Eléonore Caroit, diputada francesa: “Hay voluntad de Francia de que Venezuela salga de una crisis que no es sostenible”
La legisladora franco-dominicana, integrante de la agrupación política de centro que lidera el presidente Emmanuel Macron, afirma que impulsará en la Asamblea Nacional de su país sendas resoluciones para condenar los regímenes de Venezuela y el de Daniel Ortega en Nicaragua
La diputada franco-dominicana Eléonore Caroit (París, 39 años) mantiene una agenda activa sobre temas latinoamericanos en la Asamblea Nacional de Francia, que retomará sus sesiones a inicios de octubre tras las elecciones legislativas de julio, en la que la ciudadanía francesa frenó a la ultraderecha en la segunda vuelta. Caroit viaja constantemente a Latinoamérica y ha visitado esta semana México. En una entrevista con EL PAÍS en un café del vanidoso barrio de Polanco de la capital...
La diputada franco-dominicana Eléonore Caroit (París, 39 años) mantiene una agenda activa sobre temas latinoamericanos en la Asamblea Nacional de Francia, que retomará sus sesiones a inicios de octubre tras las elecciones legislativas de julio, en la que la ciudadanía francesa frenó a la ultraderecha en la segunda vuelta. Caroit viaja constantemente a Latinoamérica y ha visitado esta semana México. En una entrevista con EL PAÍS en un café del vanidoso barrio de Polanco de la capital mexicana, Caroit reconoce que tuvo miedo que los ultras triunfaran en las legislativas. “Si, lo temí. Creo que todos lo temimos. La única lección clara de este proceso electoral es que hay una mayoría de franceses que no quiere a la extrema derecha en el poder”, explica la legisladora.
Caroit afirma de que la “crisis política” en Francia puede durar aún “varias semanas”, pero sus ojos están puestos en otras crisis de distinto calado: las de Latinoamérica, principalmente la desatada en Venezuela tras el proceso electoral cuyo resultado disputa la oposición de ese país. La legisladora afirma que una vez que retome la Asamblea sus sesiones impulsará una resolución para condenar la represión desatada por el Gobierno de Nicolás Maduro y exigir transparencia en el proceso electoral “para poder reconocer al ganador de la elección”. De Venezuela, el régimen de Daniel Ortega en Nicaragua y el descalabro humanitario en Haití conversa en esta entrevista la legisladora electa por la segunda circunscripción de los franceses en el extranjero para el periodo 2022-2027.
Pregunta. El Parlamento Europeo ha reconocido a Edmundo González como “presidente legítimo de Venezuela”, ¿cuál es la posición de la Asamblea francesa?
Respuesta. Tenemos una situación política un poco compleja, porque el Parlamento no ha vuelto a tomar sesión después de la disolución que tuvo lugar en junio. Todavía no ha habido un pronunciamiento de parte del Parlamento, pero yo lo estoy impulsando y liderando con una propuesta de resolución para hacer dos cosas: Condenar todo lo que está pasando en términos de represión y violación de los derechos humanos por parte del régimen de Maduro y solicitar que haya transparencia en el proceso electoral. El pedido es que las actas se publiquen para poder reconocer al ganador de la elección.
P. ¿Conoce hasta dónde llegan las negociaciones de la Unión Europea para lograr un acuerdo con el Gobierno de Nicolás Maduro?
R. No tengo información al respecto. Sé que hay una intención muy fuerte por parte de Josep Borrell [alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores] y en general de la Unión Europea para que no se deje esta situación así como está, de que no nos quedemos impotentes ante lo que está sucediendo hoy en Venezuela.
P. ¿Cuál es la posición del Gobierno francés?
R. El Gobierno francés ha hecho varias declaraciones en ese sentido, solicitando las actas, que cese ya la represión arbitraria, la persecución de periodistas, todo lo que está sucediendo hoy en Venezuela. Ha habido posicionamiento claro por parte del ministro de Asuntos Exteriores.
