El BID ve un fuerte apoyo de la región para elevar su capacidad en 112.000 millones de dólares

Ilan Goldfajn, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, cree que la asamblea de Punta Cana marcará un punto de inflexión

Ilan Goldfajn, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), este jueves en una rueda de prensa en Punta Cana (República Dominicana).CHELO CAMACHO

Ilan Goldfajn presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), es un gran aficionado al fútbol. Este miércoles, el primer día de las reuniones anuales que celebra el banco de desarrollo de Latinoamérica en Punta Cana (República Dominicana) se cerró con un partidillo de fútbol. Goldfajn, que jugaba mucho de joven, no se vistió de corto esta vez. Pero juega estos días toda una final: ...

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Ilan Goldfajn presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), es un gran aficionado al fútbol. Este miércoles, el primer día de las reuniones anuales que celebra el banco de desarrollo de Latinoamérica en Punta Cana (República Dominicana) se cerró con un partidillo de fútbol. Goldfajn, que jugaba mucho de joven, no se vistió de corto esta vez. Pero juega estos días toda una final: la asamblea que debe certificar las reformas en que ha estado trabajando desde que asumió el cargo en noviembre de 2022. Esas reformas, como ya se había anunciado, permitirán aumentar la capacidad de préstamo del BID en 112.000 millones de dólares (102.000 millones de euros) en un plazo de 10 años, según reiteró este jueves Goldfajn en una rueda de prensa en Punta Cana. El presidente del BID ve un “apoyo total” en la región a la recapitalización de BID Invest, el brazo de inversión en el sector privado del banco, y a la inyección de fondos en BID Lab, centrado en la innovación y el capital emprendedor.

Goldfajn quiere que la cumbre de Punta Cana quede grabada en la memoria del banco durante años o décadas. Que se señale como un punto de inflexión en la institución y que ayude también a provocar esa misma inflexión en Latinoamérica. “Estamos en un momento creo que histórico para el grupo BID y queremos que este momento sea también histórico para la región”, insistió en un encuentro con periodistas este jueves, reiterando el mensaje de la víspera.

El BID afronta simultáneamente tres cambios que transforman el banco. El primero es una estrategia institucional que aspira a marcar al menos los próximos seis años de un banco que pasó por una etapa turbulenta con el anterior presidente. Tras un año de pacificación y de trabajo interno, Goldfajn llega con propuestas de reforma que afectan a la gobernanza del banco, pero que sobre todo aspiran a cambiar la escala y el impacto de lo que hace: financiar el desarrollo de la región.

En segundo lugar, propone una recapitalización de BID Invest con la que duplicar sus recursos. Goldfajn declinó confirmar cifra alguna a la espera de que sea debatida y aprobada por la asamblea este fin de semana. También se plantea un modelo nuevo y una nueva visión para que movilice más recursos privados que inviertan en la región en proyectos de todo tipo, desde el hidrógeno verde al litio, pasando por la digitalización y muchas otras áreas. “Nuestro capital es hoy de 3.100 millones de dólares. Cuando el presidente habla de duplicar, se pueden hacer las cuentas, pero más importante que el capital que recibamos o no de nuestros accionistas es lo que hagamos con ese capital. La clave es atraer inversión extranjera directa y ahorros locales para hacer frente a los desafíos de desarrollo de la región. Eso puede duplicar o triplicar el impacto”, indicó el responsable de BID Invest, James Scriven.

La tercera reforma afecta directamente a BIDLab, con un modelo de negocio más escalable, sostenible y donde van a entrar también más recursos. “La complementariedad desde el BID Lab es el trabajar directamente con emprendimientos, con startups y con fondos de capital emprendedor, con la industria de venture capital para dar una respuesta diferente, probando nuevas tecnologías, nuevos modelos de negocio, a los tres desafíos que el presidente mencionó: la inequidad social, el clima y la productividad”, explicó Irene Arias, jefa de BID Lab. “Con la resolución que estamos presentando, para los próximos siete años podríamos estar invirtiendo por lo menos 1.300 millones de dólares en estos emprendimientos que pueden marcar una gran diferencia porque son pequeñas compañías que pueden llegar a ser después grandes unicornios. Hemos financiado históricamente un tercio de los hoy más de 54 unicornios de la región”, añadió.

Punto de inflexión

“Cuando lo juntas, eso es un punto de inflexión muy relevante”, señaló Goldfajn. “Creo que nos vamos a acordar de Punta Cana por muchos años y a lo mejor hasta por décadas. La región necesita de un BID transformado. La región está también delante de un posible y potencial cambio. Por la coyuntura global, por dónde estamos en el mundo, por primera vez vemos que no solamente Latinoamérica y el Caribe necesitan del mundo, sino que el mundo necesita también a América Latina para los grandes hitos y los grandes desafíos globales como el cambio climático, la transición energética, la seguridad alimentaria o la biodiversidad, con el Amazonas y otras biomasas”, añadió.

La idea de Goldfajn es que si cala la idea de que la región está delante de un punto de inflexión, se generará una especie de círculo virtuoso. “Significa que la inversión va a empezar a llegar y se puede cambiar algo que no se ha cambiado en décadas, que es el crecimiento de la productividad y el crecimiento de la renta y los empleos, mejorando la vida de la gente”. Sele daría un poco la vuelta así al “desafío triple: mucha demanda social, pocos recursos fiscales y no creces para tener más recursos”. “Si puedes crecer y tener más recursos, tienes más recursos fiscales y puedes atender mejor las demandas sociales”, razonó.

