Trump, Petro y el odio

La violencia no elimina las ideas, al contrario, muchas veces termina por amplificarlas

Los partidarios de Donald Trump oran en una vigilia Milwaukee (Wisconsin).Jeenah Moon (REUTERS)

En la política y en la vida las luchas se ganan con argumentos y con diálogo. La violencia no elimina las ideas, al contrario, muchas veces termina por amplificarlas. El mejor ejemplo es el horror que está cometiendo en los territorios palestinos el gobierno de Benjamín Netanyahu con el asesinato de miles de inocentes bajo la excusa de una guerra contra Hamás. ¿Acaso aquellos que sobrevivan no volverán a agitar las banderas palestinas? ¿No está el señor Netanyahu sembrando odio (y mucho) en los corazones de aquellos que han perdido desde su casa hasta familias enteras? ¿No logró con su guerra ...

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En la política y en la vida las luchas se ganan con argumentos y con diálogo. La violencia no elimina las ideas, al contrario, muchas veces termina por amplificarlas. El mejor ejemplo es el horror que está cometiendo en los territorios palestinos el gobierno de Benjamín Netanyahu con el asesinato de miles de inocentes bajo la excusa de una guerra contra Hamás. ¿Acaso aquellos que sobrevivan no volverán a agitar las banderas palestinas? ¿No está el señor Netanyahu sembrando odio (y mucho) en los corazones de aquellos que han perdido desde su casa hasta familias enteras? ¿No logró con su guerra darle a Palestina el reconocimiento y apoyo de muchos países y personas que antes ni volteaban a mirar a ese rincón del mundo?

Arranco con ese ejemplo porque lo vivido ayer en los Estados Unidos con el intento de asesinato de Donald Trump es la muestra de lo lejos que nos están llevando los odios y la intolerancia a nivel global. Claro está que una cosa es la retaliación de Israel contra Hamás por los hechos violentos de octubre pasado y algo muy distinto lo que aconteció en Pensilvania. Porque más allá del móvil que haya tenido el homicida, el hecho real es que querer matar a Trump es querer matar unas ideas y unas propuestas con las que uno puede estar o no de acuerdo, pero que en todo caso resultan válidas para miles o millones de personas. Eso en democracia no es válido. Así no se ganan las batallas.

Ojalá en Colombia seamos capaces de analizar y comprender que lo que ocurrió con Trump puede tener raíz en la cantidad de barbaridades que dice y que espera realizar si es electo presidente de los Estados Unidos una vez más, pero es el tirador quien buscó quebrar la democracia. Fue quien agredió al candidato aquel que en lugar de hacer un acto heroico por su país iba a atentar contra las ideas de la mitad de los habitantes de ese territorio. Insisto en que debemos comprender eso, pues nuestros líderes políticos, y particularmente el presidente Gustavo Petro en los últimos tiempos, se han dedicado a sembrar odio y más odio en los cerebros de sus seguidores.

Odio hacia los medios de comunicación. Odio hacia los empresarios. Odio hacia aquellos que trabajaron en su Gobierno, pero que no le funcionaron. Odio hacia sus opositores. Odio hacia las empresas de servicios públicos. Odio a diestra y siniestra como si el nuestro no fuera un país donde la violencia pulula y donde el valor de una vida es muchas veces similar a nada. ¿Para qué sirve sembrar odio y temor?

Se acerca el 20 de julio con la debida celebración del día de la independencia e instalación del Congreso. Pero hay también en agenda presidencial la clausura de unas mesas que esta semana estarán trabajando propuestas para la Constituyente desde la Universidad Nacional. ¿Será este último un nuevo espacio que aprovechará el presidente para atizar el odio entre nosotros? ¿El nuevo blanco de su discurso de odio seminal serán aquellos que defienden la Constitución de 1991?

Ojalá el presidente Petro vea en lo de Trump no una amenaza a su propia vida, sino el resultado de ir sembrando odio y división. Ojalá sea capaz de caer en cuenta que hacer una constitución con un país dividido no hará más de dividirlo más. Ojalá aprenda algo el presidente que dice ser tan culto, pero que se niega a aprender lo que sea de aquellos que no están de acuerdo con él.

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