P. ¿Cree que Europa debe jugar un papel fuerte para lograr un acuerdo con el Gobierno de Maduro?
R. Tiene que jugarlo, porque Europa tiene una posición que es un poco diferente a la de Estados Unidos, por el contexto geográfico y geopolítico, y Francia en particular. En Francia hay una voluntad de que se respeten los derechos humanos y de que se respete la democracia, aunque no hay una presión interna por parte de la diáspora venezolana, como quizás puede haberlo en otros lugares, como lo ha denunciado el régimen de Maduro. Aquí hay de verdad una una voluntad genuina de ser una potencia de equilibrio y de permitir de que se salga ya de esta situación que ya no es sostenible, y sobre todo que se apoya el pueblo venezolano.
P. Otro país que enfrenta una situación difícil es Nicaragua. El presidente Daniel Ortega ha encarcelado a centenares de disidentes, ha desterrado a otros tantos y los ha despojado de su nacionalidad. ¿Hay una posición oficial del Parlamento francés sobre lo que ocurre en Nicaragua?
R. Sí. Antes de la disolución había obtenido la firma de muchos parlamentarios e iba a presentar a votación una resolución para condenar el régimen de Daniel Ortega y de Rosario Murillo. Uno de los enfoques principales era el tema de la pérdida de nacionalidad. Sé que España se pronunció de manera oficial, en Francia, hasta donde yo sé, no ha habido un pronunciamiento igual, por lo que para mí era muy importante que el Parlamento pueda hacerlo y por eso, desde que empiece la sesión el primero de octubre, mis dos prioridades son justamente Nicaragua y Venezuela, que estas dos resoluciones puedan ser observadas y votadas rápidamente.
P. ¿Ha podido visitar Nicaragua?
R. No, porque pienso que no me dejarán entrar, porque he tenido una posición muy fuerte al respecto. He tenido mensajes de que no soy persona grata, porque he denunciado de manera muy vocal la situación del régimen de Daniel Ortega.
P. Estamos viendo un auge de gobiernos de corte autoritario en América Latina, como el caso del presidente Milei en Argentina, o Nayib Bukele en El Salvador. ¿Cómo ve la situación política de la región en este momento?
R. Es compleja, porque son autoritarismos de naturaleza e ideologías diferentes y que tienen también impactos en la vida de las personas que son diferentes. También porque son regímenes que tienen un tiempo más corto en el poder. Pienso que no son comparables en ese sentido. Sí denuncio las formas de autoritarismo, las detenciones arbitrarias, la falta de Estado de Derecho, pero obviamente no los pongo todos de nuevo en el mismo nivel. Creo que América Latina tiene movimientos que pueden parecer un poco paradójicos, porque también han habido avances muy fuertes en materia de derechos humanos, de reconocimiento de derechos de género, a la vez que han llegado al poder regímenes autoritarios. Siempre hay que mantener la presión para que se respeten los derechos humanos. Un tema que para mí es extremadamente importante, y que en toda América Latina sucede, es la persecución de los defensores del medio ambiente, porque hay una voluntad de silenciarlos.
P. Guatemala y México son considerados, de hecho, de los países más peligrosos para los defensores del medio ambiente. ¿Qué se hace desde Francia para protegerlos?
R. Creo que lo que es muy importante desde Francia y desde Europa es escuchar a estas personas y que ellos sepan que de cierto modo pueden alertarnos, no solo en su país, donde a veces puede haber una amenaza, sino a nivel internacional. Hay varias instancias tanto en el Parlamento Europeo como en los diferentes países y nosotros, los parlamentarios, estamos ahí para para escucharlos y recibirlos. Yo he recibido en la Asamblea Nacional francesa a varias de estas personas defensoras del medio ambiente para darles voz y poder denunciar las persecuciones de las que son víctimas.
P. Un tema que preocupa mucho en América Latina es la promoción de un discurso anti migrante, impulsado por al extrema derecha en Europa, ¿cuál es su posición como parlamentaria francesa?
