La oposición a Milei en el Congreso tumba una partida de 100 millones de dólares para los servicios de Inteligencia

Con una amplia mayoría, los diputados rechazan un decreto presidencial que otorgaba fondos extras a una nueva estructura de espionaje

Diputados debaten proyectos de reforma impulsados por Javier Milei en una sesión, en Buenos Aires (Argentina), en junio de 2024.Natacha Pisarenko (AP)

Javier Milei ha encontrado una vez más un muro en el Congreso argentino. Este miércoles, la oposición en Diputados tumbó con una amplia mayoría de votos un decreto con su firma que aumentó en 100.000 millones de pesos (unos 100 millones de dólares al cambio oficial) el dinero destinado a la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE). La votación, que debe ser refrendada por el Senado para la anulación definitiva del decreto, es un durísimo golpe para el Gobierno ultraderechista, que en medio del “mayor ajuste fiscal de la historia de la humanidad”, como celebra Milei, ha destinado a la seguridad partidas extraordinarias de fondos. El rechazo muestra también las grietas que ya exhibe la alianza parlamentaria entre Milei y el expresidente Mauricio Macri (2025-2019). Cansado de que el ultra no abra espacios en la Administración, Macri ha comenzado a tomar distancia. Sus diputados votaron en contra del decreto junto con la oposición peronista y fueron claves para dar el quorum necesario para el inicio de la sesión parlamentaria.

La oposición ya había dado un toque de atención a Milei. El martes, puso a uno de los suyos al frente de la comisión del Congreso que debe controlar los gastos de los servicios de inteligencia. Este miércoles volvió a encontarla unida.

Los servicios de Inteligencia han merecido especial atención desde el inicio de la gestión de Milei. En su modelo ideal de Gobierno hay un Estado mínimo que se desentiende de sus obligaciones en educación, salud y ayuda social y concentra todos sus esfuerzos en seguridad interior y Defensa. Además de negar las atrocidades de la última dictadura, el presidente ha invertido parte del presupuesto en armamento y subidas de salarios en las Fuerzas Armadas. El 16 de julio pasado, avanzó sobre la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), una herencia de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Milei disolvió la AFI y la reemplazó por una estructura de cuatro oficinas que responden directamente al presidente y se llama SIDE (Secretaría de Inteligencia del Estado), el nombre que los servicios secretos fundados en 1946 llevaron hasta 2015. El argumento de la Casa Rosada fue que la AFI fue “utilizada para actividades espurias como el espionaje interno, el tráfico de influencias y la persecución política e ideológica”. Al mismo tiempo, otro decreto otorgaba a la nueva SIDE una partida extraordinaria de 100 millones de dólares en concepto de “gastos reservados”, es decir dinero que puede ser utilizado sin rendir cuentas.

La oposición ha visto en la nueva SIDE un avance del Estado sobre las estructuras de control interior. La agencia tiene un largo historial de espionaje en contra de políticos, activistas y periodistas. Y se mostró especialmente ineficiente cuando tuvo que prevenir dos atentados terroristas: en 1992 contra la embajada de Israel en Buenos Aires y dos años después cuando un coche bomba voló por los aires la sede de la mutual judía AMIA. La subida por decreto (DNU) de las partidas destinadas a los gastos reservados no hicieron más que aumentar las sospechas en ese sentido. Detrás de la estructura de inteligencia está además un personaje opaco, Santiago Caputo, un funcionario de 38 años que no tiene cargo pero oficia de asesor estrella de Milei y de su “guerra cultural” contra todo lo que consideran “casta política”.

La sesión del miércoles estuvo a punto de caer por falta de quórum. Fue clave la decisión de Macri de pedir a sus diputados, alineados bajo la sigla Pro, que bajasen al recinto y votasen en contra. El resultado final fue de 156 votos a favor de la derogación y solo 52 negativos. Se sumaron a los votos el Pro lo del peronismo, tanto en su versión conservadora como kirchnerista, y los de la izquierda. El secror de Pro que responde a Macri publicó tras la sesión un comunicado en el que explica porque ha decido tomar distancia de Milei en este caso. “Desde el inicio de esta gestión, apoyamos al Gobierno en todas las medidas que apuntalaban al cambio en la Argentina (la Ley de Bases, la ampliación de datos genéticos para seguridad y más). Pero este DNU de 100 mil millones de pesos para Inteligencia, en un contexto en el que ‘no hay plata’, y sin aclarar el uso de los fondos, no es el cambio”, cuestionaron.

La respuesta no llegó desde Milei, sino de su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. La funcionaria fue candidata presidencial del Pro, pero tras la derrota rompió con Macri -aunque no con su partido- y abrazó sin matices a la causa de la ultraderecha. “El DNU de fondos para la SIDE es para cuidar a los argentinos. Los diputados que votaron junto al kirchnerismo su rechazo, eligieron ponerse del lado de las mafias, los narcos y el terrorismo. ¡Ahora deberán hacerse cargo!”, escribió, en un mensaje dirigido también a los diputados de su partido que no están alineados con la Casa Rosada.

El resultado tiene valor simbólico, pero por no tanto práctico. Resta todavía que el Senado rechace el decreto para que su anulación sea definitiva, algo que nunca ha sucedido desde el regreso a la democracia, en 1983. Milei tomó nota de que el peronismo tiene los senadores necesarios para hacer historia y ya reaccionó en consecuencia: durante las últimas tres semanas, la SIDE ha utilizado el 80% de los 100 millones de dólares que recibió.

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