La música es la reinterpretación del latido del corazón humano. El gran novelista inglés William Golding lo resumió certeramente: “la canción antes que el lenguaje, el verso antes que la prosa”. Somos ritmo. Por eso la música siempre sabe dar salida al laberinto de nuestras emociones. Sabe cómo llegar al corazón y a la memoria y volverse indispensable en nuestras vidas. La voz y las canciones de Silvio Rodríguez, compañeras de vida de millones de personas en Cuba y en todo el mundo, han vuelto a sonar en las Escalinatas de la Universidad de La Habana, un lugar cargado de simbolismo, antes de comenzar su nueva gira por Latinoamérica.
Desde hace siete años he tenido el privilegio de tejer un diálogo de imágenes con sus canciones, sus versos y sus recuerdos, que ha dado como fruto un libro que publicará editorial Planeta y llegará a librerías en febrero de 2026.
Sirva esta galería de imágenes inéditas como adelanto del mismo.
Antes o después de una gira internacional, Silvio Rodríguez acostumbra hacer un concierto en Cuba. En esta ocasión, a pocos días de la gira que lo llevará a Chile, Argentina, Uruguay, Perú y Colombia:12 conciertos totalmente vendidos, Silvio regresó a las escalinatas de la Universidad de La Habana.Daniel MordzinskiDaniel MordzinskiDaniel Mordzinski
Daniel MordzinskiDaniel MordzinskiDaniel Mordzinski
Daniel MordzinskiDaniel MordzinskiLos ensayos tuvieron lugar los estudios Ojalá.Daniel MordzinskiDaniel MordzinskiDe izq a derecha: Maykel Elizarde (tres), Jorge Aragón (piano), Oliver Valdés (batería), Rachid López (guitarra), Malva Rodríguez González (voz y piano), Niurka González (flauta y clarinete), el trovador Silvio Rodríguez, Emilio Vega (vibráfono) y Jorge Reyes (contrabajo).Daniel MordzinskiEl día que nació Malva, Silvio escribió: “Mi casa ha sido tomada por las flores”.Daniel MordzinskiNiurka González y la flauta mágica.Daniel MordzinskiEn la ruta a San Antonio de los Baños, su pueblo natal, Silvio recuerda que de niño jugaba bola (canicas) en la calle y que muy cerca de su casa estaba El Placer, el campo de beisbol de su barrio.Daniel MordzinskiSilvio nació en la calle Caridad número dos y medio (cómo no ser poeta cuando se nace en el número dos y medio). Al verme, Zobeida, la propietaria actual de la casa me confunde con Silvio. “Soy un Silvio porteño", le respondo con humor, mientras me escabullo en la casa.Daniel Mordzinski“Yo soy de donde hay un río”, dicen las décimas sobre su abuelo que Silvio le dedicó al río Ariguanabo. Tras una larga mañana de ensayo, Silvio me llevó a conocerlo.Daniel MordzinskiSilvio en su casa con su gata 'Melania'.Daniel Mordzinski
Si quieres seguir toda la actualidad sin límites, únete a EL PAÍS por 1€ el primer mes