Los primeros pasos políticos de Beatriz Hevia, el nuevo rostro de los conservadores chilenos que preside el Consejo Constitucional
La abogada del Partido Republicano, de 30 años, arranca su liderazgo en el órgano tras un cuidadoso recorrido hacia la arena política
La primera semana de febrero, José Antonio Kast, líder del Partido Republicano de Chile, participó de un evento en Colombia organizado por la Alliance Defending Freedom (ADF), una organización de defensa jurídica cristiana. En su disertación, enseñó un recorte del diario chileno El Mercurio donde destacaban tres jóvenes apuestas de la formación de extrema derecha para las elecciones de consejeros constituyentes. Uno de los nombres era ...
La primera semana de febrero, José Antonio Kast, líder del Partido Republicano de Chile, participó de un evento en Colombia organizado por la Alliance Defending Freedom (ADF), una organización de defensa jurídica cristiana. En su disertación, enseñó un recorte del diario chileno El Mercurio donde destacaban tres jóvenes apuestas de la formación de extrema derecha para las elecciones de consejeros constituyentes. Uno de los nombres era Beatriz Hevia Willer, que se encontraba en el público en su calidad de responsable internacional del Centro de Estudios Ideas Republicanas. Tres meses después, Hevia, abogada de 30 años, se convirtió en la candidata con mayor porcentaje de votos a nivel nacional en aquellas elecciones: 23% y por la sureña región de Los Lagos. Al mes siguiente, fue electa por sus pares como presidenta del Consejo Constituyente de 50 miembros que redactará una nueva propuesta para enterrar la Carta Magna heredada de la dictadura. Desde el 7 de mayo pasado, lidera el órgano constituyente chileno, dominado justamente por los suyos, los Republicanos.
Kast ha dicho que ha visto crecer a Hevia. En cuanto defendió su examen de grado de derecho en la Universidad de los Andes, una institución privada del Opus Dei –donde el consejero republicano Luis Silva le hizo clases de Seminario de Investigación-, ella se incorporó a la campaña presidencial de Kast de 2017. Recorrió el territorio chileno junto al candidato como coordinadora de los jóvenes. Tras la derrota del presidenciable aquel año, le pidió trabajo como asesora legal al entonces diputado Harry Jürgensen, que pertenecía a Renovación Nacional, RN, de la centroderecha tradicional. Ambos eran oriundos de la sureña ciudad de Osorno, habían estudiado en el mismo Instituto Alemán y sus familias se conocían de larga data. Jürgensen solo la entrevistó a ella para el puesto.
En paralelo, Hevia formaba parte de Acción Republicana, el movimiento que Kast tenía antes de formar el partido. El líder de la formación ha recordado cómo le sorprendió el desempeño de la joven abogada en debates televisivos. Iba a CNN, por ejemplo, y defendía sin titubear su postura contra el aborto. O contra el vientre de alquiler. O contra la fertilización in vitro. El movimiento conservador tomó nota.
En el Congreso, algunos proyectos de ley en los que asesoró al diputado Jürgensen llegaron a puerto, como la ley que regula los biocombustibles sólidos para elevar los estándares de calidad de la energía térmica. A Hevia le tocó varias veces reunirse con otros asesores de los miembros de la comisión de Economía de la Cámara Baja. Su habilidad para generar consensos impulsó al Ministerio de Economía del Gobierno de Sebastián Piñera a llevársela a su equipo. Lucas Palacios era el ministro, en plena pandemia. Y ahora, con Hevia al frente del Consejo Constitucional, recita los mismos atributos que quienes la conocen de poco o de mucho: estudiosa, meticulosa, competente. “Era bien incisiva en sus comentarios. Cuando hablaba de un tema legal en particular, todos poníamos mucha atención porque eran reflexiones profundas”, añade Palacios.
Con la llegada de Gabriel Boric a La Moneda, Hevia regresó a asesorar a Jürgensen, que había sido reelecto como diputado en 2021 como independiente y con apoyo de republicanos. Según el círculo de la abogada, no tiene hambre o ambición política. Aseguran que no está pensando en hacer carrera. Pero si no lo está pensando ella, sí lo están haciendo sus compañeros de formación.
Una de las opciones contempladas era que Hevia, como asesora legislativa, se diera a conocer más en el distrito de su zona al sur de Chile para que el día de mañana tomase la posta del diputado en la región. Ahora es probable que ella sea más conocida que Jürgensen. No solo en la región, sino en el país.
La casa republicana, como le llama el equipo directivo al partido, le pidió a Hevia que se presentara a consejera constituyente. Ella veía las relaciones internacionales del centro de estudios del Partido Republicano, un símil a la española Fundación Disenso, presidida por Santiago Abascal, líder de la formación de extrema derecha VOX. Ambos centros tienen relación, al igual que con otras agrupaciones internacionales, donde organizan seminarios y hacen intercambios de jóvenes profesionales que pueden entrar el día de mañana en la arena política.
Hevia, la mayor de tres hermanas, aceptó meterse en la campaña a consejera en representación de la sureña región donde vivió hasta los 18 años y a la que se escapa con frecuencia. En los vídeos promocionales decía conocer “lo que es ese esfuerzo diario, ese trabajo expuesto al frío y la lluvia”. “En Santiago no entienden nuestra forma de vida, nos sentimos invisibles y poco escuchados”, afirmaba, mientras introducía un pan en una cocina a leña y se preparaba un té en la cocina. En medio de la campaña, falleció repentinamente su padre, Gerardo Hevia Hott, que fue socio y director de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno. Solían hablar de política y quería mucho que su hija ganase la elección. Hevia bajó la intensidad en la campaña y disminuyó sus apariciones en medios de comunicación.
Sí participó en el programa de televisión 100 indecisos del canal Mega, donde candidatos de distintos colores políticos tenían que convencer al público de sus posturas. A pesar de que se la vio complicada por momentos, como con el sistema de salud, esa noche cayeron hasta lágrimas de orgullo en la casa republicana. Por lo mismo, no les ha impactado la comodidad con la que parece asumir el cargo de presidenta del Consejo Constituyente. El vicepresidente, Aldo Valle, independiente socialista, tiene su oficina pegada a la de Hevia en la sede del Congreso en Santiago, en el centro de la capital. Se reúnen itinerantemente en una u otra a discutir las tareas que tienen asignadas. A veces se explayan y abordan temas más allá de la contingencia.
En sus primeros días liderando el proceso, Valle destaca la actitud dialogante y cuidadosa de Hevia para no generar desconfianza o animadversión entre las distintas bancadas. Hay asuntos, incluso, que podrían definir a puertas cerradas y han preferido discutirlos con los líderes de los otros grupos en pro de la transparencia. Sobre el discurso que ofreció Hevia el día en que se inauguró el consejo, donde habló de que Chile atraviesa una crisis moral, política, económica y social, Valle sostiene que fue la expresión de la visión política del Partido Republicano. El vicepresidente aclara que respeta otras perspectivas ideológicas o de filosofía moral, pero que su cuidado siempre está en que “ojalá esa legítima concepción conservadora no se traduzca en autoritarismo”.
Hevia, recién casada, es hábil para esquivar los temas polémicos. Cuando le preguntan su opinión sobre Augusto Pinochet, por ejemplo, resuelve con que hay que mirar hacia el futuro. Lo que ha hecho más ruido fue su diagnóstico sobre la “crisis moral” a la que se refirió en el discurso. Esta semana explicó en cada entrevista concedida que se refería a un tema más bien cívico, como los padres que no pagan pensiones alimenticias, la violencia intrafamiliar o el debilitamiento de la vida familiar.