Teatro a Mil, la gran cita del teatro latinoamericano, se celebra este 2026 con un lema político: “Sí importa”
En la previa de esta cita cultural, la directora de la Fundación Teatro a Mil, Carmen Romero, conversa con EL PAÍS sobre las obras imperdibles de esta 33ª edición y la importancia del teatro: “Hoy necesitamos lo colectivo, que no es religioso, ni de un partido político, ni es de lo que tienen más ni de los que tienen menos”, señala
Niños de tres metros recorrerán en peregrinación las calles de la ciudad de Iquique, en el extremo norte chileno, en búsqueda de astros para lograr despertar al adormecido Gigante de Tarapacá, un geoglifo preincaico que viste al desierto más árido del mundo. Este pasacalle nacional de la compañía La Patogallina, que da vida a grandes marionetas y que lleva el nombre El Gigante y los niños wara wara, busca ser una de las sorpresas del Festival Internacional Teatro a Mil 2026, cita cultural que desde 1994 sitúa a Chile como el puerto de embarque y desembarque de las artes escénicas en Latinoamérica.
Entre el 3 y el 25 de enero, pleno verano en el hemisferio sur, se presentarán 89 espectáculos de 16 países de América, Europa y Asia. Esta 33ª edición, apoyada por Escondida BHP y acogida a la ley de donaciones culturales, tendrá un especial foco en Brasil y congregará a los artistas y al público en cinco ciudades: Santiago de Chile, Valparaíso, Antofagasta, Concepción e Iquique.
Tanto en las calles como en las salas se dará lugar a una variedad de disciplinas, entre ellas, teatro contemporáneo, danza, performance, circo, ópera, teatro de títeres y también teatro pansori, una narrativa tradicional coreana que llegará de la mano de la obra Munjeon Bonpuri. El público joven (hasta 29 años) y los mayores de 60 años podrán acceder a descuentos en la compra de entradas y los clientes de BancoEstado tienen un descuento del 30% sobre el valor general de los tickets.
Uno de los invitados más esperados de este festival es Royal de Luxe, quienes presentarán Apesanteur, función callejera que relata con ironía una historia detectivesca que oscila entre el sueño y la realidad. La compañía francesa tiene un lugar en la memoria de muchos por su debut en Teatro a Mil en 2007 con la obra La pequeña gigante y el rinoceronte escondido. En ella, una marioneta de siete metros y 30 toneladas personificó a una niña que buscaba al huidizo animal africano por las calles de la capital chilena.
Registros de ese multitudinario espectáculo en caravana, que reunió a dos millones de personas, ocupan las paredes de la oficina de Carmen Romero (La Calera, 67 años), gestora cultural, fundadora y directora ejecutiva de la Fundación Teatro a Mil, entidad sin fines de lucro que está detrás de la organización del festival. En ciudades cada vez más atomizadas, donde cada uno a la suyo, el aspecto comunitario del teatro hay que cuidarlo, señala Romero: “Nos permite convivir y vibrar todos en una misma sintonía. Y eso es alucinante. Nos emociona ver que estamos compartiendo un espacio común sin saber quiénes somos (...) Hoy necesitamos lo colectivo, que no es religioso, ni de un partido político, ni es de lo que tienen más ni de los que tienen menos. Da lo mismo. Somos seres humanos que compartimos algo juntos y vibramos”.
Esa mirada está detrás del lema de la edición de este año del festival: “Sí importa”. Se tiene que decir fuerte, sostiene, porque no es de perogrullo, más aún en un país en pleno período de elecciones, que vivirá la segunda vuelta presidencial el próximo 14 diciembre, disputada entre Jeanette Jara, la candidata del Partido Comunista y la carta para suceder a la actual administración, y José Antonio Kast del Partido Republicano, representante de la extrema derecha en Chile. “Yo no sé cuándo vamos a lograr que las artes sean fundamentales en la vida de las personas. Si uno mira, además en este contexto de campaña electoral, mientras menos presupuesto, mejor. Y ya es insuficiente con lo que hay, entonces nadie está entendiendo la importancia que significa para nosotros como seres humanos este acceso a las artes”, indica.
Sobre el presupuesto nacional para Cultura, que alcanzó un 0,6% para 2026, con lo que no llegó al 1% que tenía por promesa el gobierno del presidente de izquierdas Gabriel Boric, la gestora cultural sostiene: “Por lo menos, se avanza. Esperamos que siga creciendo para llegar algún día al 1% (...) Necesitamos defender lo que se ha logrado y continuar. Creo que nosotros somos un país que no se está hundiendo a pedazos, que tenemos muchos problemas, pero que hay que solucionarlos y tomar la posta para hacerlo. No creo en eso de que hay que cambiarlo todo, porque es peligroso. Por cambiarlo todo, hubo una dictadura en Chile”, agrega Romero, quien en 2024 recibió la medalla Goethe, el mayor reconocimiento que entrega Alemania a personas que destacan por su labor en el intercambio cultural internacional.
