Petro carga contra Trump en la ONU y propone una fuerza especial para detener el genocidio en Palestina
El presidente de Colombia tilda de “tiranía” a la Administración estadounidense ante la Asamblea General
Con un discurso muy crítico con la Administración de Donald Trump, que tildó insistentemente de “tiranía”, Gustavo Petro ha propuesto ante los líderes mundiales enviar a Gaza una fuerza armada que detenga el genocidio contra el pueblo palestino. El presidente de Estados Unidos “se hace cómplice del genocidio, porque es genocidio y hay que gritarlo una y otra vez”, ha lanzado este martes el de Colombia en su cuarta y última intervención como jefe de Estado ante la Asamblea General de Naciones Unidas, reunida en Nueva York. “Este recinto es testigo mudo y cómplice de un genocidio”, ha reiterado antes de proponer sin demasiados detalles conformar “una fuerza armada para defender la vida del pueblo palestino”.
Sería a través de una votación de la Asamblea General, no del Consejo de Seguridad, y no se trataría de cascos azules sino de “un ejército poderoso de los países que no aceptan el genocidio”, planteó en un discurso que superó por mucho los tradicionales 15 minutos con los que cuenta cada jefe de Estado. Eso a pesar de que Colombia ocupará un asiento en el Consejo de Seguridad en representación de América Latina y el Caribe a partir de 2026. “La diplomacia ya acabó su papel en el caso de Gaza. No pudo solucionarlo”, se lamentó.
Como ha recordado la embajada de Colombia ante Naciones Unidas en la antesala del discurso, Petro es “uno de los jefes de Estado más vocales al denunciar el genocidio perpetrado por Israel contra el pueblo palestino”. Bogotá rompió relaciones hace ya 16 meses por la ofensiva del Gobierno de Benjamín Netanyahu en Gaza, ha ordenado detener las exportaciones de carbón colombiano, se sumó al caso presentado por Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia y participó en la creación del Grupo de La Haya, entre otras medidas. El Gobierno de Juan Manuel Santos (2010-2018) reconoció oficialmente a Palestina como una de sus últimas decisiones, mientras que Petro ha abrazado con fervor la causa palestina al menos desde sus tiempos como alcalde de Bogotá, entre 2012 y 2015.
Al colombiano le correspondió su turno en el atril poco después del presidente de Francia, Emmanuel Macron, que acaba de reconocer oficialmente al Estado palestino y pidió tanto que cesen los ataques sobre Gaza como el “desmantelamiento” de Hamas, un reflejo del clamor por la solución de los dos Estados que ha marcado la cita en Nueva York. A Petro también le precedieron otros dos líderes latinoamericanos de izquierda igualmente críticos con las acciones de Israel. El brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, tras condenar el ataque de Hamas en 2023, enfatizó que “nada, absolutamente nada, justifica el genocidio que está en marcha en Gaza”. Y el chileno Gabriel Boric, que presentó la candidatura de Michele Bachelet a presidir la ONU, pidió juzgar a Netanyahu por la masacre de civiles en Palestina.
Petro, vestido de guayabera blanca, denunció una y otra vez los ataques de Estados Unidos contra lanchas en aguas caribeñas frente a Venezuela, que considera asesinatos de personas indefensas que no eran, sostiene, ni narcotraficantes ni terroristas. “Dicen que los misiles en el Caribe eran para detener la droga. Mentira”, aseguró. “Eran simplemente jóvenes pobres de la América Latina”. También retomó varias de sus ideas recurrentes en los tres años largos que lleva en el poder. Volvió a enfatizar, con un acento apocalíptico, el sentido de urgencia para acabar de una vez por todas con la dependencia del petróleo, luchar contra la crisis climática y, en especial, replantear la fracasada guerra contras las drogas.
Petro se ha distinguido por su tono desafiante y contracorriente en todas sus intervenciones ante la Asamblea General. El mandatario tildó sin rodeos de fracaso tanto la guerra contra las drogas como la lucha contra el cambio climático en su bautismo en la ONU, en septiembre del 2022. A la cita de este martes llegó una semana después de sufrir la temida descertificación de la Casa Blanca Trump en sus esfuerzos antinarcóticos. Ese anuncio, aunque acompañado por una medida de excepción o waiver para mantener la cooperación, ha exacerbado las tensiones entre Bogotá y Washington. Además de ofuscar a Petro, que no se esforzó en ocultarlo.
“La política antidrogas no es para detener la cocaína que llega a los Estados Unidos. La política antidrogas es para dominar los pueblos del sur en general”, aseguró desde el atril, en el que se presentó como “un presidente descertificado por el mismo presidente Trump sin que él tuviera ningún derecho a hacerlo”. Con más de 250.000 hectáreas de narcocultivos, un récord desde que se llevan registros, Colombia se mantiene por mucho como el mayor productor mundial de hoja de coca y de cocaína, pero ha sido también un estrecho aliado de Washington desde hace décadas. Petro reivindicó, entre otras, las altas cifras de incautaciones durante su Gobierno. “América Latina no es solo coca o terroristas o narcotraficantes”, aseguró al exaltar el enorme potencial de energía limpia de la región. Para entonces, la delegación estadounidense ya se había retirado del recinto.