Milei, el Frankenstein de Massa
El candidato peronista alentó a Milei a que se lanzara a las aguas siempre turbias de la política. Pero al final, el monstruo se le escapó de las manos
Al final, Javier Milei, el “monstruo” que Sergio Massa prohijó, alentó y financió para dividir a la oposición, terminó por devorarse a su creador. Ni Mary Shelley se atrevió a tanto con su Frankenstein. Y la Argentina inició ayer una nueva etapa, tan incierta como imprevisible, pero que se avizora tempetuosa.
Milei tiene ahora tres semanas para darle forma a su gabinete, en el que evidenciará si su acercamiento con ...
Al final, Javier Milei, el “monstruo” que Sergio Massa prohijó, alentó y financió para dividir a la oposición, terminó por devorarse a su creador. Ni Mary Shelley se atrevió a tanto con su Frankenstein. Y la Argentina inició ayer una nueva etapa, tan incierta como imprevisible, pero que se avizora tempetuosa.
Milei tiene ahora tres semanas para darle forma a su gabinete, en el que evidenciará si su acercamiento con el ex presidente Mauricio Macri sólo fue una alianza táctica para derrotar en en el balotaje al oficialismo o si se traduce, también, en una estructura de poder y de gestión. Quiénes ocupen ciertos cargos en la administración que comenzará el 10 de diciembre dirá mucho sobre qué vaya ocurrir en el país en el corto y mediano plazo.
Más allá de eso, el horizonte resulta inquietante, por múltiples motivos. Primero, porque el gobierno que se va, presidido por Alberto Fernández, pero liderado por Cristina Fernández de Kirchner y gestionado por Sergio Massa, puede encarar una transición ordenada con quien acaba de derrotarlos o puede quitarle el espolón a múltiples granadas para que le exploten en el rostro a Milei en cuanto asuma.
Y eso es, apenas, el comienzo. Queda por ver, también, qué ocurrirá con el peronismo que por estas horas todavía se presenta bajo la pátina de “Unión por la Patria”, pero que se encuentra en ebullición y, acaso, en transición. ¿Los bloques internos que responden a Fernández de Kirchner y a Massa querrán seguir juntos tras la peor derrota en muchos años? ¿El gobernador bonaerense, Axel Kicillof, buscará desbancarlos a ambos? ¿Y qué harán los gobernadores peronistas que, como señores feudales, pueden reclamar sus cuotas de poder? Por estas horas sí hay una certeza: el peronismo entrará en modo “resistencia” y hará todo lo que pueda, lo decible y lo indecible, por retornar cuanto antes a la Casa Rosada.
Tampoco se quedará atrás la coalición opositora que en 2015 llegó al poder. A principios de este año, Juntos por el Cambio daba por sentado que triunfaría en las elecciones de octubre y que retornaría con gloria a la Casa Rosada el 10 de diciembre. Pero la realidad fue muy distinta. La coalición terminó tercera, fuera del balotaje y sumida en una implosión que llevó a los halcones del PRO liderados por Macri y Patricia Bullrich a aliarse con Milei, y a las palomas–como Horacio Rodríguez Larreta-, a los radicales y a Lilita Carrió a buscar su propia senda.
Juntos por el Cambio, que quede claro, perdió por torpezas y mezquindades propias. Por momentos, la coalición pareció tan concentrada en mirarse el ombligo que se olvidó de todo: de sus objetivos, de sus votantes y del país. Pero aclarado lo esencial, también queda claro que Massa tuvo mucho que ver en su derrota e implosión. Porque como Víctor Frankestein, el actual ministro de Economía vislumbró que no tenía oportunidad alguna de llegar a la Presidencia si la oposición iba unida a las urnas. Y se puso manos a la obra.
Así fue como Massa creó al “monstruo”. Alentó a Milei a que se lanzara a las aguas siempre turbias de la política. Incluso le buscó un publicista como Ramiro Agulla para que lo ayudara con su campaña, como también se encargó de financiarlo, según confesó días atrás Carlos Maslatón, un ex aliado de Milei durante aquellos primeros pasos. Pero al final, el monstruo se le escapó de las manos. Aupado sobre la ola de hartazgo con los políticos tradicionales y la ola de frustración por la situación imperante, Milei lo derrotó por más de once puntos.
A partir de ahora, el “Loco”, el “Peluca” o el “León”, como lo apodan quienes lo conocen y sus seguidores, tiene una oportunidad y un desafío. Tiene la oportunidad de plasmar las ideas liberales libertarias por las que tanto bregó como economista durante años y años, a menudo en soledad. Y tiene la oportunidad de terminar con la inflación galopante, de reducir la pobreza y de restablecer el crecimiento que la Argentina no registra desde hace demasiado tiempo. Pero afronta también desafíos mayúsculos. No cuenta con legisladores suficientes para aprobar ley alguna en el Congreso y deberá, por tanto, acordar con otras fuerzas políticas a las que denostó durante años como “casta”. La resistencia a muchas de sus propuestas se verá en las calles, con cortes, protestas y movilizaciones. Y si su gobierno fracasa, el kirchnerismo estará presto para recuperar la Casa Rosada.
Con o sin motosierra en las manos del ahora Presidente electo, la Argentina se asoma a una etapa que se avizora tempestuosa.