Las nuevas acusaciones contra el cónsul de Colombia en México, Andrés Hernández: misoginia, negligencia y acoso laboral

EL PAÍS revela testimonios de maltrato a subalternos, quejas ante la Procuraduría y documentos que cuestionan la idoneidad de Hernández para seguir en el cargo. Los sindicatos de la Cancillería han pedido su destitución. El Gobierno no se ha pronunciado

Andrés Hernández, cónsul de Colombia en México.AHR

Un grupo de colombianos residentes en México le entregó el pasado 30 de septiembre una carpeta al presidente Gustavo Petro con varias denuncias contra el cónsul Andrés Camilo Hernández. Petro estaba en México para asistir a la posesión de la nueva presidenta, Claudia Sheinbaum, y tuvo un encuentro fugaz con los colombianos en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), al término de una conferencia que dictó el mandatario. Una defensora de derechos humanos que lleva muchos años trabajando por los migrantes colombianos en México se acercó a Petro, le dio en sus manos el fólder y le dijo: “Señor presidente es urgente que hable con las asociaciones. El cónsul Andrés Hernández no nos representa”. El presidente sonrió, saludó a sus seguidores y se fue (ver video).

En esa carpeta amarilla había al menos tres documentos en los que la red de asociaciones de colombianos en México denuncia casos específicos de negligencia, misoginia y acoso laboral del cónsul Hernández, nombrado por el presidente en 2023, destituido por el Consejo de Estado en marzo de 2024 por falta de experiencia diplomática y vuelto a nombrar por Petro este agosto.

Fotograma de un video del momento en el que Gustavo Petro es increpado por colectivos sociales.Vídeo: Colectivos Colombianos en México

Después de revelar las irregularidades en el manejo del dinero público de Hernández, una denuncia por estafa de una antigua subalterna y la existencia de deudas millonarias, EL PAÍS publica testimonios de maltrato a mujeres, quejas vigentes ante la Procuraduría y otros documentos que cuestionan la idoneidad de Hernández para seguir en el cargo. El cónsul ha decidido no responder a ninguna de las preguntas hechas por este diario, pese a que se le insistió en repetidas ocasiones y se le envió un formulario por escrito como lo solicitó. “No he tenido tiempo aún, estoy alistando la rendición de cuentas. Y las preguntas se enviaron a mi abogado. No aseguro nada, ya que mañana estaré ocupado”, dijo por chat el pasado viernes. Un día antes, en sus redes sociales había publicado un mensaje en el que asegura que se la ha violado el derecho a la intimidad. “Accedieron a mi información privada, mi esfera íntima ha sido vulnerada con persecución a mi círculo cercano. Por lo público responderé, por mi vida privada solo me compete a mí. He solicitado a mi abogado y a su oficina de abogados asociados emprender las acciones necesarias de carácter penal”.

Acoso laboral: “El cónsul me gritaba, me amenazaba con echarme y se burlaba de mi forma de vestir”

El primer documento de la carpeta que recibió el presidente Petro es una denuncia por acoso laboral interpuesta por Sandra Milena Babativa, una mujer colombiana residente en México que fue contratista en el consulado durante cinco meses. “Me enfrenté a actitudes de hostigamiento, menosprecio, discriminación y acoso por parte del cónsul”, escribe quien era la multiplicadora del programa Colombia nos une de la Cancillería. “Burlarse de mi forma de vestir, despreciar mis capacidades y experiencia de trabajo con la comunidad, no respetar mi criterio para la realización de proyectos y negarme el ingreso a espacios que eran esenciales para mi labor, fueron algunas de sus actitudes”, se lee en el documento en poder de este periódico.

