Venezuela limita sus relaciones con Países Bajos, Francia e Italia por su “conducta hostil”

El régimen de Maduro ha reducido la presencia de diplomáticos de esos países a tres funcionarios en cada embajada con restricciones de movimiento fuera de Caracas

Nicolás Maduro frente al Palacio Federal Legislativo, el pasado 10 de enero en Caracas, Venezuela.Jesus Vargas (Getty Images)

El aislamiento de Venezuela después de la autoproclamación de Nicolás Maduro para un tercer mandado comienza a profundizarse por decisión del propio Ejecutivo. La Cancillería de Venezuela ha ordenado este martes reducir la presencia diplomática de Países Bajos, Francia e Italia en Caracas, donde solo podrán tener un máximo de tres funcionarios de carrera en cada embajada. “En respuesta a la conducta hostil de los Gobiernos del Reino de los Países Bajos, Francia e Italia, caracterizada por su apoyo a grupos extremistas y su intromisión en asuntos internos, he comunicado la decisión soberana de limitar a tres el número de diplomáticos acreditados en cada embajada, medida que deberá cumplirse en un plazo de 48 horas”, ha indicado en un comunicado la Cancillería.

La orden supone, en la práctica, una expulsión de funcionarios en el caso de que las legaciones cuenten con más de tres. Además, se han impuesto restricciones de circulación para este personal. “Los diplomáticos deberán contar con autorización escrita de nuestra Cancillería para desplazarse a más de 40 kilómetros desde la Plaza Bolívar de Caracas, garantizando el estricto cumplimiento de sus funciones”, informó el ministro de Relaciones Exteriores, Yván Gil, antes de agregar que “Venezuela exige respeto a la soberanía y la autodeterminación, principios establecidos en la Carta de las Naciones Unidas, especialmente ante aquellos subordinados a las directrices de Washington”.

El chavismo está a la defensiva. En las últimas semanas, las autoridades han denunciado conspiraciones extranjeras contra Venezuela y el ministro de Interior, Diosdado Cabello, ha dicho que hay 125 extranjeros detenidos en Venezuela por estar presuntamente vinculados a “planes terroristas”. Pero con estos tres países ha habido roces particulares. Francia emitió un comunicado el mismo día de la toma de posesión en el que pedía a Maduro retomar el diálogo con la oposición para que sea posible “la vuelta de la democracia y de la estabilidad” a Venezuela. Ofrecía junto con el Gobierno de Brasil un papel de mediación para estas negociaciones. Ese día el presidente Emmanuel Macron también habló por teléfono con Edmundo González y María Corina Machado y dijo estar preocupado por su seguridad, luego de que la dirigente fuera detenida y más tarde liberada por las fuerzas de seguridad bolivarianas tras una protesta en Caracas, en la víspera de la juramentación.

La primera ministra italiana, Giorgia Meloni también condenó con dureza el incidente con las fuerzas de seguridad vivido por Machado a su salida de la manifestación. “Las legítimas aspiraciones de libertad y democracia del pueblo venezolano deben hacerse finalmente realidad”, aseguró la jefa del Gobierno en un comunicado. Italia rechaza la victoria electoral proclamada por Maduro y reconoce a González como “presidente electo”.

Con Países Bajos las tensiones diplomáticas comenzaron mucho antes. En septiembre, Venezuela envió una nota de protesta por haber “ocultado” el ingreso de González en su residencia en Caracas, antes de pedir asilo a España. La semana pasada, además, entraron en vigor sanciones de la Unión Europea contra nuevos funcionarios chavistas. Bruselas emitió un comunicado conjunto en el que señala que Maduro “carece de legitimidad democrática” y denuncia la represión contra la oposición y las detenciones arbitrarias. “Desde el día de las elecciones, las autoridades venezolanas han endurecido la represión y el hostigamiento contra la oposición y la sociedad civil y sus familias, encarcelando a las voces disidentes y obligando a sus propios ciudadanos a vivir con miedo o a exiliarse. Más de 2.500 ciudadanos, incluidos menores de edad, fueron detenidos”, señalaba el texto suscrito por los Veintisiete. Ni las instituciones europeas ni sus Estados miembros enviaron representantes a la ceremonia de investidura a la que ni siquiera asistieron los embajadores acreditados en el país.

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