Hidrógeno verde: oportunidades y desafíos para el Estado

Necesitamos desarrollar programas educativos y de formación técnica que preparen a nuestras mujeres y hombres para los desafíos y oportunidades de esta nueva industria

Vista del electrolizador para la producción de hidrógeno verde en Air Liquide, en Alemania.Rolf Vennenbernd (Getty Images)

Chile se encuentra en una posición privilegiada para liderar la revolución del hidrógeno verde a nivel mundial. El reciente ingreso del proyecto HNH Energy al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) marca un hito en la historia del país, con una inversión sin precedentes de 11.000 millones de dólares en la Región de Magallanes.

Este megaproyecto no solo es significativo por su magnitud económica, sino que también refleja la confianza que los inversores han depositado en la institucionalidad chilena. Pero también nos plantea la legítima interrogante respecto de la real capacidad que tiene el Estado chileno para la evaluación de este tipo de iniciativas.

Esto nos plantea una serie de desafíos en varios niveles. En primer lugar, es fundamental que las comunidades locales sean escuchadas en el desarrollo de proyectos de hidrógeno verde. La aceptación y colaboración de la ciudadanía son esenciales para el éxito de estos proyectos. Debemos asegurar procesos transparentes y participativos, donde las inquietudes y necesidades de las comunidades sean consideradas en la toma de decisiones.

Por otra parte, la formación y capacitación de capital humano especializado en hidrógeno verde es una prioridad. Necesitamos desarrollar programas educativos y de formación técnica que preparen a nuestras mujeres y hombres para los desafíos y oportunidades de esta nueva industria.

Asimismo, la investigación y el desarrollo tecnológico son pilares fundamentales para el avance del hidrógeno verde. Es imperativo fomentar la colaboración entre universidades, centros de investigación y el sector privado para impulsar la innovación en este campo. Además, debemos invertir en infraestructura tecnológica y en proyectos de I+D que nos permitan estar a la vanguardia mundial.

El Estado chileno no se ha quedado atrás y ha estado trabajando en múltiples acciones que permitan el avance de esta industria en colaboración con el sector privado. Por ejemplo, este año, el ministerio de Energía presentó el Plan de Acción de Hidrógeno Verde, una iniciativa en la que participamos representantes políticos de todos los colores, representantes de la academia, la sociedad civil y autoridades regionales. Esta hoja de ruta se hace cargo de los avances logrados en gobiernos anteriores y proyecta una serie de acciones interministeriales de corto y mediano plazo para el desarrollo de esta industria.

En paralelo, el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) ha sido pionero en el establecimiento de guías y criterios para la instalación de plantas de generación de hidrógeno verde y sus derivados y otras instalaciones necesarias para el avance de esta industria, como las desaladoras. Además, se han reforzado los equipos técnicos en la Región de Magallanes para una evaluación y gestión más eficiente de los proyectos.

La eficiencia en la gestión de permisos es otra área donde se ha trabajado intensamente. Gracias a los fondos del programa interministerial de Desarrollo Productivo Sostenible (DPS), se han reforzado servicios públicos críticos. En agosto, se están incorporando nuevos funcionarios en áreas clave como Vialidad, Medio Ambiente y el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), entre otros.

Además, los ministerios de Economía, Energía y Hacienda, junto con CORFO, están trabajando en el establecimiento de un programa financiero o Facility por 1.000 millones de dólares para el desarrollo del hidrógeno verde en Chile. Estos recursos, provenientes de organismos multilaterales como el BID, el Banco Mundial, la CAF, el Banco de Desarrollo Alemán y el Banco Europeo de Inversiones, serán fundamentales para impulsar el crecimiento de esta industria.

El hidrógeno verde representa una oportunidad única para Chile que no podemos dejar pasar. No solo generará empleos de calidad para mujeres y hombres de nuestro país, sino que también nos posicionará a la vanguardia mundial de una de las industrias clave para un futuro sostenible. Con una planificación estratégica y una colaboración efectiva entre el sector público y privado, nuestro país puede liderar el camino hacia un futuro más sostenible y próspero.

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