La crisis que viene (esperemos que no)

Digamos que usted está enfermo desde hace varios días. Que constantes mareos, molestias estomacales y dolores de cabeza se convirtieron en su pesadilla diaria. ¿Qué hace usted? ¿Va a la farmacia más cercana donde ese boticario amigo y cómplice le venderá algunos medicamentos que podrían paliar el malestar? ¿O prefiere ir al médico, someterse a la eterna espera en urgencias y la demorada entrega de resultados de los exámenes médicos para saber de una vez por todas qué es lo que anda mal en su cuerpo y el tratamiento para poder mejorar?

Seguro algunos pragmáticos, urgidos por soluciones r...

Digamos que usted está enfermo desde hace varios días. Que constantes mareos, molestias estomacales y dolores de cabeza se convirtieron en su pesadilla diaria. ¿Qué hace usted? ¿Va a la farmacia más cercana donde ese boticario amigo y cómplice le venderá algunos medicamentos que podrían paliar el malestar? ¿O prefiere ir al médico, someterse a la eterna espera en urgencias y la demorada entrega de resultados de los exámenes médicos para saber de una vez por todas qué es lo que anda mal en su cuerpo y el tratamiento para poder mejorar?

Seguro algunos pragmáticos, urgidos por soluciones rápidas, optarán por ir a la droguería. A fin de cuentas, si es algo grave, luego habrá tiempo para ir al médico. Otros, a pesar del tedio que se empieza a asomar desde que se piensa en tener que ir a una clínica u hospital, prefieren someterse a esa tortura, pero resolver el asunto de manera científica de una vez por todas.

Más o menos así estamos hoy día los colombianos con un gobierno que decidió (porque es imposible negar que esta es una decisión del presidente Petro) dejar sin médicos, sin laboratorios y sin clínica a todo un sector del país necesario para que las cosas funcionen bien: la generación de energía eléctrica.

La CREG (Comisión de Regulación de Energía y Gas) se creó con un objetivo claro en 1994, después de aquella crisis energética que sumió al país en largos meses de racionamiento de energía: contar con un órgano que, alejado de políticos y politiquería, tomara las decisiones necesarias para garantizar energía eléctrica a todo el país con criterios científicos. Sin embargo, desde que empezó el gobierno actual este organismo técnico se ha venido desmantelando. En pocas palabras, y volviendo al símil del inicio, nos dejaron sin médicos.

El problema es que la enfermedad que podría llevarnos a repetir en 2024 lo que ocurrió en 1993 presenta síntomas cada vez más graves. Basta con leer la carta que desde XM (administradora del mercado eléctrico) le hacen llegar al Ministerio de Minas para comprender la gravedad de la situación: el consumo de energía está disparado y el nivel de los embalses nada que sube.

En una situación normal, la CREG debería emitir todas las recomendaciones e indicaciones pertinentes para mitigar esta situación y, en la medida de lo posible, evitar cortes de energía. Pero como no hay CREG, pues el gobierno se rehúsa a nombrar a los “expertos comisionados”, entonces, legalmente no hay quien haga la tarea.

¿Por qué razón el presidente no quiere nombrar a nadie en esa comisión? ¿Acaso ha sido imposible encontrar personas expertas e independientes que puedan hacerse cargo de una misión tan importante para el país? ¿O acaso esos expertos deben tener visiones políticas compartidas con el gobierno y sin eso es mejor dejar vacantes los cargos?

Uno entiende y aplaude que el presidente busque hacer reformas. Muchas de ellas son necesarias. Pero no puede ser que cada una deba venir precedida por una crisis que nos afecta a todos. Ya sabemos que viene la crisis de la salud. Tal vez en unas semanas comencemos la de la energía.

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