Sofía Petro: La violencia machista ha permeado al Gobierno de forma sistemática
La hija del presidente Gustavo Petro, una feminista declarada, sostiene que algunas malas decisiones opacan los esfuerzos del Ejecutivo por sacar adelante políticas públicas con enfoque de género
Cuando Sofía Petro Alcocer (Bogotá, 22 años) aterriza en Colombia, la rodean una decena de guardaespaldas. La vida despreocupada de estudiante que tiene desde hace cinco años en Francia, donde estudia un posgrado en Políticas Públicas, queda en pausa durante las semanas de visita familiar. Aprovecha para reencontrarse con sus amigos en algún café de Bogotá y para buscar los pocos espacios libres que deja el cargo de presidente para compartir con su padre, Gustavo Petro. Cuando la Casa de Nariño está vacía, se hace cargo de los dos perros, Filipe y Tequila. Llega con ellos a un café de Teusaquillo, zona tradicional y bohemia de la ciudad, para hablar con EL PAÍS en la primera entrevista que da sobre el Gobierno de su padre.
En las últimas semanas han llovido cuestionamientos de muchos sectores feministas a algunos nombramientos del primer presidente de izquierdas en la Colombia contemporánea: hombres machistas, misóginos o con antecedentes por violencias de género. Feminista declarada, una de las hijas del mandatario comienza la charla señalando que su padre está en proceso de deconstrucción, pero aclara que hay asuntos de género que él, a sus 64 años, ya no aprenderá. Si bien no hace parte del Gobierno ni tiene responsabilidad alguna en las decisiones de Petro, sus posiciones son, quizás, las que más escucha el presidente en su círculo íntimo, lejos de los políticos. Aunque procura mantenerse al margen de la política, Sofía dice que no se guarda ninguna crítica: “Soy la primera en tenerlo a rajatabla con muchas cosas”.
Pregunta. El presidente ha sido criticado por varios sectores feministas por haber buscado designar a Daniel Mendoza como embajador en Tailandia, o Armando Benedetti como su asesor presidencial. ¿Qué opinión tiene sobre esa tendencia de dar poder a hombres señalados de misoginia o violencias de género?
Respuesta. Yo concuerdo con los colectivos feministas y las organizaciones de mujeres en sus críticas a múltiples nombramientos. Creo que esas decisiones opacan los grandes procesos que viene dando el Gobierno desde diferentes entidades, donde una cantidad de equipos técnicos de género están dando grandes batallas por dentro y por fuera. El machismo tiene permeada toda la sociedad, incluyendo a la institucionalidad.
P. ¿Qué pensó cuando se conoció la noticia de la designación de Mendoza?
R. Estoy muy de acuerdo con las críticas, entiendo perfectamente el reclamo por los viejos trinos que hizo. También revisé su defensa, de que son personajes de sus libros los que hablan en sus trinos. Eso puede ser posible, pero no tenemos manera de adivinar si él secunda o no esas frases. Esa falta de claridad es suficiente y justo que no haya sido nombrado. Sobre mi papá, en su último discurso sobre la defensa de Mendoza, creo que no comunicó bien lo que quería decir. Abrió una polémica por algo que, estoy segura, él no considera. Por ejemplo, que el amor sea comparable con la violencia contra la mujer, que fue lo que se dio a entender. Él no había leído estos trinos [de Mendoza] cuando se refirió a esta política del amor y todo esto.
P. Además de ese caso, ¿otra designación le ha hecho mucho ruido? ¿Benedetti, Hollman Morris, Andrés Hernández, Diego Cancino?
R. Todos. Estoy de acuerdo con las críticas a todos esos nombramientos.
P. ¿Se lo ha hecho saber al presidente? ¿Qué tanto puede comunicarle sus reparos?
R. Nuestro chat está lleno. Tenemos debates muy amplios sobre estos temas. Por ejemplo, cuando en su gabinete se rompió la paridad de género, yo fui la primera en decirle: “Oye, te tengo en la mira”. Él se ríe. Esa vez me dijo que solo era por una persona, pero le respondí “no, eso no se puede”. Me contesta siempre y trata de explicarme por qué hace las cosas así o asá. Él va aprendiendo de esos errores. Sé que a muchas personas esto les decepcionará porque quisieran que él ya tuviera claro muchísimas cosas que nosotras, en esta generación, sabemos. Lo cierto es que hay muchas cosas que él ha aprendido, otras que le faltan, y muchas que probablemente ya no aprenderá.
P. ¿Petro la escucha?
R. A veces, a veces... otras veces es muy hombre. Tengo la suerte de poder escribirle al presidente por mensaje de texto y hacerle mis reclamos directamente, sin tener que acudir a Twitter. Él tiene bastante claras las críticas que le hago porque soy la que más enfrenta su terquedad. Y si a veces a mí me agota la paciencia, no imagino cómo será para el resto.
***
El discurso de Sofía sobre las mujeres es, quizás, la visión más estricta del feminismo que hay en la familia del presidente Petro. Cautelosa con sus palabras, dice que se alejó de los debates en redes sociales para dejar en firme que no tiene ninguna responsabilidad sobre las decisiones, buenas o malas, que tome su padre en el Gobierno. Se acomoda en la silla en medio de la conversación y reafirma: “Me entero de muchas cosas y se las escribo a mi papá cuando siento que hay algo importante. Pero de resto, lo asimilo por mi cuenta y pienso, ¿qué decisión tomaría yo en su lugar?”.