En diálogo con EL PAÍS, Babativa dice que Hernández realizó un “sabotaje sistemático” a su trabajo. “No me firmaba los documentos, me sacó de reuniones de forma grosera, me gritaba, cada vez que me reunía con él me amenazaba con echarme, me trataba muy mal”. A raíz del maltrato, cuenta, sufrió de ansiedad. “Me pedía cosas imposibles con el propósito de aburrirme: ‘Si no me programas este foro, te saco del consulado’. Siempre dejaba claro que él tenía el poder de dejarme sin trabajo en cualquier momento”, dice. “Yo me iba al consulado con chales, con ropa artesanal, con blusas bordadas. Él hacía caras raras, me miraba despectivamente, se burlaba y me decía que por qué me ponía cosas tan feas”, cuenta Babativa. Y añade: “El cónsul, además de ser misógino, es clasista”.

Esas actitudes hicieron que Babativa pusiera una queja formal por acoso laboral ante la Cancillería. “Durante el último mes de trabajo la situación fue insostenible, sus constantes amenazas con retirarme del cargo se convirtieron en gritos en su oficina, desprecio y sabotaje explícito a mi trabajo, llegando a manipular información para aparentar la supuesta incompetencia de mi parte e incluso calumniándome. Parecía empecinado en que ninguno de mis proyectos funcionara. Ante esto, presenté una queja formal de acoso laboral que al día de hoy no ha recibido la debida diligencia, atención, respuesta o acompañamiento alguno de parte de Cancillería de Colombia. Lo único que recibí fue un correo de tres líneas manifestando que no era de su competencia en cuanto yo trabajaba como contratista”.

Babativa también interpuso una queja por acoso ante la Procuraduría, que está vigente. (Ver anexo). También una tutela por su derecho al trabajo. Aunque la Corte Constitucional falló en su contra, el Tribunal Administrativo de Cundinamarca instó a la Procuraduría y a la Oficina de Control Disciplinario del Ministerio de Relaciones Exteriores a que investiguen lo ocurrido, y exhortó al Ministerio “para que con inmediatez, ponga en funcionamiento el Comité de Convivencia Laboral y active el Protocolo para la Prevención, Atención y Medidas de Protección de todas las formas de violencia, acoso y discriminación de sus funcionarios y en especial, analice y atienda el caso que radicó Sandra Milena Babativa en contra de Andrés Camilo Hernández Ramírez”. Esto último no se ha cumplido, denuncia Babativa.

Paola Morales, fundadora de la Asociación de Colombianos de Baja California, confirma a este diario que varias veces escuchó al cónsul Hernández referirse a Babativa con desprecio: “Me decía que ella era una mujer cochina, mal vestida, que no se bañaba, que tenía el pelo muy sucio. Era muy despectivo”. EL PAÍS conoció casos similares. Este mes, por ejemplo, renunció una funcionaria que llevaba varios años trabajando en el consulado. “Había sufrido mucho. Hernández la hacía llorar, le gritaba, la cambiaba de funciones, le ponía trabajo excesivo, le causó muchos problemas emocionales”, dice una persona que está al tanto del proceso.

Misoginia y machismo: el cónsul les regaló peluches en forma de penes a sus subalternas

Otro de los archivos que recibió el presidente Petro, jefe directo de Hernández durante más de seis años, es una extensa carta firmada por cerca de 500 colombianos migrantes y por siete asociaciones y grupos que llevan años organizados para ayudar a sus connacionales. Este documento denuncia la manera en la que el cónsul ha afrontado la violencia contra las mujeres colombianas migrantes. “Los enfoques de género están ausentes en las actuaciones y políticas del Consulado General de Colombia en México, encabezado por Andrés Camilo Hernández”. El documento tampoco ha tenido una respuesta por parte del Gobierno.

Una defensora de derechos humanos le explica la queja a EL PAÍS: “El comportamiento de Andrés es profundamente violento contra las mujeres. Es un hombre misógino. Usa su poder para humillarnos”. Otra mujer que participa en los procesos organizativos de colombianos en México afirma que ha sido muy difícil trabajar con el cónsul en la prevención de feminicidios. Cuenta que su relación con las mujeres colombianas es tan mala que el pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, marcharon con el lema: “El cónsul no me cuida, me cuidan mis amigas”.

