El peronismo retiene el segundo distrito electoral argentino y abre grietas en la oposición
El triunfo en Córdoba profundiza las diferencias internas de los gobernadores con el kirchnerismo
La provincia de Córdoba, el segundo distrito electoral más grande de Argentina después de Buenos Aires, eligió este domingo nuevo gobernador en una elección agónica, definida el lunes de madrugada, entre votos contados a mano y con solo tres puntos de diferencia. El peronista Martín Llaryora, delfín del actual gobernador, Juan Schiaretti, se impuso con el 42% de los votos y extendió una racha de triunfos iniciada en 1999. No fue, sin embargo, una jornada de celebración para el peronismo del Gobierno nacional. Córdoba, la provincia más conservadora del país y una de las trincheras del peronismo...
La provincia de Córdoba, el segundo distrito electoral más grande de Argentina después de Buenos Aires, eligió este domingo nuevo gobernador en una elección agónica, definida el lunes de madrugada, entre votos contados a mano y con solo tres puntos de diferencia. El peronista Martín Llaryora, delfín del actual gobernador, Juan Schiaretti, se impuso con el 42% de los votos y extendió una racha de triunfos iniciada en 1999. No fue, sin embargo, una jornada de celebración para el peronismo del Gobierno nacional. Córdoba, la provincia más conservadora del país y una de las trincheras del peronismo federal que combate el liderazgo de la vicepresidenta, Cristina Kirchner, eligió lejos de la polarización que tiene en vilo al resto del país. Con dos opciones cercanas a la oposición nacional de Juntos por el Cambio, la elección de este domingo puso a sus precandidatos a hacer cuentas de cara a la elección nacional prevista para octubre.
Martín Llaryora, actual intendente de la capital provincial, enfrentará un desafío enorme. Córdoba representa casi el 9% del padrón nacional. El nuevo gobernador peronista tomará el bastón de un Gobierno que lleva 24 años en el poder, donde dos líderes se lo repartieron durante casi un cuarto de siglo. Pero llenar esos zapatos no es su único problema. Las elecciones de este domingo vieron una abstención del 32%, la menor concurrencia desde el regreso a la democracia en 1983, y Llaryora será el primer peronista en gobernarla con una minoría en la Legislatura.
La fluctuación del voto se explica por el divorcio que vive el peronismo local con el que lidera Cristina Kirchner desde hace casi dos décadas en el resto del país. Juan Schiaretti, como su antecesor, Juan Manuel de la Sota, es uno de los grandes líderes provinciales que reniega de la expresidenta. Tanto, que a principios de este mes estuvo a punto de sumarse al ala moderada de Juntos por el Cambio, liderada por el precandidato presidencial Horacio Rodríguez Larreta. Actual alcalde de Buenos Aires, Larreta buscó aliados a izquierda y derecha para fortalecerse ante Patricia Bullrich, exministra de Seguridad de Mauricio Macri, que le ha comido votos desde una derecha más radical en vista a las primarias del próximo 13 de agosto.
La integración de Schiaretti a la alianza se empantanó sobre la hora, pero eso no evitó que la elección en Córdoba se leyera casi como un escrutinio previo a las primarias que enfrentarán a Bullrich y Larreta por liderar la oposición al peronismo en las generales de octubre. No es para menos: en 2015, Córdoba fue clave en el triunfo presidencial de Mauricio Macri.
El reparto de votos para agosto está, por ahora, en el aire. Con la puerta cerrada en Juntos por el Cambio, Schiaretti decidió presentar su propia alianza a las primarias presidenciales y es el favorito de la provincia. Su presencia complica a Larreta, que sin la alianza en una provincia clave, perdería fuerza mientras Bullrich cosecha el voto opositor. Ambos han mostrado su apoyo a Luis Juez, el candidato de su alianza que se quedó a las puertas de la gobernación con poco más del 39% de los votos, pero Bullrich mostró más cartas y viajó a acompañarlo. “Sin especular y sin hacer cálculos políticos, fui a Córdoba con una convicción: el cambio es a fondo o no es cambio”, escribió este lunes la exministra en su cuenta de Twitter.
Arropado por los sectores más radicales de Juntos por el Cambio, Juez evitó reconocer su derrota. Llaryora se había proclamado vencedor sobre las dos de la mañana del lunes, tras dos horas con el conteo de votos haciéndose a mano por un problema técnico. El escrutinio provisional, finalmente, se frenó a las seis de la mañana, con el 94,9% de las mesas escrutadas. “Yo a los tramposos no les acepto nada. Si hubiesen hecho las cosas como corresponde, yo hubiera ido a meterle un abrazo como Dios manda”, dijo Juez en una entrevista radial, y afirmó que no reconocerá su derrota hasta ver el escrutinio definitivo, que puede tomar varios días.
Otra derrota desconocida por la ultraderecha
Un empresario de 47 años llamado Agustín Spaccesi quedo quinto con el 2,5% de los votos, detrás los votos anulados y en blanco. Spaccesi es noticia porque se había presentado bajo las siglas de La Libertad Avanza, el partido del diputado libertario Javier Milei, que ha alzado vuelo en el panorama nacional como tercera fuerza. Milei, fuerte por su propio nombre, no ha tenido éxito con los pocos candidatos que respaldó en la decena de elecciones provinciales que ha visto el país en los últimos meses.
Milei desconoció a la mayoría de los candidatos libertarios que fracasaron en las provincias, pero en las de este domingo ha ido más allá. “En Córdoba anunciamos que no teníamos candidato a gobernador y que estaban usando mi imagen y los símbolos de La Libertad Avanza de modo impropio”, denunció este lunes en Twitter como respuesta a distintos reportes que hablaban de otro fracaso de su partido.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS América y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la región.