El argentino Leonardo Favio, ícono del 37 Festival de Cine de Mar del Plata

El certamen realiza múltiples homenajes al célebre director y músico a diez años de su muerte

El actor y director argentino Leonardo Favio.HANDOUT

A Leonardo Favio “las películas le salían del alma”, dijo al público del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata una emocionada Graciela Borges, actriz protagonista de la tercera de sus películas, El dependiente (1969). “Quien tuvo la suerte de filmar con Favio, no lo olvida nunca. Su ternura y su emoción no la tenía nadie en el cine”, agregó entre los aplausos de una sala llena. En el décimo aniversario de...

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A Leonardo Favio “las películas le salían del alma”, dijo al público del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata una emocionada Graciela Borges, actriz protagonista de la tercera de sus películas, El dependiente (1969). “Quien tuvo la suerte de filmar con Favio, no lo olvida nunca. Su ternura y su emoción no la tenía nadie en el cine”, agregó entre los aplausos de una sala llena. En el décimo aniversario de la muerte, la 37 edición del festival está dedicada a este inigualable director y músico, al que se le ha rendido homenaje con proyecciones de sus películas, conciertos y charlas sobre su obra.

Los tributos organizados y la respuesta de los espectadores han vuelto a demostrar el inquebrantable vínculo de Favio con el certamen que se realiza en la principal ciudad costera de Argentina, el único de clase A de Latinoamérica. Aquí dio sus primeros pasos como director con el estreno de su primer cortometraje, El amigo, en 1960. Cinco años después regresó para presentar la conmovedora película Crónica de un niño solo. Esa estrecha relación se mantuvo hasta su muerte, ocurrida a los 74 años por una neumonía.

La actriz argentina Graciela Borges presenta la película El dependiente, de Leonardo Favio, en el 37 Festival internacional de cine de Mar del Plata.

“Leonardo Favio es un fenómeno único. Fue un artista muy personal tanto en su cine como en su música, que conectó mucho con lo popular sin renunciar a su toque autoral”, reflexiona el director del festival, Fernando Juan Lima. “Desde lo temático, desde lo formal y por el tono de las actuaciones, muy alejadas de cualquier naturalismo, uno piensa que Favio solo puede circular en determinados circuitos y sin embargo es absolutamente popular. De Nazareno Cruz y el lobo se vendieron más de 2,5 millones de entradas [durante décadas fue la película más vista del cine argentino] y eso sigue sucediendo ahora”, agrega.

Antes de cada una de las proyecciones pueden verse pastillas de un par de minutos con anécdotas de personas que trabajaron con él y destacan la humanidad y la pasión que volcó también en sus películas. Estas siguen convocando a multitudes: más de mil personas se agolparon en el Auditorium de Mar del Plata para ver Juan Moreira, la película que dirigió en 1973 sobre ese famoso gaucho vengador que hoy forma parte de la iconografía popular argentina. La expectativa se repitió en la proyección de Nazareno Cruz y el lobo, de 1975, y de El dependiente (1969).

El certamen rindió también homenaje a su faceta musical, la que le permitió cruzar las fronteras de Argentina y darse a conocer en el resto de Latinoamérica con canciones como Fuiste mía un verano y Ella ya me olvidó. En la apertura estuvo una de sus sobrinas versionando sus temas más conocidos y en el Museo Mar se organizó el recital “Favio Sinfónico” y la banda platense Estelares realizó un concierto en homenaje.

Actividad en homenaje a Leonardo Favio en la 37 edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.

Lima cree que la singularidad de Favio hizo que lograse imponerse a la polarización que divide a la sociedad argentina. “Es uno de los pocos directores indiscutidos en un país donde nos gusta discutirlo todo. No se andaba con medias tintas en cuanto a pertenencias políticas ni opiniones, pero así y todo su obra es tan genial que atraviesa a todos los argentinos”, señala el presidente del festival.

Favio era un ferviente militante peronista y en su filmografía interpretó como nadie el fuerte lazo entre este movimiento político y la sociedad argentina. Fue el organizador del acto de bienvenida del expresidente argentino Juan Domingo Perón a su país en 1973, después de 18 años de exilio, pero la fiesta para dos millones de personas quedó frustrada por el enfrentamiento armado de los peronistas de derecha contra los de izquierda. Entre 1996 y 1999 rodó el documental Perón, sinfonía del sentimiento.

Nació en Luján de Cuyo, en la periferia de Mendoza, en 1938 bajo el nombre de Fuad Jorge Jury. Su padre abandonó la familia cuándo era pequeño y se crió con su madre, la escritora y locura de radio Manuela Olivera. Los radioteatros que escuchó durante su infancia y en los que se inició en la actuación de adolescente influenciaron su cinematografía.

Ya en Buenos Aires, su carrera de actor creció bajo la dirección de Leopoldo Torre Nilson en películas como El secuestrador (1958), La casa del ángel (1960) y Fin de fiesta (1961). Sin estudios formales, Favio aprendió de Torre Nilson las bases para filmar.

Desde sus inicios fue aplaudido por la crítica y la admiración por sus películas se mantiene intacta medio siglo después. Entre las cien películas más importantes de la historia argentina, hay seis de Favio, según una votación publicada esta semana en la que participaron medio millar de críticos de cine, cineastas, actores, técnicos, académicos, escritores y músicos.

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