Tres personas que trabajaron en el consulado coinciden en que las mujeres subalternas de Hernández han padecido por la falta de protocolos de género. “Ya hemos callado mucho, el cónsul es obsceno y grosero. En los almuerzos siempre hacía comentarios morbosos, incómodos, muchas nos sentíamos agredidas”, dice una de ellas, que trabajó con Hernández durante varios meses. “Una vez llegó con una bolsa negra llena de peluches en forma de miembros, de penes, y se los regaló a la mayoría de las mujeres del consulado. Les dijo que los pusieran en sus oficinas”, denuncia otra persona que trabajaba allá. Las otras mujeres entrevistadas por EL PAÍS confirmaron el hecho, pero solicitaron no dar su identidad porque viven en México y tienen miedo de represalias.

“El cónsul tiene comportamientos groseros porque se cree intocable. Dice que es muy amigo del presidente Petro, que habla con él todo el tiempo. Ese es su seguro de impunidad”, explica otra subalterna. Y concluye: ”El ambiente en la oficina es muy pesado. Varias personas que trabajan hoy en el Consulado sufren de acoso y malos tratos. Él ha afectado nuestra salud física y mental”.

La carta también reclama por la falta de comunicación y de trabajo entre el cónsul y las organizaciones. “Las personas firmantes vemos con gran preocupación la falta de compromiso hacia los problemas de la comunidad del Cónsul”, se lee al comienzo de la carta, fechada el 30 de octubre de 2023 y dirigida al presidente, a la Cancillería y a la embajada. “Más que desempeñarse como un servidor público, su actuación como cónsul se ha caracterizado por remarcar los privilegios económicos, sociales y políticos de su cargo, que le permiten hacer uso de una posición de poder por encima de los intereses de sus connacionales”.

Quejas formales ante la Cancillería por negligencia

En otro de los documentos entregados a Petro, los colombianos denuncian la inoperancia del cónsul Hernández en un caso concreto. Se trata de un accidente vial en el que murió un migrante colombiano y siete más quedaron heridos de gravedad. Los afectados estaban en manos de las autoridades mexicanas e iban en un bus del Instituto Nacional Migración de México (INM). “Su respuesta oficial se dio cuatro días después del accidente, a pesar de que diversas asociaciones colombianas en México desde el 30 de septiembre de 2023 le comunicamos directamente lo sucedido, que las familias estaban buscando el apoyo consular y que el mismo INM estaba esperando una comunicación, ya que los gobiernos de Ecuador y Guatemala habían asumido ya las responsabilidades correspondientes”, se lee en el documento. Esta queja oficial no tuvo respuesta de la Cancillería ni hace un año cuando fue enviada ni ahora cuando el presidente la recibió.

Paola Morales, fundadora de la asociación de colombianos en Baja California, fue una de las defensoras de derechos humanos que asumió la atención de ese accidente, y firmó la carta. “El cónsul no hizo nada” para atender ni a los heridos ni a los familiares del joven de 21 años que murió, denuncia en diálogo con EL PAÍS. “A la mamá del muchacho le tocó hacer el reconocimiento del cadáver por una videollamada de WhatsApp”, recuerda con indignación. “Las pertenencias del hijo nunca llegaron a Colombia, ni el dinero que llevaba. El cónsul fue muy negligente. Solo llegó a tomarse una foto con los heridos para ponerla en sus redes sociales”, agrega. Otra mujer, que pertenece a una asociación distinta y prefirió no dar su nombre por miedo a represalias, dice que el cónsul no volvió a comunicarse con las personas heridas ni con sus familias, pese a que habían solicitado la ayuda del consulado. Varias víctimas del accidente corroboraron la inacción del cónsul en un evento de rendición de cuentas de la Cancillería al que Hernández decidió no asistir. “No nos volvió a responder nunca”, dijo entonces Claudia Gutiérrez, familiar de una de las personas damnificadas.

