La Bienal del Chaco, el desconocido Mundial de la escultura que se celebra en el norte de Argentina
La letona Solveiga Vasiljeva se convierte en la primera mujer en ganar el certamen en 36 años. El chileno Alejandro Mardones Guillen y el español Carlos Iglesias Faura completan el podio
La ciudad argentina de Resistencia, en el norte de Argentina, es el museo de esculturas a cielo abierto más desconocido del mundo. Casi 700 obras contemporáneas realizadas en todo tipo de materiales forman parte del paisaje urbano de la capital provincial del Chaco y del corazón de sus habitantes. La Bienal del Chaco nació en 1988 en la plaza central de la ciudad y ha crecido hasta convertirse en una multitudinaria fiesta popular y en una cita obligatoria de esta disciplina artística. La última edición concluyó este domingo con cerca de un millón de visitantes, pero los 1.000 kilómetros de distancia que separan Resistencia de Buenos Aires han mantenido a la Bienal como un secreto reservado a chaqueños y amantes del arte durante décadas.
Una réplica del David de Michelangelo inaugurada en marzo da la bienvenida al parque de 14 hectáreas en el que se celebra este acontecimiento cultural gratuito organizado por la Fundación Urunday. El metal ha sido el protagonista del concurso internacional. “Es el Mundial de la escultura”, la define el presidente de la Fundación, Josese Eidman. Los diez artistas seleccionados —entre las 157 postulaciones de 55 países recibidas— recibieron un premio de 5.000 dólares por participar y dejar su obra en la ciudad. Los artistas trabajaron durante siete días frente al público, que vio cómo creaban piezas únicas a partir de las dos unidades de chapa laminada que entregaron a cada uno. También se les dio una barra de hierro liso, bisagras, pernos, bujes, bulones y planchas con diseños, que ellos trabajaron contrarreloj con propias herramientas.
La letona Solveiga Vasiljeva se coronó como la Messi del campeonato, al alzarse con el primer premio del jurado y también con el entregado por sus colegas escultores. A sus 70 años, Vasiljeva es la primera mujer que gana en la Bienal. Su obra, Tiempo, reflexiona sobre las distintas dimensiones de este enigma a través de lo que asemeja un giroscopio galáctico. “Me parece irreal haber ganado”, asegura en el escenario tras la premiación, celebrada el sábado por la noche. “El último día trabajé muchísimo y estoy muy cansada, sólo dormí dos horas”, señala al relatar el trabajo bajo presión de las últimas horas.
El segundo puesto fue para el chileno Alejandro Mardones Guillen por Multiplicidad, que el artista define como una escultura polisémica. “Lo que propongo es que a medida que uno recorre la obra, que aparezcan muchas otras, que la gente se confunda y piense que podrían ser distintas esculturas”, la describe su autor. Considera que esa obra tiene una esencia autobiográfica: “Yo siempre digo que a mí la escultura me encontró después de haber pasado, vivido y experimentado un montón de cosas. La escultura es mi multiplicidad, básicamente. Todas mis caras y todo lo que he pasado en la vida para poder llegar a ser escultor”.
El podio se completó con el español Carlos Iglesias Faura. Su obra, Habitus Antihabitus, recrea el abrazo simbólico entre la tradición y el progreso. “Para mí tiene sentido unir ambos conceptos porque no podemos desprendernos de todo lo que heredamos pero tampoco quedarnos estancados porque sino no podemos avanzar”, dice Iglesias Faura. Se trata de un conflicto antiguo, pero que hoy está en un punto crítico: “Está todo súper polarizado y creo que necesitamos trabajar para volver a encontrarnos o, por lo menos, poder convivir, que hasta eso parece difícil”, asegura este madrileño de 36 años.
De visita en Argentina por primera vez y debutante también en un concurso internacional, Iglesias Faura se mostró entusiasmado con el galardón que se lleva a casa. “Ha sido una sorpresa llevarme el tercer premio con esta cantidad de monstruos”, contesta. El artista español se muestra aún más sorprendido por la calidez y el enorme interés del público, que se acercó a toda hora para preguntarle sobre su técnica de trabajo, sobre los materiales usados y sobre el significado de la obra.
