Los chilenos son los más obesos de Sudamérica
Argentina, Paraguay y Uruguay ocupan los otros primeros lugares del ránking 2025, según un estudio de la Federación Mundial de la Obesidad
El 42% de los chilenos mayores de 20 años es obeso, el porcentaje más alto de América del Sur, según un estudio publicado este martes por la Federación Mundial de la Obesidad. El informe estima que en cinco años más, 14 millones de adultos vivirán con la enfermedad en Chile, un país que actualmente tiene una población que roza los 20 millones. Los otros países que lideran el ranking 2025 son Argentina, con un 39%, y Paraguay y Uruguay, con un 36%. Las investigaciones de la federación alertan que el 7% de los países en el mundo cuentan con sistemas de salud adecuados para enfrentar esta problemática, una de las principales causas de las enfermedades no transferibles como cáncer, afecciones cardíacas, accidentes cerebrovasculares y diabetes tipo 2.
Chile también encabeza el listado de los adultos con mayor índice de masa corporal (IMC) alto, considerado sobrepeso (más de 25 kilos/m2) entre sus vecinos sudamericanos, con un 83%. Le siguen Argentina, Paraguay y Perú, los tres con un 73%. Simón Barquera, presidente de la Federación Mundial de la Obesidad, explica a EL PAÍS que América Latina comparte un nivel de desarrollo socioeconómico similar, con la mayoría de sus países en la clasificación de ingresos medios, por lo que son “muy atractivos para las corporaciones que venden comida chatarra y esto ha hecho que sean un foco para vender ultraprocesados porque ya pueden comprarlos. No es el caso, por ejemplo, de la India y de África, donde en muchos contextos todavía el poder adquisitivo no está en ese nivel”.
Uno de los “factores protectores” de la región, apunta, Barquera, es que existe mucha conciencia del desarrollo con justicia social y que, al hablar el mismo idioma, ha permitido que se genere un ecosistema para compartir información y políticas públicas que han logrado generar avances comunes, como los etiquetados en alimentos originados en Chile, para ponerle coto a la comida insalubre.
Aunque el reciente estudio, publicado en el Día Mundial de la Obesidad, no evaluó esta vez a los menores de edad, sus últimas cifras de 2022 indican que Chile también ocupa el primer puesto en prevalencia de obesidad en niños menores de 19 años (20%). En el caso de ellas, Venezuela está en lo más alto, con un 16%, seguido por Chile, Argentina y Surinam, con 15%.
Magdalena Wetzel, Jefa de Política e Incidencia de la Federación Mundial de la Obesidad, señala que los niños chilenos, particularmente en ambientes urbanos, “crecen en entornos obesogénicos”: “Hay una sobreoferta de productos ultraprocesados, que siguen siendo más baratos y fácilmente accesibles que alimentos saludables”. Los productos frescos son más caros, una traba para los sectores más vulnerables, que también le dedican menor tiempo a la cocina en el hogar debido a la carga laboral y las distancias a sus lugares de trabajo.
“El tipo de gobierno centralizado ha dificultado que los gobiernos locales tomen acción local, y la mayoría de los niños y niñas no realizan actividad física suficiente”, añade Wetzel, quien además pone la alerta en que Chile es uno de los países con mayor consumo de bebidas azucaradas per cápita del mundo, “y en muchas ocasiones más preferible que el agua”.
El informe de la federación proyecta que el número total de adultos que viven con obesidad en el mundo aumentará en más de un 115% entre 2010 y 2030, pasando de 524 millones a 1,13 millones. Según las estimaciones, los niveles de obesidad Clase II (IMC superior a 35 kg/m2), el umbral común utilizado cuando se recomienda tratamiento médico, crecerá casi un 150% en dos décadas, alcanzado 385 millones de adultos.
Los investigadores evaluaron la existencia de cinco políticas clave para abordar la enfermedad: impuestos sobre bebidas azucaradas, sobre alimentos ricos en grasas, grasas saturadas, azúcar y sal, subsidios para alimentos más saludables, restricciones sobre la comercialización de alimentos a niños e incentivos para promover la actividad física. Los autores del estudio descubrieron que dos tercios de los países (126 de 194) solo cuentan con una o ninguna de estas políticas en marcha.
Barquera plantea que más personas mueren debido a la obesidad que en accidentes de tráfico cada año y que la gente se horroriza si un país no tiene una política para reducir las muertes en las carreteras, “pero muchos gobiernos de todo el mundo no tienen un plan serio para reducir las muertes y enfermedades causadas por la obesidad”. Hace un llamamiento a que los gobiernos adopten un enfoque integral para abordar la enfermedad: desde el etiquetado de alimentos y la imposición de impuestos, hasta un entorno construido que dé a las personas la oportunidad de ser activas.