Chile en su peor pesadilla
Ya no basta con perder feo. Ahora son los propios jugadores convocados los que le hacen la vida imposible al director técnico de la selección de fútbol Gareca, que cava su propia tragedia con decisiones equivocadas e inexplicables. Y ya suena su renuncia
En Barranquilla se escribió el último capítulo de La Roja de Ricardo Gareca, con tinta de realismo mágico.
Mientras en la cancha del metropolitano Colombia zarandeaba hasta cerrar un 4 a 0 en las Eliminatorias Sudamericanas rumbo al Mundial, a miles de kilómetros de distancia Arturo Vidal y Carlos Palacios hacían una transmisión en vivo criticando al técnico, sus compañeros y la táctica del equipo. Vidal ha sido el más acérrimo crítico del adiestrador, que no lo ha convocado jamás en su ciclo. El segundo abandonó la concentración aduciendo problemas personales, pero la mayoría sospecha que no aceptó ser suplente y que prefirió sumarse a Colo Colo, que está luchando por el título del torneo nacional.
El conflicto interno del equipo, que se suma a jugadores que ni siquiera contestaron el teléfono al técnico para ser convocados, llega en el peor momento. Chile está en el fondo de la tabla, ha sufrido resultados adversos históricos, la táctica pertinaz de Gareca no funciona y el entrenador termina haciendo cambios absurdos o conducentes y tardíos.
El desolador panorama es leído por los críticos como el resultado lógico del momento del fútbol chileno, controlado por los representantes de jugadores y mercaderes que han coartado la Asociación Nacional del Fútbol Profesional (AFP), dictando leyes en su propio beneficio. Pero la verdad final es que el fútbol es más fuerte y son las decisiones del técnico las que han propiciado una caída libre que parece no tener fin.
En ese marco, las críticas y deserciones de los propios futbolistas son las que tienen arrinconado a Gareca, que pareciera dar palos de ciego en busca de una salvación. Contra Colombia cometió pecados infantiles defensivos que le permitieron al rival controlar con comodidad las acciones, amparados en figuras individuales desequilibrantes y un efectivo estilo de juego.
James Rodriguez y Luis Díaz hicieron el resto para aplastar a un cuadro que no mostró ni claridad ni dignidad para defender su opción. Con Eduardo Vargas como único sobreviviente de la generación dorada, Chile se encamina a la peor crisis desde la eliminación de la Copa del Mundo de 2002.
Para darle otro toque de realismo mágico, Gareca ha ganado un solo partido por los puntos desde que dejó a la selección peruana, y fue en Vélez Sarsfield, cuadro que dejó al borde del descenso. Tras cinco derrotas consecutivas, son muchos los que esperan de un paso al costado, aunque se viene la próxima fecha ante Perú y Venezuela, en un mes, lo que dejaría aún más indefenso al equipo.
Tristes, abandonados y a la deriva, los derrotados nuevos rostros de la selección deben dar, además, como son sus antiguos compañeros los que levantan el hacha para hacer leña del árbol caído.