Los escultores son celebridades
“¿Podemos sacarnos una selfie con vos?”, suplican dos mujeres a Iglesias Faura al reconocerlo fuera del espacio de competencia. La escena se repite otras veces tanto con él como con los demás artistas internacionales. Los escultores, acostumbrados al anonimato y a la soledad del taller en el que trabajan, son celebridades en Resistencia. Los asistentes les piden fotografías y autógrafos, pero también se acercan a observar cómo trabajan, a preguntarles por técnicas escultóricas y materiales, a felicitarlos por su trabajo y ofrecen mate, la infusión más popular de Argentina, a quienes quieren probarlo.
La cifra récord de visitantes de esta edición era imposible de imaginar cuando 36 años atrás el escultor chaqueño Fabriciano Gómez lanzó la idea de un pequeño concurso de esculturas. Hoy hay más de 20 escultores invitados, 400 artistas distribuidos en cuatro escenarios, más de 300 artesanos criollos e indígenas que venden sus obras y conciertos cada noche. “Esto es el resultado de una suma de voluntades, del esfuerzo virtuoso entre todos los actores de la sociedad”, dice Eidman, presidente de la Fundación Urunday.
En paralelo al concurso internacional se disputó el Premio Desafío para estudiantes de Bellas Artes de todo el país. Los alumnos tenían sólo 48 horas para tallar obras a partir de un tronco de timbó y se turnaron sin descanso para conseguirlo. Los ganadores fueron estudiantes de la Facultad de Arte y Diseño de la Universidad Nacional de Misiones.
El sueño de Fabriciano Gómez
“Fabriciano era un loco maravilloso”, lo recuerda el gobernador chaqueño, Leandro Zdero, orgulloso de los frutos que ha dado la semilla plantada por Gómez incluso tras su muerte, ocurrida en 2021. “Nosotros en el Chaco somos conocidos por cosas que no son muy lindas, como la pobreza. Siempre estamos abajo de la tabla y esto, en cambio, nos pone arriba”, continúa Zdero.
La dura recesión que sufre Argentina en este 2024 golpea aún con más fuerza esta provincia, en la que más de la mitad de la población es pobre. Pero la Bienal, realizada durante las vacaciones de invierno escolares, ha logrado la ocupación plena de los hoteles de la ciudad y ha supuesto un balón de oxígeno también para restaurantes y operadores turísticos. “La Bienal es hoy la ventana al mundo de Resistencia”, agrega Zdero. Sus habitantes, conscientes y orgullosos del patrimonio cultural de la ciudad, cuidan las esculturas diseminadas por el espacio público como si fuesen propias.
“Puede haber simposios económicamente mucho más grandes como Taiwán, Corea, China, Arabia Saudita; todos esos, por más dinero que tengan, no pueden conseguir lo que sucede en Resistencia: la participación del pueblo que lo convierte en un verdadero evento cultural”, relata el mexicano Carlos Monge, jurado del concurso internacional y participante en cuatro ediciones a lo largo de las últimas tres décadas. “Fabriciano era un soñador. Tenía grandes sueños y los hizo realidad”, lo recuerda Monge.
El público decidió premiar al argentino Luis Bernardi por Simpleza. La obra, pintada de un verde manzana chillón, fue también la favorita de los niños. mientras que los demás participantes recibieron menciones por obras como Reflejo de luna, del rumano Bogdan Adrián Lefter, que juega con las luces y las sombras; o Mensaje, de la neozelandesa Anna Corver, que apunta a la nostalgia con un avión de papel hecho de metal listo para despegar y enviar los sueños infantiles hacia el futuro.
El estadounidense Jimmy Lee levantó un Obelisco en el Chaco. Inspirado en otros que decoran ciudades como Buenos Aires, Santiago de Chile o Washington, entre muchas otras, pero a su vez distinto a todos ellos. “Me gusta hacer formas simples, que cuando las personas gente las vean, pueda sentir que reconocen algo, como un recuerdo, pero no están del todo seguras. Yo lo llamo poesía visual”, cuenta Lee. Este experimentado artista, quien alterna su trabajo entre Estados Unidos y China, destaca la excelente organización de la Bienal y la entrega del público. “He sentido una energía tan alta que aún no he tenido tiempo de sentarme y asimilarla. “Quizás más adelante haga una escultura sobre esta experiencia. Podría ser sobre la calidez y la generosidad de la gente”, señala.
La lista de participantes internacionales se completó con Butrint Morina (Kosovo), Percy Raúl Zorrilla Soto (Perú) y Emrah Önal (Turquía). Concluida la Bienal, las nuevas esculturas engrosarán el creciente museo al aire libre de Resistencia.
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