La disputa que llevó a la salida de Alexander López de la presidencia del Polo Democrático

El que fuera el principal partido de la izquierda colombiana enfrenta una crisis en la que no se vislumbra una salida. El detonante fueron disputas sobre su estrategia para afrontar las elecciones regionales en Bogotá, ciudad que solía ser su fortín

Carlos Carrillo, precandidato a la alcaldía de Bogotá, en el Concejo de Bogotá, el 26 de julio del 2023.Diego Cuevas

La historia confirma que en muchos países la unión de las distintas fuerzas de izquierda es difícil. Las soluciones tienden a ser momentáneas y dan pie a fracturas internas y escisiones. Lo que está pasando con el Polo Democrático Alternativo es prueba de ello, ahora en Colombia. Concebido como una gran cohesión de sectores del mismo espectro ideológico, debutó positivamente en las urnas cuando el uribismo ascendía de forma fulgurante a...

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La historia confirma que en muchos países la unión de las distintas fuerzas de izquierda es difícil. Las soluciones tienden a ser momentáneas y dan pie a fracturas internas y escisiones. Lo que está pasando con el Polo Democrático Alternativo es prueba de ello, ahora en Colombia. Concebido como una gran cohesión de sectores del mismo espectro ideológico, debutó positivamente en las urnas cuando el uribismo ascendía de forma fulgurante a inicios de siglo. Un saldo de 18 congresistas y el segundo lugar de Carlos Gaviria en las elecciones presidenciales de 2006 —ampliamente superado en votos por Álvaro Uribe, pero ganándole al muy conocido liberal Horacio Serpa— auguraban un futuro promisorio. La situación, casi dos décadas después, no es la mejor y puede empeorar. Sus otrora líderes se han ido, el Pacto Histórico lo reemplazó como espacio de confluencia de la izquierda y las recientes decisiones de sus directivas parecen distanciarse de su antigua vocación de poder y cambio. Es innegable que hay crisis.

Carlos Carrillo (Bogotá, 42 años) es una de las voces con más eco en el partido. Concejal de Bogotá, este diseñador industrial de la Universidad Nacional adquirió visibilidad gracias a su activismo sobre temas de la ciudad, especialmente cuando promovió la revocatoria de mandato del entonces alcalde Enrique Peñalosa. En las pasadas elecciones regionales obtuvo el apoyo de 31.960 bogotanos, la votación más alta al Concejo en la historia del Polo. Actualmente, a raíz de su aspiración a la Alcaldía de Bogotá, es el protagonista de una discordia que lo enfrenta con sus copartidarios y apunta a una resolución poco amigable.

“Me bajaron de la candidatura a la Alcaldía de la manera más burda y grotesca, a pesar de que llevo seis meses tratando de conseguir la unidad del Pacto Histórico y a través de una consulta popular, en la que reconozco que tenía pocas posibilidades de ganar, pero era lo que mandaba la ley. Si hubiéramos ido a una consulta, mi obligación legal habría sido adherirme al candidato ganador y, por lo tanto, quedaba inhabilitado para cualquier otra cosa”, señaló Carrillo a EL PAÍS.

Su acusación va dirigida contra la dirección del Polo. En febrero de 2021, con la mira puesta en las elecciones nacionales del año siguiente, el partido anunció que haría parte de una alianza con otros movimientos afines. De allí nació el Pacto Histórico, una coalición de partidos y movimientos que presentó listas para el Congreso e impulsó la campaña presidencial de Gustavo Petro. El triunfo llevó a que se quisiera replicar la fórmula en las elecciones regionales del próximo octubre y, en consecuencia, entre todas las colectividades del Pacto se elegiría a un candidato a la Alcaldía de Bogotá. Carrillo instó a que se celebrara una consulta junto con los otros aspirantes: el exsenador Gustavo Bolívar, del Movimiento Indígena Alternativo y Social (MAIS), y la también concejal Heidy Sánchez, de la Unión Patriótica.

