Muere Rodolfo Hernández, el millonario populista que estuvo a punto de ser presidente de Colombia en 2022

El contrincante político de Gustavo Petro en la segunda vuelta de las elecciones estuvo en cuidados intensivos durante dos meses

Rodolfo Hernández durante un acto de campaña en Miami (Estados Unidos), el 9 de junio de 2022.MARCO BELLO (REUTERS)

Rodolfo Hernández, el empresario reconvertido a político que arañó la presidencia de Colombia en 2022, ha muerto este lunes a sus 79 años. Un cáncer, que él mismo reveló en marzo pasado durante una audiencia judicial en la que fue condenado por corrupción, lo mantuvo durante dos meses en una unidad de cuidados intensivos. El Hospital Internacional de Colombia ha confirmado la noticia sobre la 1.30 de la tarde. “A pesar de todos los esfuerzos realizados por nuestro equipo médico y asistencia, el Ingeniero Rodolfo Hernández Suárez, falleció hoy debido a complicaciones de su patología neoplásica metastásica de colon”, explica el centro médico. “Cualquier información adicional se comunicará a través de los canales oficiales, de acuerdo con los deseos de la familia”.

Muy popular en Bucaramanga, la ciudad de la que fue alcalde entre 2015 y 2019, Hernández dejó la política tras un breve paso por el Senado en 2022. Nacido en Piedecuesta, a 20 kilómetros de la capital departamental de Bucaramanga, se consideraba un hijo de la educación pública, e hizo fortuna como empresario de la construcción en su natal Santander, un departamento en el centro-oriente de Colombia. Tras ser cercano a la clase política local, especialmente del tradicional Partido Liberal, el ingeniero civil formado en la Universidad Nacional rompió con ellos para lanzarse a las lides electorales en 2015. Ese año fue elegido alcalde de la urbe de más de medio millón de habitantes con un discurso antipolítico que lo posicionó como outsider.

Como alcalde logró enderezar las alicaídas finanzas de la ciudad en medio de pujas con los políticos locales y un estilo extravagante y espontáneo, que llegó a su punto más vistoso cuando, en medio de una transmisión en vivo por redes sociales, abofeteó a un concejal opositor, lo que le valió la suspensión del cargo. Sus detractores solían recordar varios episodios cargados de xenofobia o misoginia. Renunció poco antes de terminar su período para hacer campaña por su elegido a sucederlo, el victorioso Juan Carlos Cárdenas. El ingeniero, como le llamaban sus seguidores, salió con una popularidad que rozaba el 85%.

Su campaña presidencial tuvo un camino sui generis. Poco conocido fuera de su región de origen, se lanzó sin un partido político que lo apoyara y con una presencia notoria en las redes sociales. Empezó con un marginal 3% de intención de voto. Su primera fórmula vicepresidencial, la periodista Paola Ochoa, renunció al cabo de cinco días. Mientras la derecha se organizaba en una consulta entre cinco candidatos, apoyados por partidos reconocidos y que incluían nombres más sonoros para los colombianos, Hernández poco a poco fue escalando posiciones hasta pulverizar en la primera vuelta al ganador de esa votación, el exalcalde de Medellín, Fico Gutiérrez. Había logrado sumar un fuerte apoyo regional —Santander fue un centro de poder nacional hasta el siglo XIX, y no ha tenido un presidente en más de un siglo y medio— con un movimiento espontáneo popular, que trascendía las fracturas entre ideológicas y que sumó sobre todo un electorado popular que no se identifica con la izquierda. Sumó casi seis millones de votos, que lo dejaron frente a frente con el archiconocido Petro.

Para la segunda vuelta, el candidato casi desapareció. Dijo haber conocido de un plan para asesinarlo “no a plomo, sino a cuchillo” y se fue a Miami. Pese a ello sumó más de cuatro millones de votos adicionales y perdió con Petro por un estrecho 3%. Con derecho a una curul en el Senado, que la Constitución prevé que sea para la cabeza de la oposición, Hernández optó por reunirse con quien lo había vencido y posar para una foto abrazados. Además, renunció al Congreso tras apenas un mes y medio. “Es como tener a Lionel Messi de portero”, argumentó.

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En los dos años siguientes enfrentó un juicio por corrupción, además de una fugaz y fallida candidatura a la gobernación de Santander, anulada por las autoridades electorales pues sumaba tras sanciones disciplinarias. En marzo de este año, un juez encontró que efectivamente era culpable. Como alcalde, había favorecido a una empresa para ganar una licitación sobre la disposición de las basuras de la ciudad, y uno de sus hijos era lobbyista de la compañía, llamada Vitalogic. Luis Carlos Hernández, incluso, había firmado y notarizado un contrato que le aseguraba una jugosa comisión de 666.000 dólares si la compañía ganaba el contrato. El ingeniero decía no haber conocido el negocio, pero la justicia no le creyó. Fue justo durante la audiencia judicial virtual en la que se le condenaría, que reveló su enfermedad. Rompió en llanto ante el juez, el fiscal y sus abogados. “Tengo cáncer terminal. De todo pensaba, menos terminar procesado por cosas que yo no hice”, dijo entonces. Minutos después, el juez anunciaba su fallo. Hernández apeló la decisión, que incluía una sanción de 64 meses de cárcel, el pasado mes de junio. Esa segunda instancia de su proceso ya no ocurrirá, pero el último acto público del ingeniero, en la mañana de este mismo lunes y a través de uno de sus hijos, fue publicar en su cuenta de X el escrito de apelación con el que buscaba a probar su inocencia.

Pocos minutos después de que se revelara la noticia de la muerte de Hernández, el presidente Gustavo Petro se ha pronunciado. “Lamento la muerte de Rodolfo Hernández después de una larga lucha contra el cáncer, un abrazo a su familia”, ha dicho en su visible cuenta de X.

También lo ha hecho Marelén Castillo, la educadora que fue fórmula vicepresidencial del ingeniero y con la que tuvo una fuerte ruptura después de las elecciones. “En el poco tiempo que compartí con el ingeniero Rodolfo sentía aprecio por él, lastimosamente hubo una fractura en la relación, pero eso no significa que no sienta tristeza por su fallecimiento”, ha escrito la bióloga, química y actual representante a la Cámara.

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