Martina Weil y los Juegos Panamericanos: “Es una oportunidad para que Chile se luzca completo, no solo los deportistas”

La atleta chilena conversa con EL PAÍS sobre sus expectativas frente a la competición que se inicia hoy en Chile. “Espero que se llenen los estadios”, dice

Martina Weil en la clínica deportiva realizada con estudiantes del colegio Santa María de Las Condes, en Santiago, Chile.A.D.

Es un día radiante de sol en el estadio San Carlos de Apoquindo en Santiago, un recinto deportivo en la precordillera de un barrio acomodado de la capital chilena. Con su 1,83 metro de estatura, Martina Weil (Santiago, 24 años) destaca entre un grupo de personas que conversa a un costado de la pista atlética. La velocista chilena es la invitada estrella de una clínica deportiva con estudiantes del Liceo Bicentenario Santa María de Las Condes, una actividad organizada en el marco de los preparativos de los ...

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Es un día radiante de sol en el estadio San Carlos de Apoquindo en Santiago, un recinto deportivo en la precordillera de un barrio acomodado de la capital chilena. Con su 1,83 metro de estatura, Martina Weil (Santiago, 24 años) destaca entre un grupo de personas que conversa a un costado de la pista atlética. La velocista chilena es la invitada estrella de una clínica deportiva con estudiantes del Liceo Bicentenario Santa María de Las Condes, una actividad organizada en el marco de los preparativos de los Juegos Panamericanos Chile 2023 que se inauguran este viernes 20 de octubre y que se extenderán hasta el 5 de noviembre próximo.

La acompaña su madre, la también corredora Ximena Restrepo, gerenta de Deportes de la Corporación Santiago 2023, que dice con una mezcla de orgullo y broma que, desde un tiempo a esta parte, las personas ya no los reconocen a ella y al padre de Martina (Gert Weil, lanzador de peso) como las leyendas deportivas que son, sino por ser los padres de la joven velocista. Martina es la nueva estrella. Lleva una temporada batiendo récords que hoy la tienen como una de las favoritas para los juegos que se celebran en Chile. La joven deportista correrá su especialidad, los 400 metros planos, una competencia en la que logró superar la marca nacional cuatro veces este año. Además, obtuvo medalla de plata en los Juegos Sudamericanos Asunción 2022. En junio se quedó con el oro en el LAZ Meeting Rhede de Bocholt, en Alemania, y en agosto debutó en el Mundial de Atletismo de Budapest, Hungría, donde se ubicó entre las 25 corredoras más rápidas del mundo.

Pero el atletismo no era lo que le quitaba el sueño a Martina. Le gustaba el básquetbol y los deportes de equipo y prefería probar disciplinas diferentes a las que habían practicado sus padres. “No era el deporte que más me gustaba. Siento que hay tantas opciones que ¿por qué me iba a dedicar necesariamente al que se dedicaron mis papás?”, dice, mientras se saca fotos y se despide de los niños a los que hizo transpirar en la clínica deportiva.

Pero la chilena era rápida y, luego de empezar una carrera meteórica en las pistas, las universidades estadounidenses se empezaron a fijar en ella. Martina quería estudiar fuera de Chile, así que a los 19 años partió a estudiar ingeniería química a Estados Unidos, becada en la Universidad de Tennessee. Estuvo allá dos años y medio, pero no fue una buena experiencia. No lo pasó bien. Martina dice que tomar la decisión de salir de Estados Unidos fue una de las cosas más duras que ha debido enfrentar. No tenía una buena relación con su entrenador y no sentía que estuviera rindiendo lo que podía dar. “Me di cuenta de que las cosas no estaban funcionando y que tenía que tomar la decisión de dejar la carrera en la universidad que me gustaba, porque muchos de los resultados atléticos no eran los que yo quería”, cuenta.

