Una huelga nacional del transporte enfrenta al Gobierno de Milei con sus enemigos predilectos

La Administración ultra acusa a los sindicalistas de ser “los jinetes del atraso” y de perjudicar a los trabajadores. El paro afecta al funcionamiento de ferrocarriles, metros, camiones, barcos y aviones

Los trenes del subterráneo, vacío y parado a causa de una huelga de 24 horas en Buenos Aires.Juan Ignacio Roncoroni (EFE)

“No circularon aviones, barcos, trenes, subtes [metro], camiones, taxis”, celebraron los líderes sindicales que este miércoles encabezaron en Argentina un paro nacional del transporte contra el Gobierno de Javier Milei, en rechazo al ajuste de las cuentas públicas y los aumentos de tarifas, y en reclamo de mayores salarios. La huelga paralizó a casi todos los medios de locomoción, excepto a los ómnibus, lo que dejó expuestas las diferencias entre los gremios “dialoguistas” y l...

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“No circularon aviones, barcos, trenes, subtes [metro], camiones, taxis”, celebraron los líderes sindicales que este miércoles encabezaron en Argentina un paro nacional del transporte contra el Gobierno de Javier Milei, en rechazo al ajuste de las cuentas públicas y los aumentos de tarifas, y en reclamo de mayores salarios. La huelga paralizó a casi todos los medios de locomoción, excepto a los ómnibus, lo que dejó expuestas las diferencias entre los gremios “dialoguistas” y los que enfrentan de plano a la Administración ultraderechista. La Casa Rosada cargó contra los sindicalistas, a los que cuenta entre sus enemigos predilectos: los acusó de encarnar a “los jinetes del atraso” y de perjudicar a los trabajadores que no pudieron acudir a sus empleos.

La ausencia de la mayoría de los medios de transporte contrastó en Buenos Aires con un incremento de la afluencia de vehículos particulares y con largas filas para abordar los ómnibus urbanos. Las estaciones de trenes y el aeropuerto metropolitano tuvieron una jornada de inactividad.

La huelga fue convocada por la Mesa Nacional del Transporte, donde confluyeron 28 sindicatos, entre ellos los de camioneros, pilotos y aeronavegantes, trabajadores marítimos, conductores de ferrocarriles y subterráneos. “El acatamiento fue del 100% en los gremios que paramos”, aseguró Pablo Moyano, dirigente de los camioneros. En una conferencia de prensa, los sindicalistas anunciaron que realizarán más paros en los próximos meses. “Si el Gobierno no escucha, se va a ratificar la continuación de las medidas”, agregó Moyano,hay un sector importante de la sociedad dispuesto a seguir confrontando contra este modelo económico”.

Pablo Biró, de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas, añadió: “Recién estamos entrando en calor, queremos resistir esta política”. En su caso, a los reclamos generales se suma el rechazo al proyecto del Gobierno de privatizar Aerolíneas Argentinas.

En la Casa Rosada aprovecharon la huelga para redoblar sus ataques contra los sindicalistas, a los que Milei considera parte de “la casta”, como nombra al cambiante conjunto de sus adversarios. “Es un paro político, un boicot al Estado”, aseguró el secretario de Transporte, Franco Mogetta, el encargado de confrontar con los gremios con diversas apariciones en los medios de comunicación locales. A los dirigentes sindicales los definió como “los jinetes del atraso, los pilotos de un tren fantasma, que con todos sus temas económicos resueltos lo único que hacen es tratar de cuidar esos privilegios que fueron logrando con los últimos gobiernos”.

El discurso oficial se expresó también en un mensaje difundido a través de la aplicación oficial Mi Argentina, donde los ciudadanos disponen de sus documentos en formato digital. “Los sindicalistas no te dejan trabajar. Por medida de fuerza de los gremialistas Moyano y Biró para cuidar sus privilegios, este miércoles no habrá servicio de transporte”, indicaba el mensaje y alentaba a denunciar presiones en una línea telefónica estatal: “Si te obligan a parar, llamá al 134″.

La medida de fuerza de este miércoles contó con apoyo de otras centrales sindicales y de organizaciones sociales. Las agrupaciones reunidas en la Unidad Piquetera y en la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP) realizaron cortes de calles y ollas populares en distintos puntos del país, con epicentro en Buenos Aires, en “una jornada nacional de lucha contra el hambre”. Además, pararon los sindicatos de docentes de escuelas y los profesores de universidades, que sostienen un tenso conflicto con la Administración de Milei.

A la vez, la huelga del transporte volvió a exhibir la fractura que recorre a la principal central sindical del país, la Confederación General del Trabajo (CGT), dividida entre las organizaciones que optan por enfrentar al Gobierno y las que apuestan a negociar. La Unión Tranviarios Automotor (UTA), el sindicato de conductores de autobuses, no participó del paro y, por su lado, había convocado a una huelga para este jueves, para exigir un aumento de sueldos. Pero a última hora del miércoles suspendió la medida, después de cerrar un acuerdo con el Gobierno y los empresarios del sector.

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