R. Es muy complejo. En Europa tenemos una zona de libre circulación que es el Espacio Schengen, que ha traído unos avances increíbles a lo largo de las últimas décadas, porque nos ha permitido movernos y trabajar en diferentes países de Europa de manera totalmente libre, pero que ha hecho que los países sientan que perdían un poco esa prerrogativa soberana, que es el control de sus fronteras. Sabemos que muchos países están volviendo un poco hacia atrás y que quieren a tener el control de las fronteras. A mí no me choca que haya un control un poco más fuerte de la frontera, porque creo que una manera de proteger a los migrantes que llegan es darles condiciones dignas de integración y que no estén a la merced de trata de personas.
P. ¿Cómo se puede lograr un control de la migración sin afectar a los migrantes ni generar descontentos entre los ciudadanos de sus países?
R. Es importante que los países de la Unión Europea puedan controlar los flujos de migrantes que llegan a su territorio. Controlar significa poder decir que vamos a poner un límite a los flujos, porque más allá de cierto límite no vamos a estar en condiciones de recibirlos dignamente. También hay que disociar migración económica y de asilo. Creo que es importante mantener muy fuerte el derecho de asilo, mantener una apertura muy grande con relación a los que vienen como refugiados. Ahora bien, dentro de las migraciones económicas es importante ver cómo se integran los migrantes que ya están allí, darles papeles para que puedan trabajar, porque no hay nada peor que esas personas estén en el territorio viviendo una situación de facto. También es importante ver cuántos inmigrantes se van a traer y en qué sectores y cómo se les da condiciones de vida que sean dignas.
P. Usted tiene también la nacionalidad dominicana. República Dominicana enfrenta una situación tensa por la crisis humanitaria que sufre Haití, su vecino. ¿Qué papel debe jugar Francia, tomando en cuenta que Haití fue una colonia francesa, en esta crisis?
R. Para mí la cuestión de fondo es cómo dar los medios, la capacidad a Haití de crear institucionalidad para permitir que realmente su economía pueda desarrollarse de nuevo, que políticamente puedan prosperar y que obviamente se acabe la crisis de seguridad, que es uno de los temas principales por los que hay esta hola de migración.
P. ¿Qué hace Francia en particular para enfrentar esta crisis?
R. Francia estaba implicada en particular ayudando a la Policía Nacional haitiana, dando capacitación y medios a esa Policía, porque considera que realmente la solución tiene que venir de Haití y la mejor manera es ayudar a los haitianos a que tengan la capacidad de responder. Esta ayuda tiene sus límites, porque vemos que hoy los efectivos de la Policía en Haití son muy pocos y muchas veces los policías que son formados por esta ayuda francesa terminan migrando a Estados Unidos. Esa ayuda al fin y al cabo no cumple con su objetivo inicial. Francia ha sido parte de las discusiones que ha habido a nivel de las Naciones Unidas y va a contribuir a la fuerza internacional que organiza la ONU. Yo considero, y lo digo con total libertad siendo parlamentaria francesa, que Francia puede y debe de hacer más por Haití. Una parte de mí mandato y de mi acción política ha sido poner el énfasis en que Francia tiene esa responsabilidad de ayudar y en hacer que la crisis haitiana pueda resolverse rápidamente.
P. Una responsabilidad histórica. ¿Qué opina de las críticas que se hacen a Francia por lo que se ha catalogado como saqueo y destrucción de Haití durante la colonia?
R. Puedo entenderlo hasta cierto límite. Creo que cuando uno entra en temas históricos tiene que ser extremadamente preciso y entender las circunstancias en las cuales los hechos se desarrollaron. Desgraciadamente, hoy la historia muchas veces está manipulada por diferentes corrientes políticas. Yo soy muy prudente con esos temas, pero dicho esto pienso que tenemos también una relación de hermandad, una historia común y tenemos también un deber como seres humanos de hacer que ese país logre salir adelante.
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