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La doble vía del Gobierno: el discurso de Petro y la ocupación del Gabinete

El presidente, impulsado por el éxito de la COP16 de Cali, continúa marcando el discurso mientras su gabinete se ocupa de aterrizarlo

Gustavo Petro habla en la inauguración de la 16ª Cumbre de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad en Cali, Colombia, el 20 de octubre.Luisa Gonzalez (Reuters)

Subido a lomos del éxito internacional que ha supuesto la celebración de la COP16 en la ciudad de Cali, el Gobierno de Gustavo Petro enfrenta un final de año más optimista del esperado. En el evento, que ha sido portada en Le Monde y ha recibido elogios en el New York Times, ha insuflado de optimismo a un Petro que ha abrazado como pocos el rol de presidente ecologista. Sin embargo, Petro, que suele actuar como un agujero negro que atrae toda la atención hacia sí mismo, no ha opacado a otras figuras como la vicepresidenta Francia Márquez; el alcalde de la ciudad, Alejandro Eder; y, sobre todo, Susana Muhamad, la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, que se ha convertido en uno de los principales activos del mundo petrista, por forma y fondo.

El Gabinete se ha engrasado de una manera que no había logrado hasta ahora, más de dos años después de su inicio. Aunque la convulsión alrededor de la investigación que inició en su contra el Consejo Nacional Electoral (CNE) por una supuesta financiación ilegal en su campaña ha bajado de intensidad, Petro no va a cambiar de idea: le tratan de dar un golpe de Estado blando. Los miembros del Gobierno, a las órdenes del presidente, no le contradicen, pero no han abrazado ese discurso. Creen, a ciencia cierta, que es hora de no polarizar, ni buscar enfrentamientos, ya que consideran que el proceso del CNE no tiene mayor recorrido. Entre otras cosas, le han aconsejado al presidente no convocar marchas ni salir al balcón a arengar a los suyos. Le piden centrarse en el acuerdo nacional -para lo que se trajo al ministro de Interior, Juan Fernando Cristo- y en los aspectos económicos y políticos que de ahí se desprenden.

Alrededor del presidente se ha dibujado un círculo que trata de aterrizar sus ideas, a veces muy arriesgadas y ambiciosas por su condición de estudioso. Lo forman Cristo; la número 2 del presidente, Laura Sarabia; la ministra Muhamad; el canciller Luis Gilberto Murillo. A ese nuevo anillo de confianza se ha sumado el ministro de Cultura, Juan David Correa, y, desde el exterior, resulta indudable la influencia del embajador en Caracas, Milton Rengifo. No hay que olvidarse de su compañero en el M-19, el director de la Unidad Nacional de Protección, Augusto Rodríguez, de los pocos que se atreven a hablarle al presidente sin rodeos, en territorios en los que otros no se atreven a adentrarse.

Gustavo Petro y Laura Sarabia, Directora del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República, en 2023.Andre Borges (EFE)

Esta forma operativa quedó de relieve a principios de esta semana, cuando Petro, en la firma del Pacto por la Democratización del Crédito Solidario, anunció la compra de las cosechas de coca de los campesinos en el Cauca, en un intento de buscar alternativas a la economía criminal que impone el crimen organizado en esa y otras regiones. “Al campesinado del Micay le vamos a comprar sus cosechas de coca, mientras aparece la economía lícita. Para eso se necesita crédito en el Micay. Crédito en todas las zonas, las más pobres y excluidas de Colombia”, dijo Petro, que cree que no hay necesidad de repetir fórmulas anteriores fracasadas: “Si vamos a repetir lo mismo, con los mismos instrumentos, todos sabemos que no se solucionan los problemas”.

Alguna vez esa idea había rondado en los consejos de ministros, pero no es de tan fácil ejecución. Cristo, horas después, explicó que esa iniciativa estaba en una frase temprana: “Apenas vamos a evaluar la propuesta, obviamente supongo que la directora de cultivos ilícitos de la presidencia tendrá la propuesta y seguramente será motivo de evaluación del Gobierno y vamos a estudiarla”. Esta no ha sido la única idea del presidente que sus ministros han venido a matizar después, con la realidad en la mano. En Petro bullen ideas que superan la capacidad de ejecución del Estado.

En cualquier caso en Casa de Nariño reina un clima de menor confrontación que en épocas anteriores. Da la sensación de que los asesores leen mejor a Petro y él también se encuentra más cómodo con la gente que ahora le rodea. En estos días se han filtrado cambios en el Gabinete que parecen probables dentro de un tiempo, ya que varios ministros tienen aspiraciones presidenciales, pero la dinámica de trabajo, siempre con Sarabia en el radar, no va a cambiar. El presidente tiene una idea de país en la cabeza y la gente a su lado debe tener la capacidad para aterrizarlas. El éxito del acople de esas dos dimensiones marcará la capacidad del Gobierno de realizar sus cambios.

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