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Chile levanta el mayor registro genético de su biodiversidad

El proyecto ‘1.000 genomas’ recopila la información genética de las principales especies de plantas y animales, como el pudú, el pingüino de Magallanes y el picaflor de Juan Fernández, para su conservación

Los científicos chilenos no quieren dejar nada al azar. Por eso, desde 2024 construyen el mayor inventario genético de la flora y la fauna del país sudamericano, un proyecto al que han llamado 1000 genomas porque ese el número de especies que esperan secuenciar en unos 10 años. “La situación global es preocupante porque se están perdiendo hábitats sin que seamos capaces de reconocer estos problemas a tiempo y, en parte, una solución pasa por saber la información genética para actuar tempranamente ante situaciones como el cambio climático”, dice Miguel Allende, director del Instituto Milenio Centro de Regulación Genoma (IMCRG) que, en conjunto con universidades, lidera la iniciativa en Chile.

Los genomas contienen toda la información genética de un ser viviente que, para los científicos, es necesaria porque permite conocer historias evolutivas y avanzar en alternativas de preservación, producción y reproducción. Los estudios genómicos han sido claves en el caso de la agricultura moderna para mejorar en hasta un 80% el rendimiento de los cultivos. Los investigadores del IMCRG ponen como ejemplo la identificación de genes del teosinte, un ancestro del maíz actual, que permitió el desarrollo de variedades resistentes a la sequía. Aseguran que la información genética también ha sido fundamental en la biomedicina; la acuicultura, permitiendo peces y moluscos más resistentes a enfermedades; y en la bioeconomía para avanzar en nuevos alimentos y la creación de fármacos.

Allende explica que 1000 genomas pretende, en parte, ayudar a encontrar nuevas formas de producción de alimentos y plantas endémicas que, en ocasiones, tienen beneficios farmacológicos. Hasta ahora se han secuenciado 50 de las mil especies que quieren alcanzar, aunque se cree que el número aumentará vertiginosamente a medida que disminuyan los costos de estos procedimientos y crezca el interés de nuevos inversores privados.

Las que se tienen secuenciadas son muy diversas entre sí: el pingüino de Magallanes, el huemul —que junto al cóndor figura en el Escudo Nacional—, el pudú, el gato montés, el picaflor de Juan Fernández, el jurel y la estrella de mar. Es un trabajo que consiste en generar muestras de genomas de alta calidad de animales, plantas y hongos claves en Chile.

Las secuenciaciones son realizadas por un grupo de expertos que, de momento, han definido 549 especies prioritarias debido a su peligro de extinción, su relevancia científica y económica, su interés patrimonial como el árbol milenario araucaria; el canelo, un árbol sagrado por el pueblo mapuche y el copihue, una planta autóctona de Chile que crece como enredadera y es considerada la flor nacional. Esta selección fue realizada por comités conformados por 79 investigadores, procedentes de 20 universidades y centros de investigación en casi todo el país sudamericano. Entre ellas, destacan las universidades de Chile, la Pontificia Católica, la de Magallanes y de Concepción, y el Instituto Antártico Chileno (INACH). Sin embargo, Allende agrega que la ciudadanía también tiene alguna posibilidad de participar en una de las fases, para votar por aquellas especies que consideran tienen un valor para el país.

Se necesita poco material genético para extraer cada muestra, tal vez un pelo, saliva o restos de heces en el caso de los animales. Lejos de lo pensado, el análisis del ADN demora solo unos días y luego esa información es cargada en una máquina de secuenciación que dilucidará el orden de las moléculas que los científicos involucrados en el proyecto representan con cuatro letras: HCIT. Luego, la información más importante es organizada y subida a una plataforma. “Con los fondos suficientes no debería tardar más de un mes la secuenciación de una especie”, señala Miguel Allende.

En Sudamérica, solo en Brasil y Colombia se desarrollan iniciativas parecidas a 1000 genomas. Este forma parte del proyecto global Earth BioGenome Project (EBP), que busca secuenciar todos los genomas eucariotas conocidos. Es decir, todos los que tienen células con un núcleo definido por una membrana y donde se encuentra ADN y orgánulos celulares rodeados por membranas con funciones específicas. Allende explica que ser parte de esta iniciativa internacional es importante porque se evita la multiplicidad de la secuenciación y se ajustan a estándares como, por ejemplo, que toda la información recopilada sea intercambiada por algunos grupos de científicos.

El proyecto también sostiene una activa colaboración con el European Reference Genome Atlas (ERGA), la expedición Tara Oceans y el Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS). Por otro lado, 1000 genomas ha establecido alianzas con empresas y laboratorios del sector privado.

El financiamiento de esta iniciativa científica no proviene de un fondo específico, sino de aportes del consorcio de centros de investigación y universidades participantes. También ha contado con aportes de empresas dedicadas a la secuenciación genética.

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