En el documento, la comunidad organizada asegura que la coordinación entre el consulado y los grupos de colombianos “está siendo frustrada por la falta de actitud de servicio, la falta de disposición de escucha, empatía, asertividad y voluntad del cónsul”. La carta llega tras muchos meses de esfuerzos fallidos para que el Gobierno se preocupe de lo que ocurre. La negligencia de Hernández, dicen, se ha repetido en casos de desaparición forzada, trata de personas y feminicidio. Muchos de los firmantes votaron por Gustavo Petro y sus reclamos no tienen que ver con la persecución política que alega Hernández. “Esperamos contar con representantes consulares que tengan las capacidades técnicas y humanas para manejar asuntos complejos, con serenidad y profesionalismo, en la búsqueda del bienestar de la comunidad de connacionales en México. El servicio público no puede mantener a funcionarios con narrativas elitistas o discriminatorias hacia las personas por su condición de género, raza o estatus social, mucho menos en el contexto de un país en el que la población colombiana ya está afectada por estereotipos y prejuicios”, se quejaban ya hace más de un año. La situación no ha mejorado. Al contrario, denuncian que el cónsul decidió cortar cualquier tipo de comunicación con las asociaciones y abandonar un chat que desde hace varios años servía de puente entre los migrantes y el Estado colombiano.

Sindicatos de la Cancillería y asociaciones de colombianos en México piden la investigación y la destitución inmediata del cónsul

A raíz de las denuncias hechas por EL PAÍS, los dos sindicatos más grandes de la Cancillería emitieron un comunicado público en el que aseguran que Hernández no debería estar vinculado al servicio diplomático. “La Unión de Funcionarios de Carrera Diplomática (Unidiplo) y la Asociación Diplomática y Consular de Colombia (Asodiplo) manifiestan su profunda consternación por las denuncias sobre presuntas estafas y manejos irregulares de dinero de Andrés Hernández”, se lee en el texto. “Comunicamos nuestra indignación frente a un nuevo escándalo protagonizado por un funcionario provisional que ocupa un alto cargo diplomático de Colombia en el exterior”. Entre otros puntos, piden que se investigue las conductas irregulares del cónsul: “Solicitamos al Ministerio de Relaciones Exteriores avanzar en una investigación integral sobre los hechos denunciados, en la que se escuchen con objetividad las versiones de las presuntas víctimas y se protejan los derechos laborales de los funcionarios del Consulado de Colombia en Ciudad de México”. Y concluyen: “Consideramos que los hechos descritos en las denuncias contra el señor Hernández constituyen un abuso y una transgresión contra las prerrogativas que otorga la inmunidad diplomática a los agentes diplomáticos y consulares”.

Las asociaciones de colombianos en México se han sumado a este llamado a través de una petición en la plataforma Change.org en la que piden su destitución: “Andrés Camilo Hernández ha mostrado desinterés, incapacidad y actitudes de maltrato hacia los connacionales en México. Ha demostrado total negligencia en su cargo. Las graves acusaciones de mal manejo de recursos públicos y de abuso de poder, son razón suficiente para que no maneje dineros ni responsabilidades públicas. La agresividad contra las compañeras mujeres y actitudes misóginas, suma a las ya muchas violencias que vivimos en México”, dicen las firmantes. “Estas circunstancias solo subrayan su ineficiencia para desempeñar su papel de cónsul, poniendo en cuestión su rectitud y aptitud para cualquier cargo público. Tomando todo esto en cuenta, exigimos la destitución inmediata y efectiva del actual cónsul en la Ciudad de México”.

En los últimos días, EL PAÍS buscó en varias ocasiones a la Cancillería, en cabeza de Luis Gilberto Murillo. Sin embargo, no obtuvo ninguna respuesta.

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