Su propuesta se dilató, el tiempo se acabó y la encuesta terminó siendo la única alternativa viable. La firma encargada fue Gauss, que en el último minuto introdujo entre las opciones a Camilo Romero, precandidato presidencial del Pacto en 2022 y hoy embajador en Argentina, quien no expresó públicamente su deseo de postularse. El voto en blanco lideró los resultados con el 45,6%. Le siguieron Bolívar (23,04%), Romero (5,25%), Sánchez (4,91%) y Carrillo (4,38%). “Pensé que lo que procedía era llegar a un acuerdo programático con Bolívar y seguir en el Concejo”, cuenta Carrillo.

La lista del Pacto Histórico para el Concejo será producto de un consenso entre los diferentes partidos y movimientos que componen la coalición, y cada uno a su vez determina internamente los candidatos que quiere priorizar para luego pujar por los primeros puestos. Lo que sucedió en el Polo durante este proceso sumergió a la colectividad en la incertidumbre. Todavía no es claro si por descuido o torpeza, la semana pasada —cuando ya se conocían los resultados de la encuesta—, la directiva disolvió la reunión en la que se definió el orden de la lista de candidatos al Concejo y no se pronunció sobre sus planes frente a la campaña para la Alcaldía. Esa omisión podría cerrar las puertas al Polo para participar en la competencia por el segundo cargo electo más importante de Colombia.

“A mí me proclamaron candidato (las autoridades distritales del partido) y nunca se tomó la decisión de revocar mi candidatura. Existe la obligación, según los estatutos, de que se dictamine la adhesión a la candidatura de Bolívar. Eso no es automático y el presidente del Polo no puede anunciarlo por su cuenta. Se requiere, además, hacerlo con tiempo porque hay que llegar a acuerdos sobre la financiación de la campaña, la repartición de la reposición de votos y los mecanismos para escoger la terna en caso de que Bolívar, si es elegido alcalde, renuncie o sea destituido”, precisó Carrillo.

La inscripción de candidatos cerró este 29 de julio y el Polo no subsanó este error: los estatutos exigen que la convocatoria de una reunión sea con ocho días de anticipación y los tiempos no alcanzaban. Salvo alguna extrañeza jurídica, el partido no tendrá candidato a Alcaldía. Apoyar oficialmente a Bolívar podría acarrear sanciones administrativas, como posibles nulidades sobre sus candidatos al Concejo por doble militancia.

Pero ese es el menor de los percances. La ruptura entre Carrillo y la directiva se reafirmó en la fallida reunión cuando, a sabiendas de que el concejal había quedado cuarto la encuesta del Pacto y pese a que fue el más votado en 2019, la cabeza de lista (que tendrá el mejor puesto que corresponda al Polo en la lista cerrada del Pacto) se le entregó a Rocío Dussán, hija del presidente de Colpensiones, Jaime Dussán. Según Carrillo, Álvaro Argote, otro concejal del Polo que no buscará la reelección, fue el artífice de esta jugada. EL PAÍS contactó a Argote, pero no recibió respuesta.

“Horas antes de la reunión en la que se tomó la decisión de que la señora Dussan encabezará la lista, nos reunimos con Argote y me dijo: ‘Hagamos un pacto de no agresión’. Me dijo que acordáramos que se respetaran las curules de los concejales elegidos hace cuatro años a cambio de que él pudiera heredar la suya a Rocío, pasando por encima de todas las mujeres del partido que sí tienen un historial de militancia y activismo. Aceptar su acuerdo habría implicado que yo era la cabeza de lista del Polo, y muy seguramente también la del Pacto. No acepté porque prefiero tener las manos vacías antes de lavarle la cara a Rocío Dussan”, explicó.

En medio de este agitado ambiente, el senador Alexander López, presidente del partido, presentó su renuncia. Durante varias semanas, antes de que el resultado de la encuesta se conociera, Carrillo acusó abiertamente a López de entorpecer su candidatura y “enredarle el aval”. Los acontecimientos indican que nadie quiere tomar responsabilidad en lo que cada día parece más un naufragio: el partido que tuvo 18 congresistas cuando la izquierda era marginal, solo tiene 19 ahora que el presidente es de izquierda (dos no fueron elegidos sino que llegaron al Congreso como reemplazos) y fuerzas de ese tipo suman 48 curules. Sin presidente y sin candidato, con un pasado glorioso que contrasta con la turbulenta realidad, el Polo Democrático se encamina a las elecciones regionales.

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