El Consejo Nacional Electoral revoca la candidatura de Rodolfo Hernández

El excandidato presidencial queda por fuera de la carrera por la Gobernación de Santander, su departamento y donde era uno de los favoritos

Rodolfo Hernández, en Bucaramanga, el 19 de junio de 2022.SANTIAGO ARCOS (REUTERS)

Todo lo que sube tiene que bajar, incluso las carreras políticas. Lo poco usual es que ocurra tan fugazmente como le pasó a Rodolfo Hernández, el septuagenario ingeniero civil que en 2022 arañó la presidencia de Colombia y este jueves quedó por fuera de la carrera por la Gobernación de Santander, su departamento, uno de los más importantes del país. El Consejo Nacional Electoral (CNE) determinó que sobre Hernández, un confeso admirador de Nayi...

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Todo lo que sube tiene que bajar, incluso las carreras políticas. Lo poco usual es que ocurra tan fugazmente como le pasó a Rodolfo Hernández, el septuagenario ingeniero civil que en 2022 arañó la presidencia de Colombia y este jueves quedó por fuera de la carrera por la Gobernación de Santander, su departamento, uno de los más importantes del país. El Consejo Nacional Electoral (CNE) determinó que sobre Hernández, un confeso admirador de Nayib Bukele, pesan tres sanciones disciplinarias y, por lo tanto, revocó la inscripción de su candidatura para competir en las elecciones regionales del próximo 29 de octubre. Con su salida de la puja, está por verse hacia dónde irán a parar sus votantes, dado que ocupaba el segundo lugar en intención de voto, con 20,1% en la encuesta de la firma Atlas Intel y La Silla Vacía revelada este miércoles.

La Procuraduría General de la Nación juega un papel protagónico en la decisión que desinfla la aspiración del ingeniero. La institución, que se encarga de vigilar las actuaciones de los funcionarios públicos, consideró que Hernández cometió, como mínimo, tres faltas durante su periodo como alcalde de Bucaramanga, entre 2016 y 2019. Así se lo notificó al CNE. El temperamento desinhibido e impulsivo del político, que lo catapultó mediáticamente por fuera de su región, le pasa factura. Quedó documentado que mientras fungió como alcalde, Hernández golpeó al concejal Jhon Claro, quien le recriminaba por los nexos de uno de sus hijos con una compañía que buscaba contratar con el municipio; insultó a un veedor ciudadano, llamándolo “lavaperros” luego de que este lo criticara por aprobar la poda de árboles de un parque; e irrespetó a uno de sus subalternos en la Alcaldía al acusarlo de ser “un bandido”.

Los magistrados del CNE tardaron en llegar a un acuerdo sobre el caso del exalcalde de Bucaramanga. Se esperaba que el fallo se hiciera público el martes 26 de septiembre, pero no se alcanzaron los seis votos necesarios. Cinco votos a favor de la revocatoria de la inscripción y tres en contra obligaron a que le correspondiera a un conjuez tomar el dictamen definitivo. Hoy se conoció su postura, que coincidió con la de la mayoría de magistrados.

Contrario a la situación de hace poco más de un año, cuando 10,6 millones de colombianos le votaron en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, recientemente Hernández vive malos momentos, posiblemente los peores desde que apareció en el panorama electoral en 2015. Sus ambiguos mensajes tras su derrota en aquellos comicios —incluyendo una amigable foto con el presidente Gustavo Petro, tras haber sido su detractor a lo largo de la campaña, y su renuncia al Senado a los tres meses de posesionarse— lo convirtieron en blanco de señalamientos por parte de sus antiguos aliados. Quizá solo en Bucaramanga y Santander, en donde aún conserva algo del 84% de aprobación con la que cerró su etapa como alcalde, permanecía como una figura de peso.

Los principales beneficiados con el abandono forzado de Hernández son sus rivales a la Gobernación: el general Juvenal Díaz Mateus, avalado por el uribismo, los conservadores y otras colectividades de derecha; Héctor Mantilla, exalcalde de Floridablanca de origen conservador y aliado del gobernador Mauricio Aguilar y su familia; y Ferley Sierra, diputado de la Alianza Verde. De forma constante, el exalcalde Hernández ha atacado a los dos primeros desde que la campaña inició formalmente, a finales de julio. El pasado 25 de septiembre, por ejemplo, apareció en un video que compartió a través de redes sociales y en el que acusa a Díaz Mateus de pertenecer a una familia que “vive del Estado”; en referencia a sus hermanos Iván y Luis Eduardo, exsenador condenado por corrupción y actual representante a la Cámara, respectivamente.

Es precisamente Díaz Mateus quien lidera la intención de voto con 23,5%, según la reciente medición de Atlas Intel y La Silla Vacía. Hernández aparece segundo, con 20,1%; Mantilla de tercero, con 17,3%; y Sierra de cuarto, con 13,6%. Los apoyos del ingeniero tienen la capacidad de direccionar en múltiples sentidos las elecciones, aunque él sigue sin pronunciarse al respecto. Lo que sí ha dicho es que usará “los medios legales que tengo como ciudadano para seguir firme contra la politiquería y los corruptos que se tomaron el sistema, porque esta decisión de revocatoria fue eso, politiquera”.

Salvo algún desenlace extraordinario —el exalcalde advirtió, antes de conocerse esta decisión, que no descarta acudir ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos— es posible que su carrera, que comenzó con su victoria a la Alcaldía de Bucaramanga hace ocho años, finalice opacamente con esta decisión del CNE.

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