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Bolivia prohíbe el matrimonio infantil y las uniones tempranas: “No es una costumbre, es violencia”

El país es el 14° de la región en hacerlo, después de Colombia. El movimiento feminista celebra la medida y exige políticas de prevención

Bolivia cierra de manera definitiva la puerta al matrimonio infantil. La Asamblea Legislativa aprobó la tarde del miércoles una ley que elimina la excepción del Código de las Familias que permitía casarse a los 16 años con permiso de los padres o autorización judicial. La reforma busca “erradicar los matrimonios y uniones, muchos de los cuales son propiciados por acuerdos familiares que vulneran los derechos de los menores, exponiéndolos a situaciones de abuso y violencia”, de acuerdo al informe publicado por la Cámara de Diputados. El movimiento feminista aplaude una norma que empieza a sellar una gran deuda con las niñas.

La modificación corrige una contradicción legal que persistía desde 2014, cuando se aprobaron simultáneamente el Código de las Familias y el Código Niña, Niño y Adolescente. Mientras este último establecía de forma categórica que la edad mínima para casarse era 18 años, el primero abría una excepción para adolescentes de 16 y 17 años, siempre que contaran con consentimiento de los tutores. Por esta pequeña rendija se colaban también uniones tempranas e incluso bodas con niñas mucho menores. Según datos del Servicio de Registro Cívico (Serecí), del 2010 al 2022, el número de adolescentes entre 13 y 17 años que contrajeron matrimonio fue de 11.297. De esta cantidad, 10.012 (89%) fueron niñas y 1.285 (11%) niños. Las niñas solían ser casadas con hombres de un promedio de entre 20 y 35 años. A veces, incluso con señores 60 años mayores que ellas.

Para la senadora aymara y promotora de la norma, Virginia Velasco Condori, esto es una victoria “sobre todo, para las niñas más vulnerables”: “Es una promesa de que nuestras adolescentes ya no serán obligadas a casarse, a dejar la escuela o a cargar responsabilidades que no les corresponden”, expresó por teléfono, horas después de la sanción, aprobada por dos tercios de la Cámara.

Velasco aclaró que, si bien la ley no es punitiva, el Código Penal, en su artículo 154, sanciona el incumplimiento de deberes y la autorización de actos prohibidos. Por lo tanto, los oficiales del registro civil que permitan matrimonios o uniones de menores pueden ser procesados penalmente por esos delitos. “Hay que cambiar el chip de quienes siguen defendiendo que es una costumbre. No lo es, es violencia. No se puede seguir con este discurso”, añadió.

Esta es una victoria también para las organizaciones internacionales que han venido acompañando el proceso, como Save The Children quienes alertaron en un comunicado que la unión legal en menores “esconden historias desgarradoras: violencia sexual, embarazos no planificados, manipulación y explotación laboral y sexual”. El Comité contra la Tortura va más allá y asegura que las condiciones en las que están casadas estas niñas o adolescentes “son similares a torturas: crueles, inhumanas y degradantes”. Al grito de ni esposas ni concubinas, Bolivia se convierte en el 14° país de la región en prohibir el matrimonio infantil, después de Colombia que lo abolió a finales de 2024, de acuerdo a un recuento de Unicef.

Para Mónica Bayá, representante de la Comunidad de Derechos Humanos y Asesora Legal de Equality Now, la medida es una victoria para los derechos del menor y una “llave” que, espera, abra muchas otras puertas. “Esta es la herramienta que puede permitir ahondar en medidas preventivas”, asegura por teléfono esta reconocida feminista boliviana. “Es imprescindible hablar ahora de políticas sociales en el sector educativo que empodere a las niñas y las mantenga en el sistema educativo para que entiendan que hay más expectativas además de casarse y ser mamá”.

Esta ley ha ido pasando de despacho en despacho durante los últimos tres años tras casi una década de visibilización de los efectos nocivos para las niñeces en el país; como el abandono escolar, pérdida de autonomía y los embarazos infantiles y adolescentes. Los datos del Sistema Nacional de Información en Salud (SNIS), muestran que entre 2020 y 2023 hubo 8.855 embarazos de menores de 15 años y 139.021 de adolescentes de 15 a 19 años. Bayá, además, insistió en que esto debería ser una “preocupación” que involucre a la sociedad en su conjunto. También a los hombres. El reto, según la experta, será mayor en las zonas rurales de Bolivia donde son más normalizadas estas uniones.

El matrimonio infantil en Bolivia es un fenómeno que se suele dar mayormente en las áreas rurales, por antiguas prácticas y presiones familiares. En algunas culturas las uniones tempranas suelen estar ligadas a acuerdos entre familias o la expectativa de que la mujer asuma el rol de madre y esposa desde la infancia. Entre 2014 y 2023 se registraron 4.804 matrimonios de adolescentes de 16 a 17 años con “consecuencias alarmantes”, de acuerdo a datos oficiales.

“El trabajo continúa”

Bolivia se suma a una lista cada vez más larga de países latinoamericanos que reconocen el derecho de las niñas a ser eso: niñas. 14 países de la región (Colombia, Chile, México y República Dominicana, entre otros) han prohibido totalmente estas uniones entendiendo la deuda histórica con las infancias. Y es que el 21% de las mujeres de Latinoamérica y el Caribe que ahora tienen entre 20 y 24 años se habían casado o vivido con su pareja por primera vez antes de los 18 años en 2023, según Unicef. Este es un porcentaje que se mantiene estable desde hace 25 años y un 2% mayor al promedio mundial.

Tras la euforia inicial, la senadora Velasco recordó a EL PAÍS que “el trabajo continúa” y que se llevará a cabo también en las comunidades rurales. “Hay que hablar en diferentes idiomas, yo hablaré en aimara en los territorios. Ya veremos cómo sacar cuñas publicitarias y posts en redes sociales para llevar esta conversación a todos los rincones de Bolivia, pero este es un gran primer paso. Hoy es una celebración”.

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