Una semana de retrasos y más de 80.000 pasajeros afectados en El Dorado de Bogotá
El 60% de las horas para la operación de los vuelos está saturado en el aeropuerto de la capital colombiana y plantea más de un interrogante de cara a la temporada de vacaciones de fin de año
La Aerocivil se anticipó a la cascada de retrasos que se avecinaban en el aeropuerto El Dorado de Bogotá e informó a principios de la semana pasada que los vientos cruzados de temporada estarían entre las causas. Un análisis independiente ha evidenciado, sin embargo, que el atasco es más profundo. Viene cocinándose desde hace años. Y las víctimas son los pasajeros, en su gran mayoría desinformados de que detrás de las demoras se halla una saturac...
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La Aerocivil se anticipó a la cascada de retrasos que se avecinaban en el aeropuerto El Dorado de Bogotá e informó a principios de la semana pasada que los vientos cruzados de temporada estarían entre las causas. Un análisis independiente ha evidenciado, sin embargo, que el atasco es más profundo. Viene cocinándose desde hace años. Y las víctimas son los pasajeros, en su gran mayoría desinformados de que detrás de las demoras se halla una saturación del 60% por hora en la operación de los vuelos. Brevemente: durante 15 horas al día, el número de aviones operando excede la capacidad de gestión del mayor terminal del país.
Más de 80.000 pasajeros se han visto afectados desde el pasado fin de semana. La Asociación Colombiana de Controladores Aéreos (ACDETA) ha señalado que tras las causas se halla un déficit de controladores. Pero los observadores aseguran que este es uno más, entre una sumatoria de problemas. Un informe de la Aerocivil estipulaba desde 2019 la necesidad de duplicar cuanto antes el personal existente. De igual forma, las fuentes consultadas matizan o descartan los argumentos meteorológicos, relacionados con la escasa visibilidad por el exceso de neblina y los cambios en la dirección y velocidad de los vientos.
Lo cierto es que tras la desafección del gremio de controladores, aseguran fuentes del sector, se halla el pulso con el Gobierno para frenar un concurso por mérito que está en marcha para formalizar 900 puestos de trabajo que se hallaban con contratos provisionales. Una medida oficial, aplazada durante años, para ajustar y nivelar los requisitos en uno los departamentos más sensibles de la operación aérea. Pero desde ACDETA han etiquetado la situación de “masacre laboral”. La saturación actual en el terminal de la capital ha significado jornadas de trabajo más extensas y una adversidad añadida para esta historia.
El experto Lucas Rodríguez afirma que la seguridad de los viajeros está por fuera de todo riesgo. Sin embargo, sí le inquieta el funcionamiento de un terminal que acoge al 65% de los viajeros que transitan hacia otro destino o aterrizan en el país. Una amalgama de inconvenientes que se podrían ver acentuados en diciembre con la llegada de la temporada de vacaciones. Si a todo lo anterior se le suma el año turbulento, con la quiebra de Viva y Ultra a cuestas, la intervención por parte de las autoridades no da más espera para destrabar el horizonte y estimular la llegada de nuevas líneas, de negocios o inversión extranjera, asegura la analista Claudia Velásquez.
Mientras el número de pasajeros movilizados en Colombia se cuadriplicó en los últimos 15 años, la plantilla de la Aeronáutica, encargada de dirigir, planificar y operar los servicios aeroportuarios en Colombia, a duras penas aumentó. Además, de acuerdo con la firma australiana S Money, El Dorado es el más congestionado del mundo con una huella de 14,53 pasajeros por metro cuadrado. Y en 2022 encabezó el escalafón en tráfico aéreo en Latinoamérica con 35 millones de pasajeros recibidos. “¿Qué ha cambiado?”, se pregunta Lucas Rodríguez, “la respuesta es nada, o muy poco, y la culpa es de Santos, de Duque y de Petro. De todos. El aeropuerto tiene la capacidad para operar 74 operaciones por hora y hay que aumentarla cuanto antes porque lo demás son pañitos de agua tibia”.
Las cancelaciones para los miles de viajeros ya suponen afectaciones económicas importantes. En el caso de Avianca, esta semana se han reportado más de 400 retrasos en rutas nacionales e internacionales. Unos 64.000 pasajeros han sido afectados por cambios en sus itinerarios, y 66 vuelos han sido cancelados. Por el lado de Latam hubo 11 vuelos cancelados hasta el jueves y unas 70 mil operaciones sufrieron algún atraso. El día más complejo fue el pasado miércoles, cuando el aeropuerto debió ser cerrado entre 5 y 7 de la mañana.
“La aeronáutica tendría que explicar mejor por qué, teniendo una pista con categoría 3, no ha podido manejar normalmente el tráfico”, argumenta el exdirector de la Aerocivil Santiago Castro. Para Castro los únicos factores que justifican la situación sería “la aparición recurrente de vientos muy fuertes o tormentas eléctricas e inclusive así el aeropuerto está equipado para funcionar”. En opinión de Claudia Velásquez se trata, en realidad, de un “tema tecnológico, de capacitación de los controladores, de viejas rencillas sindicales. Un tema de articulación de toda la cadena de la comunidad del aeropuerto que permita operar con sincronía y eficiencia”.
Según la experta, El Dorado está en capacidad de ensanchar la operación por hora hasta los 100 vuelos: “Las aerolíneas, de hecho, están demandado más participación en el mercado. Sobre todo, las internacionales. La Aeronáutica debería pensar ya en un plan de contingencia para incrementar la operación y minimizar el impacto sobre los viajeros aquejados por contingencias inevitables como los vientos o la neblina”, agrega. Paula Cortés, presidenta de Asociación Colombiana de Agencias de Viajes y Turismo, concluye con un llamado a la Aerocivil y al Gobierno para que “mantengan el control” de una situación que “nos preocupa y hace más difícil la labor de las agencias en la reacomodación de pasajeros”.
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