Wilfredo Miranda recibe el Premio a la Excelencia Periodística de la SIP por relatar cómo Daniel Ortega le despojó de su nacionalidad

La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) ha entregado este viernes a Wilfredo Miranda, reportero nicaragüense en el exilio y colaborador de EL PAÍS América, el Premio a la Excelencia Periodística 2024 en la categoría de Opinión por una tribuna en la que relata cómo sufrió en primera persona la represión del aparato sandinista. Hace un año me despojaron de mi nacionalidad nicaragüense, así se titula el artículo publicado en este periódico el pasado 14 de febrero, ha sido distinguido “por presentar, con claridad y solidez de argumentos, el elocuente testimonio de alguien a quien el régimen de Daniel Ortega ha despojado ilegalmente de su nacionalidad y condenado al destierro, así como sus lesivas consecuencias en el plano familiar y personal”.

El premio, entregado en ciudad argentina de Córdoba, resalta la valía de la experiencia de Miranda, quien cuenta que se enteró de la enésima embestida ordenada por Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, mientras estaba trabajando en Florida. “Hace un año estaba en Miami entrevistando a unos sacerdotes que, una semana antes, habían sido desterrados por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Los religiosos eran parte de los 222 presos políticos que fueron sacados de madrugada de las prisiones y montados en un avión fletado por la Administración de Joe Biden con destino a Dulles, Washington. Toda la operación, me parecía en ese momento, era digna para una producción cinematográfica, poco común, disparatada, absurda… Mientras reporteaba, en plena entrevista con los curas, una colega y amiga, María Lily Delgado, me interrumpió sobresaltada. Me gritó: ‘Están quitando más nacionalidades”, escribe el periodista.

El régimen golpeó a Miranda, que en 2022 ganó el Premio Ortega y Gasset por su trabajo en Divergentes, con un cóctel represivo que aplicó a 94 nicaragüenses más el 15 de febrero de 2023. “La mayoría de los nuevos desnacionalizados eran opositores, activistas, religiosos y periodistas que ya estábamos exiliados desde 2018. La retaliación era clara: la cancelación a perpetuidad de nuestros derechos ciudadanos. Otra estocada por no callar y denunciar los excesos del régimen”. Como mantiene el escritor Sergio Ramírez, también despojado de la nacionalidad nicaragüense, la idea es tan “absurda” que solo se pudo concebir “como un acto de venganza o como un acto desesperado”. En definitiva, como una huida hacia adelante que carece de todo sentido. “Es un acto fuera de los tiempos que alguien sea despojado de su ciudadanía, y, por lo tanto, es un acto de debilidad”, dijo Ramírez.