P. ¿Qué cree que ha aprendido el presidente? ¿Qué le falta por aprender?
R. Él ha entendido que el eslogan de ‘el cambio es con las mujeres’ no es solo una frase de campaña. Realmente las tiene en cuenta en sus programas y sabe que fueron centrales para su elección. Ha aprendido mucho sobre feminismo popular. Creo que lo que más le cuesta es sacar algunos estereotipos de género de su discurso. Por ejemplo, insiste en que la entrega de tierras debe ser a las mujeres porque ellas la van a cuidar mejor, porque naturalmente eso harían por su género. Creo que eso es un error.
P. Sobre el discurso, justamente, hace unos meses el presidente se refirió a algunas periodistas como “muñecas de la mafia”...
R. Eso fue horrible, fue un error de comunicación brutal. Sobre todo porque se refería a personas muy puntuales, pero incluso refiriéndose a ellas, incluso si existiera alguna relación entre el periodismo y la mafia, creo que es absolutamente innecesaria esa calificación. Se comunica mal. Se meten en unos líos súper innecesarios ellos solitos. Hay mucho por mejorar en el discurso. Al decir la palabra “errores” no quiero minimizarlo ni decir que es puntual, porque no es puntual, es sistemático. Es una permeabilidad de la violencia machista en el Gobierno pero más allá de estos errores hay muchos procesos grandes que están transformando desde la raíz, y por más de que no sean los más visibles o ruidosos, son muy importantes.
P. ¿Cree que Petro le ha incumplido a ese sector de mujeres que lo eligió?
R. Creo que en gran parte sí, por estos grandes desatinos, como estos nombramientos. Ahora, creo que también hay una serie de procesos que se están haciendo desde todos los ministerios por transformar la institucionalidad. Hay un equipo de género muy berraco en el Ministerio del Interior que tiene incidencia legislativa y ha apoyado proyectos como el que prohíbe la mutilación genital femenina, la ley integral trans o el que recientemente fue aprobado sobre la prohibición del matrimonio infantil.
P. ¿Ve otros aciertos en asuntos de género?
R. El sistema Salvia para prevenir las violencias basadas en género, del MinIgualdad, me parece un gran acierto. También haber acogido la resolución de la ONU sobre Mujeres, Paz y Seguridad, para garantizar la participación de las mujeres en los procesos de paz. En muchos frentes se han abierto caminos que debemos reconocer para que en otros gobiernos no haya menos disposición para atender los reclamos de las mujeres.
P. ¿Cómo calificaría el cubrimiento que hemos hecho los medios sobre su madre, Verónica Alcocer? ¿Considera que ha sido misógino?
R. Creo que ha tenido una fiscalización mucho más grande por ser una mujer con una voz fuerte. Ella lleva consigo mucha fuerza. Estoy hablando de mi mamá, no sé qué tan objetiva voy a ser, pero creo que por eso ha vivido muchas más críticas y más fiscalización, por fuera del Gobierno e incluso desde adentro. Creo que los medios y la sociedad han sido misóginos con ella.
***
Sofía no escatima palabras para hablar de su madre y reitera, con firmeza, que aunque ella y su hermana Antonella también han vivido el machismo encarnizado en redes sociales, su madre ha puesto una especie de escudo sobre la familia. “Hay muchas batallas que ha librado por su cuenta sin el reconocimiento y sin estar frente a todas las cámaras. Sin recibir los aplausos, pero lo hace, yo lo sé, y se lo agradezco”, dice con la voz bajita y luego sonríe.
P. La defensora del Pueblo, Iris Marín, ha sido muy crítica con el Gobierno en asuntos de género. ¿Qué piensa de voces como ella en las instituciones?
R. Me parece muy bien. Creo que demuestra el carácter democrático que tiene el Gobierno, capaz de ternar una persona que va públicamente a contradecir o a estar en contra de ciertas decisiones.
P. A año y medio para las elecciones presidenciales, varias mujeres buscan aparecen en el tarjetón por las fuerzas de la derecha, como María Fernanda Cabal, Paloma Valencia o Vicky Dávila. Una eventual victoria de ellas, ¿sería un avance para el feminismo?
R. Sin duda son mujeres fuertes. Me meto en terreno pantanoso, pero ellas abren espacios importantes en sus propios sectores. Hace 10 años era inimaginable que una mujer representara al Centro Democrático. Aunque no tengo ninguna afinidad con esos sectores políticos, son victorias. Algo de valioso tiene que se normalice que una mujer pueda representar a cualquier sector. Ahora, lo que sí siento es que ellas no necesariamente defienden los derechos de todas las mujeres, pero considero que son fuertes. Me parece muy bien que haya tantas mujeres en una contienda electoral.
P. ¿Ve a alguna mujer con posibilidades presidenciales en el progresismo?
R. Por supuesto, pero no diré nombres. De eso prefiero no hablar. Muchas mujeres en el movimiento han dado la pelea y son muy valiosas. Ojalá alguna de ellas llegue.
P. ¿Ha pensado en incursionar en política más adelante?
R. Yo estudio Ciencia Política y me apasionan un montón los procesos políticos del país, pero sé que la política también está por fuera de lo electoral y de los cargos de representación. Hay torbellinos que llegan siempre que vengo a Colombia. Sin duda haré política, pero desde otros escenarios. No me veo en algún cargo de representación. Dios me libre.