Ir al contenido

El burnout de los emprendedores en Chile

Hacer visible el costo invisible de emprender es el primer paso para construir un ecosistema más consciente, sano y justo

El ecosistema emprendedor chileno ha madurado y ha ganado un lugar importante en el mapa de la innovación regional. Sin embargo, existe una realidad que amenaza con debilitar sus cimientos: la salud mental de quienes emprenden.

Así lo confirma el último estudio desarrollado en conjunto con Endeavor, The Wellbeing Project y BIDLab “El factor invisible en Chile”, que entrega una radiografía inédita del bienestar de quienes están detrás de los emprendimientos de alto impacto. Aunque muchos se declaran motivados y satisfechos con su trabajo, una parte importante convive con altos niveles de agotamiento y ha experimentado síntomas claros de burnout.

Y las cifras son elocuentes. Chile lidera los niveles de burnout en América Latina entre emprendedores de alto impacto: solo un 11% está libre de esta condición, frente al 23% del promedio regional. Además, el 52% reporta agotamiento constante y el 41% ansiedad. La paradoja es aún mayor al observar que, aunque un 93% declara estar satisfecho con su negocio, apenas un 3% alcanza un alto bienestar subjetivo.

Si bien el entusiasmo por emprender es una señal positiva, no basta para sostener un ecosistema saludable en el tiempo. Mientras se celebra la resiliencia, la motivación y el impacto de nuestras startups y scaleups, estamos omitiendo el precio personal que esto conlleva. El 95% de los emprendedores manifiesta altos niveles de pesimismo y desgano, un 85% tiene una baja conciencia de sí, y un 65% convive con estrés persistente. Estas cifras no son casuales, reflejan una realidad marcada por la presión constante por escalar, largas jornadas de trabajo, expectativas de éxito y un entorno económico incierto.

Frente a este escenario, la salud mental de quienes emprenden debe ser una prioridad en el ecosistema, y existen diversas vías para abordarla: integrar apoyo psicológico, diseñar soluciones financieras que reduzcan el estrés y fomentar redes de contención entre pares e incorporar prácticas de autocuidado. Además, es fundamental que fondos de inversión, family offices y organizaciones de acompañamiento incluyan líneas específicas para el bienestar de los emprendedores. Repensar las métricas de éxito y abrir espacios de diálogo sobre el agotamiento son medidas urgentes para que la sostenibilidad sea también humana.

Hacer visible el costo invisible de emprender es el primer paso para construir un ecosistema más consciente, sano y justo. Si el emprendimiento es pilar de nuestra economía, también debe ser un camino viable y saludable para quienes lo impulsan.

Más información

Archivado En