La cara trágica de las redes sociales: una niña de 14 años se suicida en Antioquia por ciberacoso

Las autoridades lanzan una voz de alerta para fortalecer la atención en salud mental e investigan si un segundo suicidio está relacionado con el mismo caso

Una adolescente consulta sus redes sociales en una tableta.Luis Sevillano Arribas

Mientras buena parte del país concentraba su atención en el remezón político que marcó los primeros nueve meses del gobierno de Gustavo Petro, dos familias del municipio de Toledo, un pequeño pueblo de 5.000 habitantes, en el norte de Antioquia, afrontaban el suicidio de dos niñas de 13 y 14 años de edad. Al menos uno de ellos vuelve a exponer el lado más oscuro de las redes sociales: ...

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Mientras buena parte del país concentraba su atención en el remezón político que marcó los primeros nueve meses del gobierno de Gustavo Petro, dos familias del municipio de Toledo, un pequeño pueblo de 5.000 habitantes, en el norte de Antioquia, afrontaban el suicidio de dos niñas de 13 y 14 años de edad. Al menos uno de ellos vuelve a exponer el lado más oscuro de las redes sociales: violación a la intimidad, ciberacoso y riesgos para la salud mental.

La mayor de las dos jóvenes se quitó la vida el pasado lunes 24 de abril en la vereda Barrancas, zona rural del municipio, al parecer, ante la cadena de reacciones que desató la publicación de una fotografía íntima. Las autoridades investigan las circunstancias en las que otra menor se suicidó, con apenas un día de diferencia. Su cuerpo fue hallado en la vereda La Cascarela, ubicada a hora y media de distancia de donde ocurrió el primer caso.

El personero de Toledo, Conrado Antonio Restrepo, se refirió a la relación que tendrían los dos hechos. “Una de ellas, la de 14 años, publicó una foto que por equivocación cayó al whatsapp o celular de la otra, y esta lo compartió abundantemente. Es la información que se tiene. Y posiblemente eso haya detonado los tristes hechos ocurridos”, dijo en el noticiero regional Teleantioquia.

Las menores cursaban séptimo y octavo grado de secundaria, en diferentes sedes rurales de una misma institución educativa. Hasta ahora se desconoce si existía alguna conexión directa entre ambas alumnas. “Se adelantan las investigaciones correspondientes, pues, al parecer, están asociados a un tema de ciberbullying”, declaró el secretario departamental de inclusión social, Pedro Hoyos. Entre tanto, la Secretaría de Gobierno del municipio desmintió versiones sobre el supuesto intento de suicidio de una tercera menor de edad.

En un comunicado oficial, la Gobernación de Antioquia – que activó un plan de urgencia de atención psicosocial a las familias, orientación a padres de familia y acompañamiento a las autoridades locales – recordó que la exposición y divulgación de material con contenido sexual de niños, niñas y adolescentes es un delito, como también lo es el acoso virtual.

La gerente de infancia, adolescencia y juventud de Antioquia, Luz Aída Rendón, señala que el uso indebido de las redes sociales puede tener un impacto nefasto entre los jóvenes y sus familias. “Hace 20 o 30 años sabíamos que nuestros hijos estaban en la esquina y que eso podía ser peligroso. Hoy los podemos tener en el cuarto y no sabemos con quién están hablando o qué están haciendo”, sostiene Rendón, psicóloga especialista en alta gerencia. Según un estudio de la compañía de ciberseguridad Kaspersky, en alianza con la consultora Corpa Market Intelligence, el 40% de los menores de 14 años en Colombia accede a redes sociales sin supervisión de los adultos.

La tecnología puede conectar, pero también levantar muros invisibles que impiden identificar riesgos. “Muchas veces los jóvenes utilizan esas plataformas para violentar a otro, que es donde tenemos el riesgo de ciberbullying. Es clave la sensibilización sobre el buen trato hacia los otros seres humanos, no solo en las redes. Que los padres fortalezcan vínculos para mejorar la comunicación, así como el respeto a la otra persona, la diversidad y la diferencia”, recomienda la psicóloga Anlly Pérez, asesora del programa Salud para el Alma, una iniciativa departamental, orientada al cuidado de la salud mental.

Pérez también sugiere fortalecer los lazos de confianza con los adolescentes para que se puedan desahogar a tiempo. “Es clave el acercamiento de forma empática. Que el primer contacto no sea desde la sanción, el juicio o el señalamiento, sino entender que, si se está abriendo, la respuesta debe ser amorosa, preguntar de dónde viene la información, qué está generando en él o en ella. Si el impacto altera demasiado su salud mental, no dudarlo dos veces y buscar acompañamiento profesional”, subraya.

La tragedia de Toledo recuerda una realidad que pocas veces llama la atención de un país sumergido en los acontecimientos políticos: el suicidio es una de las principales causas de muerte entre los jóvenes en Colombia. Uno de cada 13 fallecimientos en menores de edad está asociado al suicidio, de acuerdo con datos que recoge el Ministerio de Salud y Protección Social.

El gobernador de Antioquia, Anibal Gaviria, quien se desplazó hasta el municipio de Toledo para acompañar a las familias de las dos menores, cuestionó la falta de apoyo a la prevención y el cuidado de la salud mental. “Por situaciones como esta, cada vez nos convencemos más de que no tiene sentido que el Plan Obligatorio de Salud no incluya las atenciones de salud mental. Nos golpea enormemente el tema de la afectación en los menores en aspectos como violencia, droga, suicidios. Por eso he sostenido que el programa de Salud para el Alma no se debe quedar en el nivel departamental”, sostuvo.

La poca importancia que se le da a la salud mental se ve reflejada en las bajas inversiones. En promedio, los países dedican menos del 2% de sus presupuestos de atención de salud a ese componente, según el informe mundial sobre salud mental de la Organización Mundial de la Salud. En Colombia apenas el 1,8% del presupuesto total de la salud está destinado a la atención de la salud mental, por debajo del resto de los países de las Américas.

Rendón, la gerente de infancia y adolescencia, resalta que la atención a la salud mental es más deficiente en zonas rurales, con acceso limitado a los servicios de salud, como donde ocurrió el suicidio de las dos menores. “Fortalecer las redes de atención en salud mental tiene que ser prioritario, como con cualquier otra enfermedad. Hoy pocos conocen cuidados básicos. Si le preguntas a una mamá o un papá cómo actuar, es muy posible que todavía lo desconozcan”, explica.

Luego de la tragedia, las redes sociales del municipio de Toledo han ampliado el despliegue de mensajes de prevención en salud mental. Iniciativas como 1,2,3 por TIC, el programa del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones que promueve el uso seguro y responsable de esas plataformas, también publica recomendaciones dirigidas a los jóvenes y padres de familia. “Si eres de los que piensa que no pasa nada si envías fotos íntimas por Internet, #CuentaHasta3 y aprende a identificar si tú y tus hijos pueden ser víctimas de riesgos digitales como la sextorsión”, dice una de ellos.

Entre tanto, un grupo de especialistas de la Gobernación de Antioquia permanece en el municipio de Toledo, acompañando la implementación de planes de prevención y rutas de atención en entornos escolares, familiares, comunitarios. “No hay un departamento en Colombia que tenga la inversión que nosotros tenemos en ese programa [Salud para el Alma], pero claramente tenemos que hacer más”, reconoce el gobernador Gaviria, una reflexión que bien podría estar dirigida a toda la sociedad.

En este enlace encontrará las líneas de atención en salud mental habilitadas en Colombia.

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