”.