Estados Unidos somete a Maduro al psicoterror: “La ira de Dios caerá sobre ti”, advierte el régimen
Las operaciones en el Caribe han venido acompañadas de una estrategia de presión construida a través de mensajes intimidatorios
Cuando al presidente Donald Trump le preguntaron si planeaba hacer un ataque dentro del territorio venezolano en su lucha contra el narcotráfico, respondió con un “ya verás”, con su enigmático gesto de cejas y boca. Las operaciones de Estados Unidos en el Caribe han generado una guerra psicológica que busca hacer creíble la amenaza contra Nicolás Maduro y ejercer presión dentro de su círculo. Después de tres ataques a embarcaciones, en los que al menos dos fueron destruidas con sus tripulantes adentros, según la versión de la Casa Blanca, y la presencia militar en aguas territoriales frente a las costas venezolanas, la tensión bilateral crece como parte de una guerra de narrativas y discursos intimidatorios de la que el chavismo ha acusado recibo.
“No es tensión, es una agresión militar”, responde el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Trump ha mostrado los videos de las lanchas explotadas por sus militares. Desde el chavismo, al menos del primer caso ocurrido a principios de septiembre, aseguran que fue una imagen echa con inteligencia artificial y Maduro ha pedido que se investigue lo ocurrido, pero ha calificado los movimientos de Estados Unidos como una agresión de carácter militar. En el terreno y el discurso el conflicto ha escalado.
Las posibilidades de una invasión o de ataques mayores a los ejecutados contra tres lanchas supuestamente cargadas con droga son difusas, incluso con el despliegue naval que se ha hecho en el Caribe. El exfuncionario de defensa estadounidense Franklin Mora, en entrevista en CNN en español, señalaba esta semana que las capacidades militares que ha mostrado Estado Unidos con un submarino, destructores, cruceros y entre 4000 y 5000 infantes de marina no es suficiente para invadir un país como Venezuela. “No creo que esto se trate de una invasión militar. Se trata más bien de una operación psicológica que trata de intimidar e incentivar a los militares a través del miedo a que saquen a Maduro del poder”.
En opinión de Mora, exvicesecretario adjunto de Defensa para el Hemisferio Occidental, con los equipos que se han desplegado en el Caribe Estados Unidos se podrían hacer operaciones quirúrgicas para la destrucción de pistas usadas por narcotraficantes, en vez de interceptar barcos, pues la vía área es la principal salida de drogas de Venezuela.
La narrativa intimidatoria se ha construido en coro. El senador republicano Bernie Moreno ha vaticinado que Nicolás Maduro no permanecerá en el poder más allá de 2025. Su compañero de bancada Mario Díaz Belart ha dicho que al líder del chavismo le quedan solo tres opciones: “irse del país, pudrirse en una cárcel o terminar en polvo dentro de una bolsa plástica”. Pero Diosdado Cabello también ha advertido de que si atacan al Gobierno irán contra la dirigente opositora en la clandestinidad María Corina Machado. “Diosdado Cabello, ni se te ocurra tocar a María Corina Machado. Estados Unidos y el mundo entero están mirando. Si algo le pasa, tú y tus cómplices no tendrán dónde esconderse y la ira de Dios caerá sobre ti como un trueno”, respondió Díaz Belart en los fogueos de redes sociales de los últimos días.
El propio Cabello ha desvelado la estrategia de intimidación, aunque se mantiene en alerta. “Ellos amenazan y la fase que hay ahorita es el coco [la cabeza]: la guerra psicológica, que casi siempre está basada en mentiras, manipulaciones, en fake news, buscando dividir las fuerzas internas, porque así la cosa es más fácil”, dijo hace unos días en su programa de televisión, Con el Mazo Dando.
El secretario de Estado, Marco Rubio, es el hombre en quien Trump parece haber delegado su lucha contra el narcotráfico en América Latina. Un combate que ya no se centra en las incautaciones de droga y en las actuaciones regulares contra los carteles, sino en “hacerlos volar por los aires”, en referencia a los narcotraficantes, calificados por la Administración republicana como organizaciones terroristas. Rubio también ha sido más directo y amenazante con Maduro, a quien ha acusado de ser un criminal y fugitivo de la justicia estadounidense y señala que no es el presidente legítimo.
El mandatario de El Salvador, Nayib Bukele, también se ha sumado a las campañas de intriga con las que Estados Unidos busca ejercer presión –y sobre todo generar confusión- sobre el chavismo. En los últimos días, los mensajes se han acompasados con los de Machado y los dirigentes opositores en el exilio que dan por hecho que los días del Gobierno de Maduro están contados. “Esto se acabó. Tú no estás solo. Ellos sí”, advertía la política en un video la semana pasada. El aparato de persecución del chavismo, sin embargo, continúa haciendo detenciones arbitrarias de militantes de su partido.
Respuesta chavista
El Gobierno venezolano también ha salido a exhibir las armas. Las fotografías de civiles empuñando fusiles y recibiendo entrenamiento militar son parte de la ofensiva. También altos jerarcas han exhibido su buena forma y destreza en los polígonos de tiro, como hace unos días mostró Freddy Bernal, gobernador del Estado de Táchira, fronterizo con Colombia, expolicía e incondicional de Maduro, como una manera de hacer ver que están listos para una lucha armada, si la hubiera.
Cada día que pasa, el chavismo se muestra preparado para enfrentar en terreno una agresión, aunque en reiteradas oportunidades han dicho que “Venezuela está sometida a una guerra psicológica”. Maduro ha aparecido en medio de una formación de centenas de militares y policías en formación para mostrar su enorme pie de fuerza ante cualquier amenaza. Aseguran haber reclutado a más de 8,2 millones de venezolanos en las jornadas de alistamiento los primeros días de septiembre, que se suman a un cuerpo de 4,5 millones de milicianos ya captados. Es decir, ciudadanos comunes a los que el aparato chavista trata de someter a entrenamiento militar. Su ministro de Defensa, Vladimir Padrino, también ha aparecido desde un búnker mostrando el despliegue de tropas hacia las principales fronteras del país.
El búnker es en realidad una carpa camuflada. Con un uniforme de campo y horas de desvelo bajo los ojos, el ministro de Defensa también ha acusado recientemente a Estados Unidos de hacer un ejercicio de guerra psicológica contra el país, pero también advirtió de que Venezuela se encuentra en “máxima preparación” y que si deciden agredirlos, el “potencial” del país se convertirá en “poder nacional”. El ministro ha asegurado que tanto la Fuerza Armada Nacional como el pueblo venezolano están dispuestos a “dar la vida”. Este fin de semana, acusó a Washington de intensificar la vigilancia aérea sobre Venezuela, citando un aumento en los vuelos de espionaje. “Ahora pasaron de un patrón diurno a hacerlo de noche y de madrugada, y triplicaron en agosto las operaciones de inteligencia y reconocimiento contra Venezuela”.