Los migrantes colombianos secuestrados en México continuarán su camino hacia Estados Unidos

La niña de ocho años, sus padres y otro hombre de 42 años sin relación con la familia se han negado a retornar a Colombia con la ayuda del Gobierno

Elementos de policía junto al autobús que transporta a los migrantes secuestrados en el estado mexicano de Tamaulipas, en el municipio de Río Bravo, el 3 de enero de 2024.Presidencia

Este miércoles, el Gobierno de México informó del rescate de 32 migrantes que habían sido secuestrados el 30 de diciembre cerca de la frontera con Estados Unidos. Entre las víctimas había cuatro ciudadanos colombianos que nacieron en Venezuela y vivían en Cúcuta, según explica por teléfono Andrés Hernández, cónsul de Colombia en México. Se trata de una niña de ocho años, su padre de 41 y su madre de 28, además de otro hombre de 42 años, sin relac...

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Este miércoles, el Gobierno de México informó del rescate de 32 migrantes que habían sido secuestrados el 30 de diciembre cerca de la frontera con Estados Unidos. Entre las víctimas había cuatro ciudadanos colombianos que nacieron en Venezuela y vivían en Cúcuta, según explica por teléfono Andrés Hernández, cónsul de Colombia en México. Se trata de una niña de ocho años, su padre de 41 y su madre de 28, además de otro hombre de 42 años, sin relación con la familia. “Es una coincidencia que todos vengan del mismo sitio y que fueran al mismo tiempo”, dice Hernández. Pasaron por un chequeo médico y están bien, asegura el cónsul. Se han negado a retornar a Colombia con la ayuda del Gobierno colombiano y planean seguir su viaje con la esperanza de llegar a Estados Unidos.

Los cuatro entraron a México por el aeropuerto de Cancún, en la punta de la costa suroriental, asegura Hernández. De allí, empezaron su camino al norte. Cruzaron el país hasta llegar al Estado de Tamaulipas, que colinda con Estados Unidos al norte y con el Golfo de México al este, y que ha sido testigo de algunas de las mayores atrocidades cometidas contra migrantes en ese país. En agosto de 2010, el cartel de Los Zetas secuestró y luego ejecutó a 72 migrantes en el municipio de San Fernando, a 150 kilómetros de la frontera con el estado norteamericano de Texas. La tragedia hoy se conoce como La masacre de los 72.

A unas dos horas al norte de San Francisco, se encuentra la carretera que comunica las ciudades de Reynosa y Matamoros. Por allí viajaban los cuatro migrantes colombianos en bus, con 32 personas más, provenientes de Venezuela, Ecuador, Honduras y México. Alrededor de las 19.30, a menos de una hora de camino del límite internacional, cinco camionetas con hombres armados interceptaron el vehículo y secuestraron a 32 personas. Solo dejaron libres a los cuatro mexicanos.

Según Hernández, los secuestradores fueron los propios coyotes a quienes los migrantes habían pagado para que los ayudaran a cruzar la frontera. “Por la forma en la que ocurrió el crimen, hemos descartado que fuera un cartel mexicano o una organización armada”, dice. Se trata de un “secuestro exprés con fines extorsivos”, un delito que cada vez se comete con más frecuencia en México. En 2023, 120 migrantes colombianos fueron víctimas de ese crimen en ese país, de acuerdo con la información del Consulado. En 2022, la cifra fue de 69. Normalmente, los victimarios exigen entre 2.000 y 3.000 dólares a los migrantes, explica Hernández, bajo la amenaza de matarlos.

El secuestro rápidamente capturó la atención de los medios a lo largo de América. Según el cónsul, eso, más la rápida y contundente respuesta del Gobierno mexicano, fue lo que salvó a los 32 migrantes. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, desplegó la Guardia Nacional y varios organismos de seguridad para que se encargaran de la búsqueda. Grandes cantidades de agentes, helicópteros, vehículos policiales y perros rastreadores llenaron la zona. “Fue un operativo gigantísimo”, dice Hernández.

Finalmente, los secuestradores liberaron este miércoles a sus víctimas en el municipio de Río Bravo, entre Reynosa y Matamoros. Duraron cuatro días privados de la libertad. “Por la presión que se generó se vieron acorralados y los soltaron”, afirma el cónsul. Hasta el momento no hay detenidos, pero la investigación continúa. Los cuatro colombianos recibieron apoyo del Consulado para regresar a Cúcuta, pero se negaron. Han tenido entrevistas con la Fiscalía mexicana y el Gobierno de ese país les dio “unas tarjetas para regularizarse”, asegura Hernández. Con ellas, explica, pueden trabajar y acceder a servicios de salud en México. Sin embargo, no piensan quedarse mucho tiempo, ya que su objetivo sigue siendo el mismo que cuando salieron de Colombia: llegar a Estados Unidos.

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