‘El Hombre Marlboro’, el narco extraditado a EE UU que ahora quiere ser alcalde
Samuel Santander Lopesierra era el zar del contrabando en el norte de Colombia durante los ochenta y noventa. Fue extraditado a Estados Unidos, regresó y hoy quiere gobernar su ciudad
Samuel Santander Lopesierra, de 63 años, ha sido político, narcotraficante y contrabandista. Sobre él pesan investigaciones periodísticas, testimonios, pruebas y hasta una condena que purgó en una cárcel de Estados Unidos. Su nutrido historial criminal —incluyendo las acusaciones de financiamiento ilegal a la campaña del presidente Gustavo Petro, un dinero que se sospecha que se quedó su hijo Nicolás— poco o nada importa en su tierra natal, en donde aspira a ser alcalde tras las próximas elecciones regionales. En Maicao, ...
Samuel Santander Lopesierra, de 63 años, ha sido político, narcotraficante y contrabandista. Sobre él pesan investigaciones periodísticas, testimonios, pruebas y hasta una condena que purgó en una cárcel de Estados Unidos. Su nutrido historial criminal —incluyendo las acusaciones de financiamiento ilegal a la campaña del presidente Gustavo Petro, un dinero que se sospecha que se quedó su hijo Nicolás— poco o nada importa en su tierra natal, en donde aspira a ser alcalde tras las próximas elecciones regionales. En Maicao, La Guajira, Lopesierra es un fenómeno político digno de estudio. Inscribió oficialmente su candidatura el pasado 10 de julio, cuando presentó 63.825 firmas ante la Registraduría Nacional —lo que constituye más de la mitad de las personas habilitadas para votar en Maicao— y cientos de sus seguidores lo acompañaron en el acto. Si logra sobrepasar los obstáculos legales que le impedirían competir en los comicios, su victoria está casi asegurada.
Sus padres, Samuel Lopesierra Bernier y Guillermina Gutiérrez, eran propietarios de una bodega comercial en Maicao, municipio cercano a la frontera con Venezuela y cuya economía se mueve, en buena medida, a través del contrabando. De acuerdo con los planes de grandeza que tenían para sus cuatro hijos, le garantizaron a Santa —como aún lo conocen sus allegados— una educación de élite. Se graduó del Liceo Cervantes de Barranquilla, viajó a cursar sus estudios de economía en la Universidad del Sur de Illinois y volvió en 1984 para desempeñarse en el negocio familiar. Su padres querían que incursionara en una multinacional del sector privado, pero cedieron ante su insistencia y lo contrataron como un trabajador raso en la bodega.
La fama de Lopesierra creció a la par de su visibilidad. Montó su propia bodega, luego de juntar dinero con varios socios, y persiguió sus afanes electorales de la mano del Partido Liberal, colectividad con la que simpatizaba su papá. Fue elegido concejal de Maicao en 1986 y diputado de La Guajira en 1988. Se retiró temporalmente de la arena política dos años después, pero en 1994 saltó al estrellato nacional cuando se convirtió en el senador de la costa atlántica que más votos cosechó por fuera de esa región. Los 40.000 votos que recibió generaron sospecha y recelo en la clase dirigente, que no vio con buenos ojos que un comerciante llegara al Congreso dando pasos de gigante.
Fue así que se regó en la opinión pública el nombre de Samuel Santander Lopesierra y más de uno se interesó en indagar sobre sus orígenes. En el mundo del comercio informal era toda una eminencia, se trataba del principal contrabandista del país. Un vocero de la Asociación Colombiana de Importadores de Licores (Acodil) contó a Semana que Lopesierra vendía al año 200.000 paquetes de cigarrillos y 400.000 cajas de whisky sin pagar un solo peso en impuestos. No tardaron en apodarlo El hombre Marlboro.
El escándalo emblemático de esa década fue el proceso 8.000, que se abrió después de que se descubriera que la campaña del presidente Ernesto Samper se financió con dineros del narcotráfico. Lopesierra terminó salpicado luego de que se conociera una conversación telefónica de Samper y Elizabeth Montoya, enlace entre el Partido Liberal y los capos de la droga, en la que coordinaban aparentes aportes económicos a la campaña por parte de Phillip Morris. Una investigación del Miami Herald reveló que la mención a la compañía de tabaco era una referencia a Lopesierra, que para entonces ya era conocido por negociar ilícitamente con cigarrillos. El periódico estadounidense agregó que El hombre Marlboro, según testimonios recolectados por el FBI, se encargaba de lavar dinero para algunos miembros de la familia Mansur, acusados de sostener vínculos con el narcotráfico e inyectar dinero a la candidatura de Samper.
Por esos mismos años también se le relacionó con el homicidio del líder opositor Álvaro Gómez Hurtado, quien fue asesinado en noviembre de 1995 a medida que avanzaban las pesquisas sobre el proceso 8.000. De entrada se responsabilizó a la administración de Samper y esa fue la teoría más acogida, sin que existieran pruebas contundentes para que prosperara en los estrados judiciales, hasta que en octubre de 2020 las FARC se atribuyeron el crimen. La familia de Gómez, sin embargo, asegura que la guerrilla intenta encubrir a los verdaderos perpetradores e insiste en que Lopesierra tiene conocimiento sobre lo acontecido ya que declaró, en una ocasión, que otros narcotraficantes le pidieron 500.000 dólares para llevar a cabo el asesinato.
Su captura marcó la caída de su emporio. El 7 de octubre de 2002, en una operación conjunta entre autoridades colombianas y la DEA fueron aprehendidos Lopesierra y 14 personas más. Duró diez meses en la cárcel de Cómbita, Boyacá, hasta que en agosto de 2003 se materializó su solicitud de extradición. Fue condenado a 25 años, pero pagó 18. Mientras estuvo preso en el extranjero, en Colombia se incautó su patrimonio, en el que se identificaron 106 bienes inmuebles avaluados en más de 25.000 millones de pesos (alrededor de 6,2 millones de dólares).
Recuperó su libertad en agosto de 2021 y regresó de inmediato a Colombia. En mayo de 2022, cuando faltaban pocas semanas para las votaciones de la primera vuelta presidencial, asistió a una entrevista en una emisora local e invitó a los habitantes de Maicao a votar por Petro. El hecho pasó inadvertido, pero trascendió un año más tarde luego de que Semana publicara conversaciones de WhatsApp entre Nicolás, el hijo de Petro, y su entonces pareja, Day Vásquez. Allí se mencionaba que Lopesierra entregó 600 millones de pesos a Nicolás para la campaña de su padre. La Fiscalía inició las respectivas investigaciones, pero todavía se desconocen avances.
Pero la polémica no logró afectarle y ahora busca ser alcalde de Maicao. Pese a protagonizar titulares de prensa durante las últimas tres décadas por su accionar ilícito, solo una inhabilidad legal podría entorpecer sus aspiraciones políticas. No es claro aún si la condena y extradición lo dejan fuera del ruedo, pero es probable que continúe con su campaña mientras esa duda no sea dirimida. El hombre Marlboro quiere enfundarse la banda de alcalde.
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