El hallazgo de gas anunciado por Petrobras y Ecopetrol: ni es tan nuevo ni da respiro al déficit en Colombia
Las compañías estatales confirmaron la existencia de depósitos en 2022 y las proyecciones apuntan que solo en 2030 se podrá comercializar el hidrocarburo
La información sobre el descubrimiento de un gigantesco yacimiento de gas natural en las costas del Caribe colombiano no es otra cosa que la confirmación de un anuncio de 2022. La única revelación es que los ingenieros acertaron en las dimensiones proyectadas hace dos años. De todos modos, los medios lo han repetido: se trata de los depósitos localizados más promisorios desde los 90 en el país suramericano. Rogerio Soares, uno de los altos cargos ger...
La información sobre el descubrimiento de un gigantesco yacimiento de gas natural en las costas del Caribe colombiano no es otra cosa que la confirmación de un anuncio de 2022. La única revelación es que los ingenieros acertaron en las dimensiones proyectadas hace dos años. De todos modos, los medios lo han repetido: se trata de los depósitos localizados más promisorios desde los 90 en el país suramericano. Rogerio Soares, uno de los altos cargos gerenciales de la brasileña Petrobras, lo celebró el pasado 3 de octubre como un gran logro en la “historia de la exploración en Colombia”.
Los expertos y analistas que han seguido de cerca la historia leyeron con recelo la noticia. El motivo es que aporta pocas novedades. Sirve, quizás, como un bálsamo para los 25 millones de usuarios de gas natural en Colombia, en una coyuntura en que las reservas probadas alcanzarían para alrededor de seis años más. Pero, sobre todo, para el Gobierno de Gustavo Petro, que ha tratado de emitir un mensaje de tranquilidad sobre la seguridad energética del país. Mientras tanto, los organismos encargados del monitoreo al sistema advierten de un déficit del orden del 12% en los contratos de gas natural en firme para garantizar los picos de consumo en 2025. El problema real se centra en el suministro para los próximos cuatro años, antes de que el nuevo yacimiento pueda aportar su riqueza.
Sin embargo, los titulares se han difundido con más celeridad que la voz de los expertos. El proyecto gasífero en cuestión se desarrolla en aguas profundas y hasta hace poco se conoció como Uchuva-2. No obstante, desde esta semana, los responsables de la petrolera de mayoría estatal colombiana Ecopetrol, y su socio carioca en este proyecto, se han referido al yacimiento como Sirius. Las dos empresas trabajan hace dos décadas en equipo en un punto a unos 31 kilómetros de la costa de Santa Marta (Magdalena) en un área bautizada como Bloque Tayrona.
El ministro de Minas y Energía, Andrés Camacho, publicó en tono triunfal en su cuenta de X: “Avanza exitosamente nuestra política de eficiencia de administración de hidrocarburos”. Los cálculos de la estatal Unidad de Planeación Minero Energética, sin embargo, prevén que el país no podrá contar con este gas antes de 2029. “Son recursos considerados contingentes”, remacha la experta Daisy Cerquera, “debemos ser muy precisos en el lenguaje: estamos en una etapa previa. Han hablado de hallazgos, por lo tanto, aún no podemos referirnos a reservas. No han terminado el período de evaluación, que puede tardar dos años más, por eso aún no hay ninguna decisión de inversión para producir gas”.
Aún falta superar la fase de exploración, agrega, para entrar en el desarrollo de los descubrimientos: “solo en ese momento le envían una carta a la Agencia Nacional de Hidrocarburos detallando cuál es el plan de inversión que se llama ‘declaración de comercialización’. Eso no se ha hecho”. Según el ingeniero Fernando Gutiérrez, con 40 años de experiencia en temas de hidrocarburos, el anuncio de Sirius es el de un “dimensionamiento de un predio”. También precisa que los seis terapies cúbicos anunciados no aluden a la capacidad aprovechable, sino a su capacidad total. “Los números que han hecho de 20 o 30 años de autonomía no son ciertos. Lo aprovechable podría duplicar las reservas actuales y llevarlas a 12″.
La pregunta que se deriva es clara: si el gas natural de Sirius estará disponible a partir, más o menos, de 2030, ¿cómo se va a sortear el déficit hasta entonces? “Sí o sí hay que importar”, afirma el exministro de Minas y Energía Amilkar Acosta. Colombia, de hecho, ya adquiere alrededor del 30% de su matriz desde el Golfo de México, entre otros. “Aunque el presidente de la República, y el presidente de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, repitan que no hay escasez sino acaparamiento del gas, uno debe hacerle caso a los gestores de la comercialización de estos recursos que reportan que hay un déficit”.
Por si fuera poco, añade Acosta, la insuficiencia empujó a Ecopetrol hace unas semanas a frenar el despacho de gas natural a algunas empresas y distribuidores: “A aquellos clientes cuyo contrato está sujeto a la cláusula de interrupción cuando se presentan contingencias como la actual. Por eso priorizaron el suministro a las centrales térmicas de generación. El presidente de Ecopetrol llegó a recomendar, a quienes tuvieran capacidad de hacerlo, reemplazar el consumo de gas por diésel”, recuerda Acosta. El hueco en la oferta es evidente. Y el reto básico para las empresas, la gran mayoría de ellas privadas, y el Gobierno, es reaccionar para garantizar la sostenibilidad inmediata.
“¿Qué va a pasar entre 2025 y 2030?”, incide Cerquera. “Ecopetrol ya reconoció que hay un déficit de 130 millones de pies cúbicos en 2025 y un poco más de 300 en 2026. Eso ya es algo más del 70% de la demanda. Entonces, celebramos las noticias de la confirmación, pero vamos a tener que importar gas ya y eso tendrá un impacto en los precios. Y el mayor déficit se está dando en el interior del país”. Omar Tovar, experto en mercados energéticos, recuerda que todos estos anuncios y discusiones han reflotado con fuerza tras la cumbre del Petróleo, Gas y Energía celebrada esta semana en Cartagena de Indias.
Otro inconveniente que no se puede omitir en esta historia: a mediados de septiembre, una comunidad de pescadores de la zona costera de Santa Marta presentó una tutela contra las supuestas afectaciones generadas por los trabajos en Sirius. El juez del distrito judicial de la capital de Magdalena dio la razón a los pobladores, que argumentaron además que las empresas obviaron las consultas previas para adelantar la operación. Desde entonces, la perforación del pozo que ha saltado a las primeras planas se halla paralizada. “Al parecer alcanzaron a hacer unas pruebas antes del fallo y de allí sacaron la información que ahora presentan”, justifica Tovar.
Alrededor del 16% de la energía en Colombia proviene del gas natural. Justo en estos días de sequía ha cumplido un papel seminal para encender las centrales térmicas que han respaldado el trabajo de la red hídrica. Por eso, Tovar subraya que el anuncio es borroso: “No es una solución de mediano plazo. Y enreda las expectativas de algunos agentes que ahora, con información más firme sobre el volumen y solidez de Sirius, quizás reconsideren sus expectativas de inversión o contratos de largo plazo”.