El debut de Irlanda, Sasha Waltz y Marco Antonio de la Parra
Cuando a Carmen Romero se le pregunta por los imperdibles de Teatro a Mil 2026, podría mencionar a todas las obras que conforman la cartelera, pero da pistas de lo que no hay que dejar pasar cuando sus frases inician así: “Yo voy a estar en primera fila en…”. Uno de esos espectáculos es MÁM, que traerá por primera vez a Irlanda al festival chileno y contará con tres funciones (23, 24 y 25 de enero) en el Teatro Municipal de Las Condes. Esta obra de la compañía Teaċ Daṁsa, por medio de la danza y la orquesta en vivo, hila una historia en torno a la convivencia entre lo tradicional y lo moderno.
La danza también tendrá como protagonista a In C bajo la dirección de la coreógrafa alemana Sasha Waltz e interpretada por bailarines del Ballet Nacional Chileno. Esta pieza, inspirada en el trabajo del compositor Terry Riley y concebida en base a la improvisación, se podrá ver del 8 al 10 de enero en el Teatro Universidad de Chile.
De Brasil, el gran invitado de este encuentro, Romero menciona tres obras que se entrelazan con la literatura: Tres hermanos, inspirada en Seara Vermelha, la última novela de Jorge Amado; Desierto bajo la dirección de Luiz Felipe Reis, que se centra en la vida del escritor chileno Roberto Bolaño; y Venas abiertas 60 30 15 seg, un espectáculo basado en el libro Las venas abiertas de Latinoamérica de Eduardo Galeano.
A nivel nacional, destaca la participación de Teatrocinema con La contadora de películas, una adaptación del libro de Hernán Rivera Letelier. Esta compañía con dos décadas de trayectoria recientemente presentó Rosa en el centro OZ ART Nashville, en el estado de Tennessee: “Imagínate, en esta era de Trump hay quienes siguen presentando teatro chileno”, resalta.
También se espera con expectación la obra Tengo miedo torero dehttps://elpais.com/chile/2025-01-18/la-nueva-biografia-de-pedro-lemebel-su-papa-y-su-mama-lo-querian-mucho-habia-una-estabilidad-mas-alla-de-la-pobreza.html, interpretada por el reconocido Piccolo Teatro di Milano. Otro de los siempre favoritos es el uruguayo Gabriel Calderón, quien esta edición volverá a las tablas con Historia de un jabalí o Algo de Ricardo, en la que dos actores (Francisco Reyes y Marcelo Alonso) disputan el papel de Ricardo III en la tragedia de Shakespeare.
Como es tradición en este encuentro, cada año se entrega un homenaje a la trayectoria artística y en 2026 el distinguido será Marco Antonio de la Parra, psiquiatra y dramaturgo de 73 años. Este verano se presentarán dos de sus piezas: Mr. Shakespeare, interpretada por el propio de la Parra y dirigida por Pablo Schwarz, y La pequeña historia de Chile, que aborda el oficio del profesor y la crisis de la educación. “Tiene más de 100 obras montadas, una cantidad de libros escritos, sigue haciendo teatro, es actor, es director. Ósea, las hace todas. Tiene un amor por el teatro profundo y refleja una parte de Chile muy hermosa, que es el compromiso por seguir haciendo llegar las artes a la gente”, expresa Romero.
Este también será un festival con una ausencia, la de Héctor Tito Noguera, fallecido el pasado octubre a sus 88 años. El actor y director de teatro chileno, Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales de 2015, tuvo el puesto de presidente del directorio de la Fundación Teatro a Mil y participó en 21 obras de esta cita cultural, la última de ellas en enero de 2025. “Era nuestro Hamlet, nuestro rey Lear, nuestro Quijote. Fue el tipo que soñó con Calderón de la Barca, que nos hizo amar esos textos. Ese es el Tito, una inspiración profunda”, comenta la gestora cultural.
Hasta el final, como Noguera, hay que hacer teatro. Ese es el legado del actor que desde el festival esperan resguardar y así también hacer mérito del nombre con el que nació: es “a mil” por la frase tan ocupada en Chile de “andar a mil”, de hacer muchas cosas, de seguir corriendo, de no parar. “Habla de un sentido de urgencia, creemos que, si esto no se hace un año, se termina”, señala su directora.