En septiembre de 2021 partió a Bélgica, se matriculó en una universidad cercana a Bruselas, donde puede compatibilizar sus entrenamientos con los estudios de negocios, porque no existía la carrera de ingeniería química en inglés. “Me da herramientas muy válidas. Es bueno saber de finanzas, márketing. Pienso que, para un deportista, todo lo que está fuera de la pista se siente como un negocio. Sobre todo ahora que a la gente le está empezando a sonar mi nombre. Es como desarrollar una marca”, dice la joven atleta.

Cuenta que está feliz con el cambio de Estados Unidos a Bélgica y que eso se nota en su rendimiento deportivo. “Mi nuevo entrenador (Jacques Borlée, a quien conoció durante la pandemia) ha sido la diferencia más grande. La relación con mi entrenador ahora es mucho mejor que la que tenía con los entrenadores en Estados Unidos. Y han venido los buenos resultados. Es muy difícil estar contento cuando no se está corriendo bien”, comenta.

Aunque vive lejos, en septiembre, cuando termina la temporada en el hemisferio norte, se instala en Chile al menos por dos meses. “Así me salto el invierno europeo”, dice. Con sus padres tiene una relación muy cercana. Su madre, velocista de 400 metros planos igual que ella, la aconseja mucho, pero “más fuera de la pista que dentro”, dice. “La gente cree que porque ella hacía la misma prueba que yo, está técnicamente metida en el día a día de mi entrenamiento y eso en realidad no es así. Mi mamá siempre me ha dejado tomar mis propias decisiones, cometer mis propios errores. Siempre ha estado ahí para apoyarme en las buenas y en las malas. Lo aprecio un montón. Ha sido súper rico [muy bueno] contar con su apoyo”.

Uno de los episodios complejos para Martina fue cuando la Federación Atlética de Chile olvidó inscribirla para los 200 metros planos en el Mundial de Atletismo de Budapest, una carrera que, si bien no es su especialidad, se había esforzado por lograr las marcas y poder correrla. Hubo bastante polémica en su minuto por el error, pero hoy, mirando hacia atrás, la chilena dice que “no fue una herida tan grande”, porque igualmente pudo correr los 400 metros. “Lo pasé mal, pero ya pasé la página”, señala.

Para estos Panamericanos las expectativas de Martina son altas, pero también está consciente de sus límites. “Espero tener una buena participación y correr una buena carrera. Ha sido un año súper largo. He enfrentado dificultades, lesiones, y he tenido que viajar un montón. Esto para mí es extender la temporada un mes y medio. Es harto [bastante] y el cuerpo lo siente. Entonces, lo más importante para mí es haber llegado sin dolores y sana”, dice.

Sobre el involucramiento de la ciudadanía chilena en esta competición, la más importante que se ha celebrado en Chile desde el Mundial de Fútbol de 1962, la deportista dice que espera ”que se llenen esos estadios y que la gente se empape del orgullo que tratamos de transmitirle los deportistas y que se den cuenta que los estamos representando a ellos”. Martina reflexiona: “Creo que es una oportunidad para que Chile se luzca completo, no solo los deportistas, sino que en las transmisiones en los otros países de América se vean los recintos llenos, que vean a los chilenos realmente apoyando a su gente, que mostremos nuestra mejor cara como país”.

A Martina no le gusta que le pregunten qué quiere hacer a futuro. Siente que el deporte es su carrera y le extraña que, frecuentemente, le consulten a qué se va a dedicar. “No sé a qué se refieren con dedicarse. Yo entreno de lunes a sábado cuatro horas al día. Entonces, yo estoy dedicada a esto, pero todavía me lo preguntan”, dice. Y agrega: “La vida de la atleta tiene un fin, por algo la gente se retira a los 35, porque el cuerpo simplemente no da. Pero me veo corriendo hasta no poder correr más o hasta no poder mantener los niveles de carga de entrenamiento. Y después de eso, no he pensado qué es lo que me gustaría hacer. Siento que me queda mucho todavía”.

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