La espiral de subidas del dólar sacude a la economía colombiana

Tras un fugaz período de descenso, la divisa estadounidense repunta hasta rozar los 4.700 pesos y abre interrogantes en torno al manejo de la inflación y el futuro de la inversión extranjera en un país con alto déficit en cuenta corriente

Una mujer compra pescado en el mercado de Riohacha (Colombia).Nicolo Filippo Rosso (Bloomberg)

El peso colombiano sigue inmerso en una montaña rusa cambiaria frente al dólar. Una parte importante de los sobresaltos ya ha sido asociada a diversas presiones en los mercados internacionales, aún desbarajustados tras la pandemia. La otra, cada vez con mayor nitidez, está relacionada con la estricta revisión que hacen los actores del sistema económico mundial de cada movimiento y anuncio del primer Gobierno de izquierda en la historia reciente del país...

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El peso colombiano sigue inmerso en una montaña rusa cambiaria frente al dólar. Una parte importante de los sobresaltos ya ha sido asociada a diversas presiones en los mercados internacionales, aún desbarajustados tras la pandemia. La otra, cada vez con mayor nitidez, está relacionada con la estricta revisión que hacen los actores del sistema económico mundial de cada movimiento y anuncio del primer Gobierno de izquierda en la historia reciente del país. Para dar una idea de la evolución de la divisa colombiana en el último mes, es suficiente señalar que, si para mediados de marzo el dólar se cambiaba a 4.460 pesos, ayer la cotización rozó los 4.700.

Es una depreciación que reviste especial atención tras la salida del ministro José Antonio Ocampo de la cartera de Hacienda, un funcionario muy acreditado y que ejercía de apaciguador de los circuitos económicos mundiales. Hoy es el Banco de la República el que ejerce de equilibrista para amortiguar el impacto de la desaceleración económica al tiempo que gradúa al alza los tipos de interés, hasta el 13% actual, para enfriar el consumo y controlar una inflación que para marzo se ubicaba en un persistente 13,34% anual. José Manuel Restrepo, exministro de Hacienda y hoy rector de la universidad EIA, subraya los rasgos negativos de la depreciación sobre el sector agroindustrial: “Implica un aumento en los precios de los productos, como es el caso de muchos fertilizantes, o insumos. También encarece el precio de la maquinaria”.

El economista Eduardo Sarmiento recuerda que la economía colombiana se ha limitado, a pesar de su importante crecimiento, a funcionar como proveedora de materias: “Nosotros no elaboramos un sinnúmero de productos. Y muchos de los que fabricamos aquí están hechos con partes importadas. Por eso la devaluación del dólar, que es la divisa más importante y la que sirve como referencia a través de la tasa de cambio internacional, causa un gran desajuste en nuestra economía”. No sobra recordar que cerca del 70% de las importaciones que llegan desde Estados Unidos, por ejemplo, son bienes que no se producen en el país.

Y si bien es cierto que la teoría indica que la depreciación del peso beneficia a los exportadores o a los colombianos que reciben remesas desde el exterior, los analistas consultados consideran que se trata de una realidad desventajosa para el conjunto de la economía: “La inflación no se podrá controlar tan fácil en un escenario de devaluación”, opina el analista financiero Andrés Moreno Jaramillo. En la misma línea, el economista principal de Scotiabank Colpatria, Sergio Olarte, reitera que una tercera parte de los alimentos que consumimos son importados: “Nada de esto ayuda a la canasta familiar”. Tampoco a las aerolíneas, como las de bajo costo que operan en el mercado local y sufragan su operación en pesos, pero pagan el arriendo de las aeronaves y el combustible en dólares. “Toda empresa con insumos importados en dólares y todas las empresas que tengan una deuda en dólares” se verán agobiados mientras esta espiral cambiaria se mantenga, argumenta el catedrático de economía de la Universidad de los Andes Marc Hoftetter.

Las devaluaciones tienen efectos distributivos, continúa el académico, “unos ganan, otros pierden. Pero el consumidor promedio sale perjudicado: nuestra canasta básica tiene una buena tajada de productos que es importada y se encarece”. Además, vaticina que podría llevar a que el Banco de la República trate de frenar la inflación con nuevas subidas de los tipos: “En una coyuntura como la actual, indiferentemente de los ganadores sectoriales, el balance de la devaluación es en rojo”.

El exministro Restrepo incide sobre las afectaciones del financiamiento público: “Eleva los costos, y en el fondo el riesgo país porque a través del encarecimiento de la tasa de cambio eleva el endeudamiento externo”. Un dólar al alza golpea el balance de las compañías y del Estado, concluye el analista financiero Felipe Ocampo: “Los colombianos tendremos que pagar más por el consumo y por los préstamos. Y un dólar alto y con tantos movimientos constantes puede tener un efecto adicional sobre el desempleo. Con todo, es más lo que Colombia pierde”.

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