El colombiano Jaime Saade, encarcelado en Brasil a la espera de ser extraditado a su país
La policía brasileña destaca el papel jugado por el padre de la víctima para localizar al asesino, detenido el lunes
El colombiano Jaime Saade, condenado por la violación y asesinato de su amiga y compatriota Nancy Mariana en 1994, pasará la noche de este martes entre rejas en la ciudad brasileña de Belo Horizonte, según ha explicado este martes en rueda de prensa la superintendente de la Policía Federal Tatiana Alves. La víspera Saade fue detenido mientras intentaba ocultarse y evitar ser extraditado a Colombia para cumplir condena tras tres dé...
El colombiano Jaime Saade, condenado por la violación y asesinato de su amiga y compatriota Nancy Mariana en 1994, pasará la noche de este martes entre rejas en la ciudad brasileña de Belo Horizonte, según ha explicado este martes en rueda de prensa la superintendente de la Policía Federal Tatiana Alves. La víspera Saade fue detenido mientras intentaba ocultarse y evitar ser extraditado a Colombia para cumplir condena tras tres décadas de huida.
La jefa policial Alves aseguró este martes que fue pillado por sorpresa: “Estaba volviendo de un supermercado. Su primer instinto fue huir, pero cuando vio el cerco de la Policía Militar se acabó entregando. Estaba solo. No tenía ni idea de que sería abordado”, detalló. Un avión de la Policía Militar lo trasladará hasta Belo Horizonte, al lado de la ciudad donde vivió los últimos años, donde esperará su extradición a Colombia.
La comisaria destacó la importancia de la detención y el rol clave del padre de la víctima, Martín Mestre, para llegar a capturarle. “Son varios años de búsqueda de esa persona y una voluntad del padre de la joven asesinada en Colombia para que sea extraditado y responda por esos crímenes”, celebró. Saade ya está a disposición de la Justicia de Colombia, aunque su extradición, como es habitual en estos casos, dependerá en última instancia del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.
Saade fue localizado el lunes por agentes de policía brasileños en una pensión en las afueras de Maceió, en el estado de Alagoas, a casi 2.000 kilómetros de distancia de Igarapé, la ciudad de las afueras de Belo Horizonte (Minas Gerais) donde vivió en los últimos años con una identidad falsa. Está casado y tiene hijos.
La tranquilidad con la que paseaba por el municipio de Marechal Deodoro, en Alagoas, es la que le acompañó a lo largo de casi tres décadas, tiempo en que se instaló en Brasil y rehizo su vida. Las autoridades brasileñas no han dado apenas detalles sobre su vida en Brasil, aunque sí se sabe que usaba documentos falsos para hacerse pasar por un ciudadano brasileño de nombre Henrique dos Santos Abdala.
El momento para que Saade empiece a cumplir condena está más cerca que nunca, tras numerosos obstáculos en los últimos años. En 1996, cuando ya estaba huido, un juez lo condenó a 27 años de cárcel. Ante la falta de informaciones sobre su paradero, el padre de la víctima contrató detectives, hizo cursos y creó perfiles falsos en las redes sociales para aproximarse a los parientes del asesino y dar con él. Lo consiguió en 2020. En enero de ese año el colombiano fue arrestado en Belo Horizonte, aunque apenas estuvo nueve meses preso. La Justicia brasileña aceptó una petición para revocar la prisión preventiva.
Colombia pidió la extradición, pero el Tribunal Supremo de Brasil falló en contra. Hubo empate entre los jueces (dos de ellos consideraban que el delito ya había prescrito), lo que acabó beneficiando al condenado. Saade volvió a desaparecer. El padre de la víctima no desistió; cambió de abogados y recurrió la decisión de la corte brasileña, y esta vez tuvo más suerte, consiguió la luz verde para que el escurridizo asesino cumpla condena en su Colombia natal.
El crimen ocurrió en Barranquilla la Nochevieja de 1994. Nancy tenía 18 años cuando conoció a Saade, de 41. La relación duró poco tiempo. La joven se despidió del año en casa con sus padres y su hermano, y pasada la medianoche salió para verse con su novio, pero nunca más volvió. Poco después, el padre de la niña se enteró de que estaba hospitalizada por un balazo en la cabeza. Murió ocho días después, tras una lenta agonía que marcó un crimen que conmocionó a Colombia y que ahora está a punto de cerrarse definitivamente.
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