Independiente de Avellaneda, un grande del fútbol argentino en caída libre
El mayor campeón de la historia de la Copa Libertadores atraviesa una crisis económica e institucional que le ha dejado sin presidente ni entrenador
It’s a Heartache, la balada romántica que Bonnie Tyler convirtió en éxito en los setenta, es también el himno del agravio en el fútbol argentino. Al ritmo de la estrella pop galesa, los fanáticos cantan con furia cuando su equipo no juega como esperan: “Jugadores / la concha de su madre / a ver si ponen huevos / que no juegan con nadie”. La escuchó River Plate cuando se fue al descenso...
It’s a Heartache, la balada romántica que Bonnie Tyler convirtió en éxito en los setenta, es también el himno del agravio en el fútbol argentino. Al ritmo de la estrella pop galesa, los fanáticos cantan con furia cuando su equipo no juega como esperan: “Jugadores / la concha de su madre / a ver si ponen huevos / que no juegan con nadie”. La escuchó River Plate cuando se fue al descenso en 2011 o Rosario Central cuando llevaba tres temporadas peleando por el ascenso. Este fin de semana se volvió a cantar en el sur de Buenos Aires.
Independiente de Avellaneda, uno de los cinco grandes del país, está en crisis. El máximo ganador de la Copa Libertadores de América, cuna de leyendas como Ricardo Bochini, Sergio Kun Agüero o Diego Forlán, perdió en su estadio el domingo pasado ante Estudiantes de La Plata y quedó antepenúltimo en la liga argentina. Pero el fútbol no es ni la mitad del problema: el club tiene una deuda millonaria que arrastra desde hace décadas y atraviesa una crisis institucional que este martes ha provocado la renuncia de su presidente, Fabián Doman. El Rey de Copas, como todavía se conoce a este equipo que ganó 24 torneos entre los sesenta y los noventa, incluidas siete Libertadores, mira hoy el abismo.
Periodista y conductor televisivo, Fabián Doman aterrizó en la política de Independiente con un apoyo inédito. Ganó la presidencia en octubre del año pasado con más del 70% de los votos y una participación récord. Enfrente tenía al poderoso sindicalista Hugo Moyano, que tuvo las riendas del equipo durante ocho años. Moyano se había hecho cargo de Independiente en 2014 y los primeros años fueron de éxito: el equipo, que había descendido un año antes, regresó a Primera División, terminó el estadio que su antecesor había construido a medias y volvió a ganar un campeonato internacional, la Copa Sudamericana, en 2017. Pero los impagos, los malos negocios con ventas de jugadores y la postergación de las elecciones durante años lo distanciaron de los socios.
Ante los malos manejos de Moyano, Fabián Doman se presentó a las elecciones aupado por la centroderecha nacional: desde el expresidente Mauricio Macri a los actuales candidatos de su partido, Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, todos celebraron la elección de Doman como un garrotazo al viejo sindicalista aliado a la rival de siempre, la expresidenta peronista Cristina Kirchner.
La esperanza duró apenas seis meses. “La magnitud de la crisis era más grande de lo previsto”, escribió Doman en su carta de renuncia, en la que puntualizó que había dejado claro que su presidencia “sería de transición, por un solo periodo y por una sola razón: nadie se animaba a enfrentar a Moyano”. Según una auditoría que había encargado al asumir, las deudas de Independiente suman más de 6.600 millones de pesos, unos 20 millones de dólares.
Independiente acumula impagos desde mucho antes de la era Moyano. La crisis del equipo comenzó en el ocaso de su gloria, a finales de los noventa, y empeoró con el cambio de siglo. Sus últimos chispazos de grandeza se rastrean en los primeros 2000: el último campeonato local que ganó, en 2002, la Sudamericana de 2007, y las ventas del delantero Sergio Agüero y el portero Óscar Ustari, casi 40 millones de dólares que se invirtieron en un estadio a medio terminar que dejó más deudas. “Es muy triste lo que pasa en el club. Si empezamos a hacer cuentas, el dinero que entró en Independiente es una locura”, se quejó este martes Agüero, dedicado al streaming tras retirarse en 2021 por problemas cardiacos. Por su condición física, el exdelantero del Manchester City y la selección argentina prefiere no seguir de cerca las noticias de su primer club: “Imagínense que me caliento jugando a los jueguitos, si me meto ahí me agarraría un patatús”.
La presidencia de Independiente queda ahora en manos de su vicepresidente, Néstor Grindetti, que también es alcalde de Lanus, un populoso distrito del extrarradio de Buenos Aires pegado al de Avellaneda. Grindetti, un hombre cercano al expresidente Macri que suena como candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, deberá dejar su cargo para asumir la presidencia del equipo. El desafío que le espera es gigante: Independiente no tiene entrenador desde hace casi un mes y el domingo juega el partido más importante del semestre: recibe en su estadio a su clásico rival, Racing de Avellaneda. “El domingo ganen o balas para todos”, advertía una pintada a las afueras del estadio tras las protestas de los fanáticos el martes por la noche.
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