El Centro de Convenciones Barceló Bávaro, en Punta Cana (República Dominicana), donde se celebra la Reunión Anual de la Asamblea de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo, el 5 de marzo de 2024.CHELO CAMACHO

El BID ha definido su estrategia de forma muy selectiva, con tres objetivos: el social, que es el núcleo de lo que hace el BID, e incluye la lucha contra la pobreza, el desarrollo de bienes públicos como educación y salud; la transición energética y el cambio climático, incluida la adaptación a fenómenos climáticos adversos cada vez más frecuentes, como la sequía en Argentina y Uruguay, los incendios en Chile, o los huracanes en el Caribe y en América Central, y, en tercer lugar, el crecimiento de la productividad y el impulso del crecimiento: “Tenemos que abandonar las décadas perdidas y encontrar la inflexión a un crecimiento mayor en el futuro”, dijo Goldfajn.

El presidente del BID se plantea el desafío por partida doble: tener impacto y tener escala. Para tener impacto, quiere analizar los casos de éxito, pero también los que salen mal, y sacar lecciones de ellos. Y para tener impacto, está apuntando en múltiples direcciones para poder prestar más. Entre las innovaciones financieras están los cambios de cartera para diversificar riesgos, los aseguramientos y garantías, en todos los casos con el fin de tener más capacidad de préstamo. También ha presentado una propuesta al Fondo Monetario Internacional (FMI) con el fin de que los países puedan usar los derechos especiales de giro (DEG, la moneada del Fondo) en el BID, donde cuenten como reservas, y poder apalancarse en ellos para dar más préstamos. Sabe que no será fácil: “Si eso va a salir o no lo sé, pero estamos trabajando”, ha dicho. Tiene que convencer al FMI, que está analizando ya la propuesta, y luego a los países, para que hagan esos depósitos.

“Toso eso significa escala. Y con esta escala, la capitalización de que les hablé, la transformación de BID Invest, la transformación en BID Lab, y con la ayuda de las garantías vamos a poder aumentar nuestra capacidad de prestar en hasta 112.000 millones de dólares en los próximos 10 años, unos 11.000 millones más cada año además de lo que hacemos hoy. Y eso es bastante significativo”, añadió Goldfajn, que recordó también los acuerdos con el Banco Mundial en tres frentes (Amazonia, Caribe y digitalización) como otra forma de aumentar impacto y escala. Entre otras alianzas, también señaló que el BID acaba de firmar otra con la Corporación andina de Fomento (CAF) en materia de seguridad, y añadió que también trabaja con la CAF en la financiación de grandes proyectos de infraestructuras.

Preguntado sobre de qué manera puede el BID ayudar con el desafío migratorio de la región, Goldfajn señaló: “Si le damos las condiciones de vida a la población, si le ponemos raíces en el sentido de que tienen educación, tienen salud, el transporte no te lleva tres o cuatro horas para llegar al trabajo, si generas empleo, lo que significa que tienes que dar las habilidades, que son cosas que el BID hace, eso mantiene a la gente. Y luego está el impacto de las consecuencias de la migración. Tenemos un fondo de inmigración donde recibimos recursos. Es importante ayudarlos donde van los migrantes”.

En ese asunto incidió también el responsable de BID Invest, James Scriven: “Tanto BIDLab como BID Invest estamos para apoyar a empresas en su desarrollo. La respuesta está en el empleo formal. La mayoría no quiere emigrar de su propio país. Lo hacen porque están presionados por temas económicos, temas climáticos o de seguridad. Lo que tratamos de hacer es generar empleos formales en los países en que nosotros operamos, en los 26 países, y evitar la migración. La reagrupación de las cadenas de valor mundiales, mucho más cercanas a Latinoamérica y la conexión que tiene con Estados Unidos y con Canadá, otorgó una oportunidad enorme para el sector privado de toda Latinoamérica”, indicó.

Más escala para tener más impacto es lo que se juega el BID en estos días. “Si tenemos más recursos, vamos a poder hacer más y si estamos muy enfocados y somos muy selectivos, la gente va a notar la diferencia, va a sentir que algo distinto está pasando”, concluyó Goldfajn.

Solidaridad con Haití

Ilan Goldfajn señaló en la rueda de prensa que el BID está muy pendiente de la situación de inestabilidad por la que atraviesa Haití. "El primer punto que tenemos que dejar claro es que el problema humanitario está en primer lugar. Quiero expresar nuestra solidaridad al pueblo de Haití y a los que están sufriendo el impacto en sus vidas. Eso es lo primero, la solidaridad en un momento muy difícil", indicó el presidente del BID, que subrayó que el banco de desarrollo lleva muchos años trabajando con el país y que en su etapa lo han vuelto a situar en la ventanilla totalmente concesional, donde el banco aprobó 160 millones de dólares de donaciones para usar allí. "El programa es usarlo en causas humanitarias, en comida, en distribución de recursos, en salud, en educación, a veces directamente y también con las ONG y Naciones Unidas. La situación es más crítica ahora y tenemos que pensar juntos con las otras agencias sobre cómo se va a reaccionar a eso y el BID va a ser una parte de un conjunto en el que vamos a participar. Llevamos muchos años, estamos intensificando el esfuerzo, estamos trabajando y vamos a reevaluar si la escala de lo que estamos haciendo es suficiente para la nueva realidad", explicó. Goldfajn insistió en que a esos efectos el restablecimiento del Estado de Derecho "lo condiciona a todo". "Vamos a continuar trabajando como lo estamos haciendo hoy, pero se necesita una resolución también más amplia de seguridad y de esos procesos, eso es importante", dijo.

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