El Gobierno de Milei identifica al supuesto “jefe de Hezbolá en América Latina”

El Mossad ya había vinculado a Hussein Ahmad Karaki con el atentado terrorista contra la embajada de Israel en Buenos Aires en 1992

Patricia Bullrich, ministra de Seguridad de Argentina.Mariana Nedelcu (REUTERS)

Hussein Ahmad Karaki es “el jefe de Hezbolá en América Latina”. La ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, lo anunció en una rueda de prensa celebrada este viernes en Buenos Aires. Según Bullrich, una operación conjunta entre Argentina y Brasil permitió conocer su identidad y su responsabilidad en las operaciones de reclutamiento y planificación de acciones terroristas en la región. Bullrich vinculó a Karaki con el atentado perpetrado contra la embajada ...

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Hussein Ahmad Karaki es “el jefe de Hezbolá en América Latina”. La ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, lo anunció en una rueda de prensa celebrada este viernes en Buenos Aires. Según Bullrich, una operación conjunta entre Argentina y Brasil permitió conocer su identidad y su responsabilidad en las operaciones de reclutamiento y planificación de acciones terroristas en la región. Bullrich vinculó a Karaki con el atentado perpetrado contra la embajada de Israel en 1992, aseguró que continúa activo y anticipó que pedirá su captura internacional a Interpol. El Gobierno de Javier Milei sostiene que en este momento se encuentra en el Líbano.

Según la titular de la cartera de Seguridad, Karachi ingresó a Argentina en 1992 con documentación colombiana bajo el nombre falso de Alberto Leon Nain. Lo acusó de haber comprado y preparado el coche bomba que explotó contra la sede diplomática y causó 22 muertos.

“Es un golpe muy fuerte mostrar su cara y decir dónde está”, dijo Bullrich tras mostrar a los medios una imagen de Karaki. Pese a sus palabras, la fotografía difundida es la misma que se conoció dos años atrás por la difusión de un informe del Mosad, el servicio de inteligencia de Israel. También aparecen allí los dos alias que ha usado desde años para ocultar su verdadera identidad: Alberto León Nain y Elías Ribeiro da Luz.

El informe de 2022 del Mosad desligó a Irán de la responsabilidad operativa del atentado e identificó a Karaki como uno de los terroristas que lo llevaron a cabo. Según los servicios de inteligencia israelíes, Hezbolá envió a Karaki a Buenos Aires tras el asesinato de su líder, Abbas al-Musawi, a mitad de febrero de 1992. Una vez en territorio argentino, se movió rápido. En menos de un mes compró la camioneta que un suicida estrelló el 17 de marzo de contra la embajada cargada de explosivos. Salió del país rumbo a Brasil horas antes del atentado.

“Karaki actuaba bajo órdenes directas de Hasan Nasralá”, dijo este viernes la ministra de seguridad, en referencia al clérigo libanés que reemplazó a Al-Musawi y fue el máximo líder de Hezbolá durante 32 años, hasta su asesinato por Israel hace un mes. Según Bullrich, en los últimos años Karaki se movía por América Latina con documentos aportados por el gobierno de Nicolás Maduro. Lo acusó de haber intentado perpetrar ataques terroristas en Perú, Bolivia y Brasil en los últimos años.

La titular de la cartera de Seguridad declaró que la información facilitada a la prensa se obtuvo gracias a la investigación Operación Trapiche realizada junto a las autoridades brasileñas el año pasado. “A través de esa investigación internacional se logró identificar al cerebro detrás de la operación, que buscaba consumar actos terroristas no solo en nuestra región, sino también en Europa, valiéndose de integrantes de grupos del crimen organizado”, agregó.

Desde que asumió como presidente, Milei ha alineado la política exterior argentina a la de Estados Unidos e Israel y ha reinstalado la agenda antiterrorista en los medios locales. En abril, ordenó aumentar la seguridad en aeropuertos, embajadas e instituciones religiosas de la colectividad judía. En julio, declaró a Hamás organización terrorista y clausuró la conferencia internacional sobre seguridad y antiterrorismo organizada por el Congreso Judío Mundial. Esta misma semana, endureció los requisitos para obtener el estatus de refugiado político en Argentina bajo el argumento de adaptar el régimen de asilo “a las nuevas realidades mundiales y a las amenazas globales, tales como el terrorismo internacional y la proliferación de armas de destrucción masiva”. Su interés queda reflejado en el presupuesto: los recortes del Gobierno ultraderechista en todas las áreas excluyen a los servicios de inteligencia, para quienes intentó aprobar, sin éxito, fondos extras por cien millones de dólares.

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